one shots erasermic

mañanas

Viendo una película.

Se me antojó meter lo de los gatos híbridos y todas esas cosas que no se como se llaman exactamente.

Tengo ganas de hacer algo un poco más Fluff porque el pasado estuvo intenso.

Pov su señoría.

El rubio estaba tirado en su sillón acariciando detrás de las orejitas de su gato gris llamado Shota. El gato era algo...extraño. le gustaba hacer cosas de gatos pero también tenía pequeñas mañanas. Como que le gustaba y le ponía atención a la televisión y también cuando el rubio jugaba videojuegos.

También era un gato territorial y algo celoso. Odiaba que Toshinori y nemuri estuvieran en casa y se ponía arisco y grosero con todos excepto con su dueño, hizashi.

Había estado siendo dueño de aquel gato arisco por un buen rato ya. Tal vez 3 o casi 4 años.

Y en esos años nunca le había tocado ver a su gato en celo. Hay si supiera.

El rubio despertó con frío.
Su gato no estaba acostado entre sus brazos buscando calor, lo cual era extraño ya que su gato siempre estaba entre sus brazos por la mañana.

-Shota?-

Escucho un ruido en la sala y se levanto dle la cama para ir a checar que sucedía.

Esperaba encontrarse a su gato jugando con alguna cortina. Pero se encontró a un chico, bajito, con el cabello negro y amarañado. Pero no solo eso. Tenia una cola y 2 orejitas iguales a las que tenía shota.

Oh pequeño detalle. El chico también estaba desnudo.

-Mierda! Quien eres? Y que haces desnudo en mi departamento?-
-Soy yo....shota-

Al parecer su gato era un humano. Y por alguna razón a hizashi no le costó entenderlo, bueno, si le costó entenderlo pero creía que era realidad.

-Okey...eh...espera-

El más alto, aún algo dormido y un poco confundido, fue a su recámara y buscó unos pantalones cómodos y una playera para darle a el minino? A el humano? Lo que sea.
También saco un boxer de aquel paquete que le había regalado su madre hace meses y nunca había abierto.

-Eh toma. Ponte lo-

El azabache empezó a ponerse la ropa mientras el rubio iba a el baño a lavar su cara esperando que despertaría en cualquier momento. No fue así.

-Eh...hizashi?-

Dios. Su voz era tan bonita.

-Si?-
-No...no cabe mi cola-

El azabache tenía un poco cara de apático. Perp al mismo tiempo se veía adorable con aquel sonrojo en sus mejillas.

-Eh, déjame veo que puedo hacer al respecto-

El azabache le tendió los pantalones y su ropa interior.

El rubio se abstuvo a ver a el gato y tomo unas tijeras para hacer un agujero en una pequeña parte entre el trasero y la espalda baja.

Le tendió la ropa interior. El chico se la puso e inmediato se metió entre las sábanas de la cama de el rubio, para el no era extraño estas haciendo eso pues en su forma de gato siempre lo hacía y el rubio en cuanto le abrazaba y daba mimos. Hacia frio y se sentía mal. El quería mimos.

Esta es la cosa. Los gatos machos al entrar en celo son algo nerviosos. Suelen ser agresivos con gente y gatos que no conocen, pierden peso y si están solos suelen merodear.

Pero shota no estaba solo. Tenia un compañero rubio que desde hace tiempo que siempre lo mimaba y le daba cariño, por lo cual el suponía que su celo seria sencillo. Pequeño detalle, el nunca le había mostrado su forma humana a su dueño. No creyó que cambiaría las cosas.

-Tienes frío?-
-Si-
-Quieres comer algo?-
-No tengo hambre-
-Pero no has comido nada desde ayer en la mañana-
-No tengo hambre cuando estoy en celo-
-Oh-

Eso explica muchas cosas.

Le dio el pantalón y el chico se lo puso para volver a acostarse en la cama entre sábanas desatendidas impregnadas con el aroma de su humano.

-Te sientes mal?-
-Inquieto-

El rubio supuso que darle cariño a su gato era darle cariño a su gato. No importaba como se viera, además, el chico era precioso.

Se acostó en la cama y empezó a acariciar el cabello azabache, al igual que acarició detrás de las grises y suaves orejas, ganándose un suave ronroneo de el humano/gato.

La suave cola de el azabache se enrollo en la pierna de el rubio obligándole que acercarse un poco más.

Al paso de los minutos el gatito se quedó dormido abrazado a el pecho de el humano. No era extraño. Llevaban haciendo eso por 3 años. Se sentía bien. Correcto.

El rubio prendió la televisión mientras sentía la lenta y pausada respiración de el chico contrario.

-Me gusta el sonido de la tele-
-Si?-

El chico/gato abrió un poco sus ojos para ver la televisión. Desde que era un cachorro aquella pantalla llena de imágenes e historia. 

La mano de el rubio acariciaba el cabello azabache y ambos veían una película a la que realmente no le estaban prestando atención.

Aquella mañana cambió muchas cosas. Sus vidas por ejemplo, ahora las mañanas eran diferentes. Eran mejores.

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No quedo muy largo pero me gustó. Esta algo tarde pues ya son la 1:23. Pero pues no pasa nada