Se decía que los omega masculinos se habían extinto. Un chico que estando consciente de ser el último omega masculino, al menos en su país, mantuvo en secreto lo mejor que pudo su verdadera identidad, hasta que un día sucumbiría a sus carnales deseo...
Park Ji Min solía recordar de vez en cuando, en sus ratos libres la tarde en que recibió la prueba de ADN que le indicaría su género a los diez años, convencido internamente que sería un gran alfa, pero al leer los resultados no pudo sentir más que decepción y confusión, encontrándose con que era un pequeño y preciado omega masculino. Hasta sus veintitrés años no entendía del todo bien cómo era posible que un hombre fuera omega, que pudiera concebir y llevar un hijo en su vientre, rehusándose a aceptar su verdadera naturaleza y luchando contra sus irrefrenables instintos cada vez que su cuerpo se sentía tan caliente que creía que moriría; aunque recibió una educación especial con respecto a su cuerpo, la idea de ser una hembra no lograba encajar del todo en su cabeza, más que nada cuando veía a aquel alfa que hacía que su lado animal aullara llamando y gimiendo por ese hombre que, aunque no quisiera, lo volvía loco. Y allí se encontraba, sentado a una prudente distancia del comedor, donde veía a Min Yoon Gi almorzar con sus padres, sin atreverse a estar junto a ellos para evitar dejarse llevar por el aroma de las feromonas de alfa y que descubrieran finalmente aquel secreto que con tanto esfuerzo guardaba.
- Jimin ¿qué haces allí? –dijo la madre.- ven aquí, come con nosotros.
Aclarando un poco su garganta, Ji Min acomodó sus anteojos y negó severamente con su cabeza, para así mirar a la amable mujer con una cálida sonrisa.
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- Estoy bien aquí, ama. –dijo el menor.-
- Tonterías, eres como de la familia, puedes venir a comer con nosotros. –insistió el padre.-
Dispuesto a soltar un corto suspiro de resignación y levantarse, llevó su mirada a la omega sentada frente a Yoon Gi.
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- Madre, mira éste vestido. ¿no está hermoso? –dijo ella.-
Estiró su brazo hacia la mayor, quien sonrió al ver la imagen en el celular, asintiendo con su cabeza.
- Por supuesto, serás la novia más hermosa. –dijo la madre.- estoy tan feliz de que nuestro se vaya a casar con una omega como tú.
- Oh, madre, yo estoy feliz de poder pertenecer a su familia.
