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ninguna de las dos habló en el camino hasta la casa, mire de reojo a angie y sus manos todavía sangraban, tenia raspada toda su puerta y brazos, verla así me partía el corazón a mil.

una vez que llegamos, baje del auto y angie tardo en salir, miré en donde ella estaba y le hice una seña para que bajara.

no lo pienses tanto angie por favor, supliqué en mi interior.

agarre su mano e intentó soltarme pero se lo negué, se que le incomodaba que su sangre estuviera en mis manos y me manchara, pero realmente no me importa.

caminamos hasta la casa y subimos, escuchaba los quejidos de angie, sé que le duele todo el cuerpo, fue una pelea bastante dura, y aparte todos los golpes que dio, me resulta raro que no se haya roto los dedos.

una vez que llegamos, angie busco la llave que estaba escondida en una maseta, y cuando abrió la puerta, la casa estaba en un completo desastre.

estaba todo tirado, habia botellas de alcohol, cigarrillos, el lugar estaba como su corazón, roto y hecho mierda.

era muy diferente, la primera vez que vine estaba hermoso, ahora solo veo cosas tiradas y siento el olor a vodka puro entrar por mis narices.

— lo siento -habló angie, sabía que se estaba disculpando por el desastre.-

— no pasa nada -dije entrando- veni vamos a curarte -hable tomando su mano y fuimos hasta el baño-

agarre un pequeño botiquín que tenia angie, tenia todo lo que necesitaba para desinfectar las heridas, me duele saber que esto es una rutina para ella.

empece a curarla y se quejaba, tenia sus ojos con lagrimas, se que las estaba conteniendo.

— podes llorar cuando quieras -le dije con voz dulce-

y ahi fue cuando angie cayó,  sus lagrimas caían como si fueran una corriente de mar, por instinto, rodee su cintura y la abrace, ella se apoyo en mi pecho y sollozaba.  Empecé a acariciarle la espalda y a hacerle mimos en su pelo, quería que se tranquilizara, verla de esta forma me rompía el corazón.

— lo odio -hablo contra mi pecho aun llorando-

— tranquila cariño -hablé, siempre intento ser suave con ella, para que sepa que conmigo esta a salvo-

— odio a federico, odio a mi padre, odio la plata de su familia -empezo a decir y se soltó de mi agarre-

se dirigio de nuevo al living y empezo a revelear todo otro vez.

esta es su forma de descargarse, pero no es muy buena. Golpeó fuerte la pared y yo corri hasta ella, intentando que frene.

— angie basta -hablé y tome sus manos- no te hagas más daño -le dije mirandola con suplica-

tenia sus ojos rojos con furia, pero muy dentro de ella podia ver la tristeza.

— es mejor que te vayas -habló-

— no. -respondi firme-

— no quiero lastimarte -me respondio-

sé a lo que se refiere, se que en cualquier momento me va a decir algo sobre mi padre, pero así es ella, busca sacar su dolor buscando el dolor de los demás. Y hoy, no voy a permitir que se derrumbe sola.

— no lo vas hacer -le dije-

—¿como podes confiar en mi? -preguntó con un hilo en su voz-

— porque te conozco -le dije con una sonrisa, todavía tenia mis manos con las suyas, acariciándolas-

— no, no lo haces, nadie me conoce -me dijo-

— entonces permitime que lo haga -le dije-

angie ante esto se quedó mirandome, fijo.

— vas a salir corriendo cuando conozcas mis demonios -me respondio-

— podrían ser amigos de los mios -le dije-

y no aguanté más, la besé. 

abrazo mi cintura y yo rodee mis brazos al rededor de su nuca, era un beso lleno de pasión, amor, deseo, tristeza, enojo, estaba todo conectado. 

su labio partido se hacía presente ya que a veces sentía un poquito de sabor a sangre. Pero no me importaba, realmente no me importaba una mierda.

empezamos a caminar mientras nos besabamos, la estaba llevando a un lugar hermoso: su cama.

una vez que llegamos, ella se tiro despacio y agarro mi cintura y las dos caímos en su cama, yo estaba arriba  de ella.

su beso era mi cura.

y espero ser yo también  la cura para ella.

"next to me" - brangie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora