V. Contras de ser un omega.

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Desde que Ji Min dejó de ser un beta y se convirtió en un omega se vio rodeado de acosadores queriendo probar sus carnes; aquellos alfa primitivos que se dejaban llevar únicamente por sus instintos cometían el error de subestimarlo, pensando en él como un pobre omega indefenso, así que bajaban la guardia y se encontraban con la sorpresa de que el inofensivo omega sabía defenderse bien de ellos.

Era ya tarde, la noche era nublada, si no fuese por las luces de la calle y los edificios todo estaría en una enorme penumbra cuando con el ceño fruncido Ji Min se limpió la sangre de su labio roto y arregló su camisa, a la cual le habían arrancado algunos botones, al igual que a su pantalón, mirando de reojo a los tres hombres alfa que intentaron tomarlo a la fuerza.

- Estoy harto de tipos como ustedes. –bufó.-

En ese momento recordó la razón por la que decidió ocultar su verdadera identidad y sintió la enorme necesidad de comprar aquellas drogas que lo ayudaban a librarse de acosos como esos, ya que a los alfa llenos de testosterona no les interesaba enredarse con un hombre beta. Caminó algunos metros más, encontrándose frente a su casa a aquel hombre rubio mirando su celular, recostado de la puerta principal, tragó saliva al estar cerca y sentir aquel aroma a pino y almendras que hizo que su cuerpo se estremeciera de pavor al imaginar su reacción por sus ropas rasgadas y su rostro golpeado.

- ¿qué haces aquí, amo? –dijo sacando de su bolso las llaves.- ¿no estabas con tu prometida?

- La dejé en su casa, estaba siendo algo molesta y me hizo enojar. –levantó los hombros.-

Alzando su mirada cuando sintió aromas desconocidos provenir de la ropa del menor volteó a verlo, sorprendiéndose por el labio roto y sus los rastros de que habían intentado arrancarle la ropa, lo que hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo y un temor le sobrevino, dejando su celular para tomar de los brazos al menor y mirarlo con el ceño fruncido.

- ¿quién te hizo esto? –dijo con voz ronca por la rabia.- ¿qué fue lo que te hicieron? ¿acaso...?

Ji Min no lo dejó continuar, aquella mirada puesta sobre él le intimidaba, pero intentaba con todas sus fuerzas no demostrarlo.

- Estoy bien. –lo interrumpió.- no es la primera vez que me pasa, pero sé defenderme y les di una paliza.

- ¿fueron varios? ¿qué alcanzaron a hacerte? –apretó inconscientemente su agarre.- dime quienes fueron.

- Cálmate, me lastimas. –dijo Ji Min, soltando un suspiro.- no me hicieron nada y no puedo decirte quiénes son porque no los conozco, yo ya me encargué de ellos, no me tomes por un inútil que no se sabe defender.

- Ese no es el caso. –lo miró fijamente.- no siempre va a ser así, debo protegerte más de ahora en adelante.

- ¿por qué harías eso? –desvió su mirada.- ¿por qué te preocupa tanto?

- Porque eres mi omega, no pienso dejar que te hagan daño. –soltó el agarre para ahora rodearlo con sus brazos y pegarlo a su pecho, soltando un suspiro.-

Sorprendido por su acción, Ji Min se quedó inmóvil, disfrutando del aroma que era impregnado en su ropa con aquel abrazo tan cálido.

- Yo no soy tu omega. –susurró el pelirrojo.- ella lo es.

- Ella no me importa tanto como tú. –confesó el mayor.-

- No te entiendo...

- No hace falta que lo hagas.

Para evitarse el riesgo de que alguien los viera entraron a la casa y soltando un suspiro Ji Min fue a su habitación para quitarse la ropa y echarla a la basura, mientras Yoon Gi lo veía atentamente, disfrutando de su desnudez que mostraba las marcas que dejaba en su cuerpo, con una sonrisa ladina se quitó el saco y comenzó a desvestirse también.

Amantes predestinados || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora