Capítulo 17

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Anastasia sintió como unos brazos la rodeaban. No hizo falta que alzara la vista para saber que se trataba de Christian. Tembló contra su piel. Sabía que él se estaba mojando con ella, hasta que paró el agua.

-¿Estás bien? -. Un silencioso 'si' salió de los dulces labios de Anastasia. Christian no pudo hacer más que tomar su cara entre sus manos y besarlos, tan tiernamente, como solo él sabía hacerlo, para calmarla. Christian se separó un poco de ella.

-Estás mojado. -murmuró, sonriendo un poco. Christian le sonrió de vuelta. ¿Por qué ya no era aquella persona fría que ella conocía? ¿Por qué al menos con ella no? Anastasia fijó su vista en su cuerpo. Estaba manchado de sangre. Las lágrimas volvieron a sus ojos.

-No te preocupes, no hay nada mío aquí. -mintió. Pues claro estaba que él había recibido también. Anastasia suspiró. Cuando se escuchó un gemido proveniente de la sala. Eliott ...

-Mierda -Christian se levantó de golpe y fue hacía el salón. Anastasia enroscó una toalla en su cuerpo y salió pisándole los talones a Christian. -Quédate en mi habitación, enciérrate allí, y no salgas. -le dio un beso en la frente. -Ahora vuelvo, amor. -frotó sus brazos con una suave fricción y dio un pequeño empujón a Anastasia para que se dirigiera hacia su habitación. Aunque fuera imposible, Anastasia le hizo caso, aunque la preocupación no se iba de su mente, de su cuerpo. Se acurrucó, cogiéndose de las piernas, en la cama matrimonial. Nunca había entrado en la habitación de Christian. Era una habitación hermosa, las entonaciones blancas, negras y granates eran las que predominaban. Había un pequeño despacho, un armario grande. Las paredes eran adornadas con papel de un color beige, mientras el suelo era cubierto por parquet de madera marrón y una moqueta granate. La mesita de noche, en frente de ella, le llamó la atención. La curiosidad mató al gato, pero ... había algo que la incomodaba mucho más. Se levantó y se fue otra vez al salón.

-Cuidado Christian ... -masculló Eliott tirado a un lado, cogiéndose el brazo -Esta por aquí ... es ... es peligroso.

-Cállate, ahora me las arreglaré. -ató el cinturón alrededor del brazo de Eliott para detener la hemorragia. -No te muevas. -Christian se levantó, desde detrás del sofá, donde se encontraron Eliott. Parecía imposible, pero la casa no estaba hecha una mierda, como pasaba casi siempre.

-¡Chris! -exclamó Eliott. -¡Cuidado!

Cuando se dio cuenta de que la bomba había caído a centímetros de sus pies, ya fue demasiado tarde. Pequeña, pero no dejaba de ser una explosión. El cuerpo de Christian cayó, contra una de las paredes laterales. Se quejó, no podía levantarse. En un segundo lo he dejado hecho polvo. Intentó tomar la Goncz Hi Tec que le había prestado a Eliott, la cual se mantuvo ahora a unos centímetros de donde él se pudo. Pero le pisaron la mano. Dolor. Mucho dolor, eso era lo único que sintió ahora mismo Christian. Iba a dar la vida por Anastasia si hacía falta. Pero sabia que Eliott no podía hacer nada con el brazo así y una costilla rota, y él ... estaba hecho una mierda. En ese momento el hombre que estaba a punto de atravesar el cráneo de Christian, abrió los ojos a través de las pasamontañas. Christian se extrañó. ¿Estaba alucinando? Ese hombre voló en mil pedazos. Christian cerró los ojos sintiendo como la sangre de ese hombre lo salpicaba. Luego volvió a abrirlos. Vio a Anastasia a unos metros de él. Tenía los ojos, de nuevo, inundados en lágrimas. Eliott y Christian la miraban estupefactos. Anastasia se tiro el pelo hacia atrás, la gran arma de explosivos yacía a su lado y dejó que las lágrimas cayeran, en pequeñas gotas repartidas por sus mejillas.

-Eso, pasa por no hacerte caso y ... por dejar la puerta ... de tu galería ... abierta -murmuró mirando el arma que ella misma había usado, aún sin saber como. -No vuelvas a decirme que me quede en tu puta habitación cuando estás dando la vida por mi.

Eliott se levantó como apenas pudo y se acercó a Anastasia.

-Eres la mujer más valiente que he visto en mi vida -Anastasia lo miró, sintiéndose halagada. -Envuelta en una simple toalla de baño, descalza, medio mojada y con una bazooka de explosivos en la mano. Estoy orgulloso de ti -la abrazó y besó su frente. -Gracias -ella sorbo su nariz e intento desaparecer las lágrimas. Demasiadas cosas en tan solo un par de semanas. Demasiadas emociones en poco tiempo. Pero el suficiente para que su corazón volviera a tener esperanzas de amor. Miró el tocado brazo de Eliott.

-Tenemos que hacerte algo, mira esto...-dijo pasando la yema de los dedos por los alrededores.

-Christian me dará unas puntadas luego -sonrió. -Si tu vieras...tengo cicatrices por todo el cuerpo, una más no hará daño. Y por lo de la costilla...

-¿¡También te has roto una costilla!? -Anastasia parecía preocupada. Christian no podía moverse. Le dolía todo el cuerpo. Sonrió al ver que Anastasia estaba bien. Aunque no podía centrarse en la conversación de ellos dos, pronto habría tiempo para hablar con ella. Sus ojos tuvieron un reflejo. Miró hacia el lado, donde estaba el tocador de la entrada. Le hubiera sorprendido menos ver a Marilyn Monroe allí sentada. Se puso hasta pálido. Ella yacía allí, inocente, sonriendo. Con su preciosa melena castaña que le caía por encima de los hombros, con las pecas que Christian tanto había besado, salpicándole parte de la cara, del cuello y los hombros descubiertos. Y con esos...ojos azules que tantas veces se les había quedado mirando, enamorado. O al menos eso creía. Cuando Leila se encontraba entre sus brazos. No dijo nada, ni él tampoco. Simplemente desapareció por la puerta, tal y como había entrado, sin que nadie se percatara de que ella...estaba allí.

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