Sakura no podía creer lo que sus ojos le reflejaban, ahí frente a frente se encontraba con una mirada azul que jamás olvidó. Y no porque la haya seducido y gustado, fue por lo contrario.
Solo el verlo le recordó la firma de negocios con Ming, esa intensidad en su mirada, como si pudiera ver su alma y su cuerpo desnudos. El recordar esos momentos abría una brecha en su corazón.
—¿Sakura Kinomoto?—el hombre la miraba de pies a cabeza, era tal como la recordaba, sus ojos verdes brillantes, su cabello castaño claro, pero había algo más en ella que lo hizo fruncir el ceño—.Nunca imaginé encontrarte por acá ¿Me recuerdas cierto?
Si lo recordaba? Desde luego que si, ese día en esa reunión se sintió expuesta, como si fuera una adquisición rara y novedosa que ese hombre miraba maravillado y estudiaba como queriendo develar algo profundo.
—Se-señor Hiraguizawa—no podía ni mantener la voz, sus nervios querían jugarle una mala pasada.
—Y que haces por acá, ¿de vacaciones? O por algún mandado de la empresa Wang.
Sakura al escuchar la empresa Wang una tristeza le atraviesa, el rostro de Ming ese día que la sacó a rastras de la junta le estaba haciendo ver con claridad tanto en ese momento. Cómo fué tan despistada y no haber visto más allá de sus narices.
—Ya no trabajo ahí, señor Hiraguizawa—dijo por fin levantando la mirada.
Eriol se sorprendió pero no lo hizo notar, lo último que supo de esa familia es que ahora el padre de Ming tomaba el control en Tokio y el hijo se dedicaba de lleno en China a todo lo que conlleva el negocio. Además que la esposa lo reclamaba y no estaba dispuesta a vivir en Japón, por el rumor fuerte que se decía de su esposo. Que estaba enamorado de su secretaria.
—No lo sabia, desde que mi hermano y yo firmamos el contrato, solo nuestros representantes se encargan de todo aquello. Pero por favor dime solo Eriol, no quiero formalidades entre nosotros—su sonrisa misteriosa y ladeada le recordó al castaño que conoció esa noche y la pasión tan fuerte que sintió por él.
—De acuerdo...Eriol—sonrió no tan convencida, vio su reloj y era hora de salir de ahí, al parecer no a visto su vientre algo abultado y no quiere que haga hipótesis que no vienen al caso—.Debo irme se...Eriol.
—Te acompaño entonces.
—No es necesario, además estoy cerca—le hizo una reverencia y salió casi corriendo de ahí.
Eriol solo la siguió con la mirada, hasta que cruzo todo el parque, su sonrisa misteriosa dibuja su rostro y muchas cosas vinieron a su mente.
—Tu no te diste cuenta que solo con verte saque el resultado de que estás embarazada querida Sakura, ahora me preguntó ¿Será Wang el padre?¿Por eso su padre te sacó de la empresa? Un hijo bastardo no les conviene a esa pareja de carroñeros—.Eriol se cruzó de brazos ese día en la reunión su intuición no le falló.
Ming Wang estaba locamente enamorado de su secretaria y no lo culpaba, Sakura Kinomoto es la belleza de mujer personificada.
Pero lamentablemente llegó en un momento dónde Ming estaba ya con su vida y futuro resueltos.
Estará solo por un par de días en Tomoeda, verá a una persona y regresará a Inglaterra pero, el asunto Sakura Kinomoto lo tiene muy inquieto y con mucha curiosidad.
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—¡Si me lo permite necesito un baño urgente!—el recepcionista del hotel le indico a la persona que pedía desesperado un baño que había uno al lado de la entrada.
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𝙐𝙣 𝙍𝙚𝙜𝙖𝙡𝙤 𝙙𝙚 𝘼𝙢𝙤𝙧
RandomSakura, una bella mujer de 22 años con un buen empleo de secretaria en una empresa de renombre, tendrá que sobrevivir una dura prueba. Una noche de tragos y escesos, se volverá envuelta en un momento de pasión y deseo con un empresario de origen chi...