II. El amante del joven amo.

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Antes de que pudiera notarlo, Ji Min estaba bañado, pero en sudor y fluidos que lubricaban su parte trasera y su pequeño miembro erecto, que comenzaba a doler, haciéndolo gemir, sintiendo como si su sangre estuviese hirviendo en la más caliente hoguera, no le dio tiempo de vestirse y se olvidó de pasarle seguro a la puerta, tan solo se dejó caer en la cama, retorciéndose de dolor, con una fiebre tan alta como la intensidad con la que enviaba feromonas por toda la casa.

- Esto... es malo. –susurró para sí mismo.- mierda... estúpido cuerpo... estúpido omega...

Del otro lado de la puerta, sin pensarlo dos veces un intrigado alfa se adentró al umbral, haciendo que las feromonas que se habían acumulado allí lo golpearan ferozmente, saliendo de la recámara mientras él quedaba estático ante la imagen del chico pelirrojo retorciéndose sobre la cama, con un pequeño bulto apenas notorio en la toalla blanca amarrada a sus caderas, entonces pudo comprenderlo todo, la razón por la que de repente se sintió tan atraído hacia aquel omega que lo llamaba con tanta intensidad, aunque asombrado ya que no imaginó nunca que se trataba de él.

- Un... omega masculino... -murmuró, asombrado.- mi pareja destinada es... ¿un hombre?

Para un omega y un alfa era fácil identificar a su pareja predestinada, su alma gemela, su verdadero amor, lo sabían al momento de verse a los ojos y sentir ese revoloteo en su pecho tan solo con el aroma del otro, además de que sus instintos les decían cuando se habían encontrado, en el caso de que llegaran a encontrarse.

Con el pecho frío de pavor, Ji Min llevó bruscamente su mirada a la puerta, sintiendo una fuerte punzada en su entrepierna al ver al alfa que deseaba que lo tomara, gimiendo por su fría y atónita mirada que lo hacía sentir intimidado.

- Por favor... por favor... vete... -dijo en un susurro apenas entendible.-

- ¿de verdad eso es lo que quieres? –dijo el mayor.-

Cerró la puerta y pasó el seguro para no ser molestado, aproximándose después a la cama donde su omega lo esperaba.

- ¿cómo te atreves a ocultarte de esta manera? –mantuvo su expresión seria.- no voy a perdonártelo fácilmente.

El cuerpo de Ji Min se estremecía ante aquella fría e intensa mirada, no podía seguir luchando contra sus instintos, mucho menos en esa situación, donde sí se rehusaba, su omega tomaría el control de su cuerpo.

- ¿tú lo sabías? –dijo Yoongi.- ¿lo supiste todo éste tiempo?

- No... no entiendo de qué hablas... -susurró el menor.-

Se subió sobre el cuerpo indefenso del omega, acorralándolo con sus brazos, dejando salir sus feromonas para marcar su territorio, su propiedad y al escucharlo gemir nuevamente pudo sentir por fin el bulto de su entrepierna, retirando la toalla para admirar la desnudez de su compañero, sin salir de su asombro por su aspecto masculino y femenino a la vez.

- ¿cómo es que un hombre puede ser tan sensual? –murmuró.- ¿cómo es que puedes tener un cuerpo así?

Llevó su mano al rostro del menor, tomándolo para que lo mirara a los ojos, haciéndolo estremecer cada vez más, mientras intentaba cruzar sus piernas, sin poder ocultar su pequeña erección igual de mojada que su parte trasera.

- No puedo creer que me haya estado perdiendo de estas curvas tan sexys. –susurró roncamente.- debería castigarte por tu osadía.

A Ji Min no le dio tiempo de responder, puesto que en menos de lo que canta un gallo Yoon Gi se encontraba besándolo y sin pensarlo dos veces gimió, rodeando con sus brazos el cuello del alfa, jadeando entre el húmedo beso lleno de pasión y deseo de parte de ambos, solo dejándose llevar por la lujuria, sus lenguas jugaban mientras las manos del alfa se paseaban por el delicado y suave cuerpo de su compañero, gruñendo levemente, mordiendo el labio inferior del mismo, ansioso por poseer aquel cuerpo tan sensual, un deseo tan intenso que incluso le sorprendía.

Amantes predestinados || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora