Se decía que los omega masculinos se habían extinto. Un chico que estando consciente de ser el último omega masculino, al menos en su país, mantuvo en secreto lo mejor que pudo su verdadera identidad, hasta que un día sucumbiría a sus carnales deseo...
Mientras comía un poco junto a Jae Won e intentaba aplacar sus nervios prematuros a la llegada de sus patrones, Ji Min esperaba con ansias la llamada de Yoon Gi para informarle lo que ya sabía.
- Ya debería haber llegado. –dijo Jae Won.- ¿no crees?
- No me preocupes más, joven amo. –Ji Min soltó un suspiro.-
Cansado de esperar, tomó su celular, pero justo antes de marcar, recibió una llamada y al instante contestó, escuchando la voz de su amado alfa.
- Jimin, ocurrió algo que no esperaba. –dijo el mayor.- yo estoy bien, llegué hace pocos minutos y ya me instalé en el hotel, pero escucha, hay algo que tienes que saber.
- Tus, tus padres vendrán mañana, amo. –dijo el menor.-
- ¿ya lo sabías? ¿cómo te enteraste?
- El joven amo Jaewon vino a decírmelo. –se apoyó en la mesa.- ¿qué voy a hacer? ¿qué debería decirles? Amo, por favor regresa.
- No puedo regresar, Jimin, lo siento. –suspiró.- no quiero que les digas nada si yo no estoy, tienes que esperar ¿de acuerdo?
- Pero entonces ¿qué deberá hacer?
- Esto es lo que harás...
Ji Min guardó silencio escuchando atento sus instrucciones y soltando un suspiro aceptó seguirlas al pie de la letra y aunque no quisiera hacerlo, la marca en su cuello le impediría desobedecer a su alfa.
- Te estaré llamando ¿sí? –dijo el rubio.- cuídate mucho, solo espera a que vuelva.
- Está bien, amo.
- Te amo.
- Y yo a ti.
Colgaron y Ji Min dejó el celular sobre la mesa, volviendo a soltar un suspiro de frustración y preocupación.
- ¿por qué lo sigues llamando amo? –preguntó Jae Won.- ¿no es tu pareja?
- Es la costumbre. –lo miró.- y a él no le molesta.
- Bien, como digas. –rodó los ojos.- ¿qué vas a hacer?
- No puedo decir nada hasta que él vuelva. –se levantó.-
Jae Won lo vio con atención, sin decir nada más, supuso que ellos sabían bien lo que harían y que él ya no tenía que meterse donde no lo llamaban, así que pronto volvió a su casa junto a sus padres. Aquella noche no pudo conciliar el sueño, le atormentaba pensar en el rechazo de los que habían sido como unos segundos padres para él y pensando en eso recordó a sus padres biológicos, que ignoraban por completo su embarazo también, sintiéndose más culpable aún; al día siguiente se preparó mentalmente para su llegada, pero seguía inquieto, pasaban las horas y ellos seguían ausentes hasta que, por la tarde escuchó un pequeño bullicio en la sala principal y el aroma penetrante de alfa y omega dominante se hizo presente en cuestión de segundos, así que tomó una bocanada de aire, para después expulsarla, aclaró su garganta y esbozó una suave sonrisa, saliendo a recibir a sus amos, vestía un suéter de cuello de tortuga color negro bajo una camisa marrón a cuadros, de botones que ya no podía ocultar su vientre crecido, se inclinó ante ellos, cerrando sus ojos para no ver sus expresiones de asombro.
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