XII. Noche de luna llena.

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Una brillante luna llena iluminaba el cielo lleno de estrellas cuando Yoon Gi y Ji Min subieron al auto para dirigirse a la mansión de una de las amistades más cercanas del mayor, iban con el chofer, así que solo tuvo que detenerse en la entrada de aquella enorme casa.

Una brillante luna llena iluminaba el cielo lleno de estrellas cuando Yoon Gi y Ji Min subieron al auto para dirigirse a la mansión de una de las amistades más cercanas del mayor, iban con el chofer, así que solo tuvo que detenerse en la entrada d...

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Yoon Gi tomó una caja negra y abriéndola dejó ver un par de antifaces, los cuales se colocaron antes de salir.

Yoon Gi tomó una caja negra y abriéndola dejó ver un par de antifaces, los cuales se colocaron antes de salir

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- Estoy nervioso. –susurró el menor.-

- Está bien, no tienes nada de qué preocuparte, solo es una fiesta.

Salieron del auto cuando el chofer les abrió la puerta y Ji Min rápidamente se enganchó al brazo de Yoon Gi para adentrarse al lugar lleno de personas, donde la música brindaba un ambiente hospitalario y sus anfitriones hacían lo posible por mantenerlo interesante. Caminaron entre todos, saludando a algunas personas; algunos pensaron que la acompañante de Min Yoon Gi era su prometida, mientras que otros que la conocían mejor notaron enseguida que no se trataba de ella, sin embargo, no decían ni preguntaban nada, puesto que era normal que un alfa tuviera más de una pareja, aunque, claro, todos la saludaban como si la conociesen de toda su vida.

- ¡Yoongi! –exclamó una mujer.-

El rubio caminó acercándose a la pareja, eran los anfitriones de la fiesta; la mujer omega, esa alta, de castaños cabellos ondulados y ojos color café, unos labios gruesos y rosados que te incitaban a besarlos hasta saciar tu sed, pechos tan pequeños que tenía que ponerle relleno al sostén que usaba bajo su vestido, una cintura casi tan estrecha como la de Ji Min, sin embargo, más ancha, sus caderas le daban la forma ideal de una mujer delgada, de flacas piernas y glúteos no muy grandes, aunque redondos, sonreía, estrechando entre sus brazos al rubio.

El rubio caminó acercándose a la pareja, eran los anfitriones de la fiesta; la mujer omega, esa alta, de castaños cabellos ondulados y ojos color café, unos labios gruesos y rosados que te incitaban a besarlos hasta saciar tu sed, pechos tan peque...

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Amantes predestinados || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora