XVII. Batallas perdidas.

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Durante varios días Ji Min buscó e intentó crear pacientemente un momento para decirle a Yoon Gi toda la verdad sobre lo que ahora ignoraba, pero Hyu-Na no lo dejaba solo ni por un momento, algo que debería ser sofocante para el rubio, pero él parecía estar tranquilo, nada le afligía, no tenía cargos de conciencia de ningún tipo, puesto que no tenía recuerdos de los hijos no nacidos que llevaban su sangre, ni del omega pelirrojo que había marcado como suyo.

Ji Min poco a poco iba cayendo cada vez más profundo en el pozo de la perdición, deprimido por su desdicha y por la impotencia de no poder actuar como quería, si se atrevía a tocarle un pelo a esa mujer impostora que le robó su felicidad, sabía que en su estado estaba vulnerable, no quería que ella tomara represalias contra los bebés en su vientre, no le temía a ella, solo temía por la vida de sus hijos.

Todos se preparaban para la cena familiar que harían para celebrar el cumpleaños de Jae Won y aunque querían hacer una fiesta, él se rehusó sin decir motivos; Hyu-Na se encontraba arreglándose en la habitación y Yoon Gi estaba sentado en la sala, leyendo un libro pequeño, era ese momento el perfecto para acercarse, así que sin esperar más, Ji Min fue hasta él y se sentó a su lado, él, al sentir la compañía del pelirrojo volteó a verlo.

- ¿se te ofrece algo? –dijo Yoon Gi.-

- Yo... tengo algo que decirte. –dijo Ji Min.-

- ¿qué es?

- Bueno... verás, estás siendo manipulado por esa mujer. –dijo el menor.- no sé qué fue lo que hizo, pero provocó que te olvidaras de mi...

- ¿olvidarme de ti? –alzó una ceja.- si te recuerdo.

Ji Min se sorprendió, entonces su confusión inicial aumentó.

- ¿lo haces?

- Sí, eres Park Jimin, el asistente de la familia desde hace cinco años ¿no? –dijo Yoon Gi.-

- Ah... si... -suspiró.- hay algo más, algo que no recuerdas, pero esta marca en mi cuello...

Llevó su mano al lugar donde él lo había mordido y luego la otra a su panza redonda.

- Y estos cachorros... -mordió levemente su labio inferior.- son tuyos, joven amo... tú y yo estábamos juntos antes de que te fueras a ese viaje de negocios. No sé qué fue lo que pasó allí, pero me olvidaste, te olvidaste de todo lo nuestro...

Yoon Gi escuchó atento todo lo que decía, pero solo podía verlo con confusión, encarnando una ceja mientras intentaba recordar en qué momento tuvo sexo con Ji Min para que dijera que esos cachorros eran suyos, pero no encontró nada, no recordaba siquiera haberlo besado antes o haberle hablado de amor, mucho menos haberlo marcado, así que supuso que le estaba tomando el pelo y eso le molestó.

- ¿estás loco? –dijo frunciendo el ceño.- yo nunca me he acostado contigo, si buscas un padre para tus cachorros, búscalo en otra parte.

Se levantó y salió de allí, bufando un poco, pensando en la burla del omega que decía ser suyo, pero mientras no hubiesen pruebas que lo demostraran o recuerdos en su memoria, no le creería; desde la escalera Hyu-Na veía al atónito Ji Min en el sofá, con una ladina sonrisa diabólica se acercó a él y lo tomó del cabello de la parte de atrás de su cabeza, tirando de él con fuerza.

- ¿no harás caso a mis advertencias? –susurró.- ¿sabes qué? Esta te la voy a dejar pasar, solo porque mi esposo te acaba de romper todas y cada una de las ilusiones que conservabas, ahora que sabes que es inútil que le hagas ver la verdad, ríndete si no quieres sufrir mi ira.

Amantes predestinados || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora