Capítulo 19

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Giró para irse de nuevo. Pero Christian la tomó del brazo, cerró la puerta y la apoyó contra su cuerpo, entre él y la madera maciza de esta. Acarició su mejilla. Y sobraron las palabras. Christian empezó a comerle -literalmente- la boca, desesperadamente. No había luz, apenas, sólo por un par de agujeros que la persiana dejaba entrar. Anastasia rodeó su cintura con sus brazos. Christian la abrazó. Ella apoyó su cabeza contra su hombro y empezó a llorar de nuevo.
—No vuelvas a decir eso, no vuelvas a insultarte.—dijo contra su cuello.—tu eres lo más perfecto que mis ojos han visto jamás, y yo...
—¿Tú?—murmuró Anastasia, separándose y mirándolo. Sus pupilas se habían acostumbrado a la oscuridad, y podía distinguir la figura de Christian y viceversa.
—Te amo, dios, te amo más que a nadie en este jodido mundo.— volvió a besarla. Y en ese instante nada importó. Solo ella, Anastasia, que estaba en sus brazos, que la quería, que la amaba, y se lo quería demostrar de todas las maneras posibles. No la dejaría marchar, no, porque sabía, ahora lo veía claro, no tenia dudas de que su corazón la había estado esperando a ella, y solo a ella...Anastasia, que había llamado su atención desde el primer momento en que Snade le había mostrado aquella sencilla foto. Ahora solo tenía ojos para ella, su corazón solo latía por ella, su respiración solo se agitaba por ella. Se había olvidado de todo... hasta de Sasha. La desnudó. Sin dejar de besarla, la tumbó en la cama. Ella le apartó su camisa y su pantalón de pijama. Tuvo en placer de contemplar el hermoso cuerpo de Christian. Era completamente perfecto. Christian sonrió y volvió a besarla, colocándose entre sus piernas. La acarició toda...toda suya. Sus pezones ya estaban erguidos, y su sexo ya estaba mojado, invitándolo a entrar. Quería hacerla suya...dios...no deseaba nada más en esos momentos. Mordisqueó el cuello de Anastasia haciendo que ella alzara las caderas. Christian buscó un preservativo, no aguantaba más sin poseer el cuerpo de aquella provocativa mujer.

—No,—Anastasia lo detuvo.—tomo la pastilla.—rodeó su espalda con sus brazos y lo acercó mas a ella.—Quiero sentirte, completamente...sin barreras de látex de por medio.
Christian gimió escuchando sus palabras. ¿Hacerlo sin preservativo? ¿Sin nada de por medio? Sentirla a ella, a su interior, sin algo que lo impidiera. Era la mejor propuesta que le habían hecho.
—¿Estás preparada para mi?—murmuró Christian besándole la frente. Anastasia asintió. Si hablaba se pondría a llorar. Apoyó la cabeza en el hombro de Christian y lo besó. Sintió como él empezaba a abrirse dentro de su propio cuerpo. Christian no pudo evitar gemir al entrar en ella, pero algo lo detuvo. El corazón le latió fuerte. Ahora lo entendía todo, ahora entendía porque Anastasia no había querido tener sexo con él, ahora...encajaban las piezas del puzzle perfectamente. La miró, conmocionado. Ella tenía los ojos inundados en lágrimas. Aquel día la había visto llorar demasiado, y eso le dolía. Otra muestra de que lo que había allí, de lo que sentía, era mucho más que simple afecto. Anastasia abrió la boca para decir algo. Quizás otro "Te amo".
—No me dejes—murmuró, abrazándolo por la espalda, aún más fuerte. Christian le apartó un mechón de la cara y se lo colocó detrás de la oreja. La miró, con los ojos humedecidos.
—¿Por qué te iría a dejar? Si eres lo más lindo que me ha pasado y que he vivido nunca...
Christian se tumbó detrás de Anastasia, abrazándola. Le beso el cuello, el hombro. Ella sonreía. Los tapó con las sabanas, a los dos.
—¿Te ha dolido mucho?—murmuró en su oído.
—¿Te soy sincera?—se giró y apoyo su cabeza en el pecho de Christian, quien le acaricio el cabello.—La verdad es que, empezar con una cosa como la tuya...duele bastante.
Christian se rio, seguido de Anastasia.
—Lo siento.
—No pidas disculpas. Tendrás que compensarme. —se sentó encima de él. Y lo besó. Pasando los dedos entre los adorables cabellos de Christian.
—Eso ni lo dudes...—la acercó más contra su abdomen.—No has llegado...—murmuró, entristecido.
—La primera vez no se acostumbra a tener orgasmos...—Anastasia tomó la cabeza de Christian y la apoyó contra su pecho.
—Pero yo no quería que te doliera...
—Lo se...has sido muy...cariñoso—besó su cabeza.—Al menos tú si llegaste...
—Intenté que no.—Anastasia se rio.
—¿Por qué?
—Me parece feo hacerlo antes que tú, o aún peor...que tu no lo hayas hecho.
—Bueno, estos días me has hecho correrme de lo lindo, así que estamos a mano.
—No es lo mismo.
Anastasia se tumbó encima de Christian. Entre cerró los ojos. A pesar de la conversación, ella estaba feliz. Ya no era virgen, y el hombre que se la había arrebatado, había sido él, Christian.
—¿Por qué me dijiste que no te dejara?—dijo Christian apartándole el cabello.
—Porque...—Anastasia bostezó—Con mi último novio lo estuve apuntó de hacer...y él...cuando supo que era virgen, se fue. No volvió a llamarme...no volví a saber de él. Se veía que buscaba una mujer con más experiencia.
—Pues, no sabe la joya que se ha perdido—sonrió, sin dejar de acariciar a Anastasia. Nunca había sido un hombre romántico, ni cursi...pero eso era...hermoso. Estar así, hablando con la mujer que más amaba, con la mujer, a la que había hecho, ahora si, completamente suya, suya para siempre.

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