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—¿Estás loco? — Joss taladró a Harry con la mirada en cuanto entraron en su dormitorio—. ¿Has perdido la cabeza, o qué?

Harry alzó las manos en un intento por aplacarla, aunque sabía que merecía su enfado.

—Lo siento. La verdad es que no sé qué me ha pa¬sado.

Pero sí sabía lo que le había impulsado a hacer aquella ridícula declaración. Por primera vez en su vida había sentido envidia. Había envidiado a las otras parejas por su evidente afecto, por los lazos de unión que había entre ellos, que no parecían disminuirlos individualmente, sino más bien al contrario. Había visto el brillo de sus ojos mientras hablaban de sus respectivas familias y había deseado aquello para sí mismo.

—Me he visto superado por la situación —dijo, finalmente.

—Pues mientras tú te veías superado por la situación, a mí me has dejado embarazada —replicó Joss.

—Pero yo no he pretendido dejarte embarazada —de pronto, Harry se dio cuenta de lo divertido de la situación y de sus propias palabras. Se sentó en el borde de la cama y miró a Joss, que caminaba de un lado a otro de la habitación—. Aunque no teníamos exactamente planeado el embarazo, prometo que estaré a tu lado cada paso del camino, tanto financiera como emocionalmente.

Joss dejó de caminar, lo miró fijamente unos segundos y rompió a reír, como si acabara de darse cuenta de lo ridícula que se había vuelto su conversación.

Se acercó a la cama y se sentó junto a Harry.

—¿Y qué piensas hacer dentro de seis meses, cuando Brody quiera ver a nuestro hijo? ¿Alquilar uno?

—¿Hay algún sitio para hacerlo? —Harry rió al ver el renovado enfado de Joss—. No sé... no puedo pensar con tanta antelación. De momento me conformo con superar esta semana.

—Yo debería negarme a seguir adelante con esta farsa y hacer el equipaje para irme a casa de inmediato.

Harry asintió.

—Y yo no te culparía por ello —se pasó una mano por el pelo y miró a Joss. Como siempre, llevaba el pelo sujeto a la altura de la nuca. Sintió el impulso de alargar una mano para soltárselo y liberar todos aquellos rizos.

Al recordar el beso que habían compartido sintió el deseo de volver a saborear sus labios, de sentir el calor de su cuerpo contra el suyo.

Le parecía extraño haberla considerado alguna vez poco atractiva. Aunque no era bonita en un sentido clásico, su rostro irradiaba una calidez que hacía olvidar que sus rasgos eran bastante irregulares. Y sus ojos, de un precioso color castaño dorado, atraían inevitablemente la atención.

—¿Y hemos elegido ya el nombre para nuestro hijo o hija? —preguntó Joss, sacando a Harry de sus absurdos pensamientos.

—Por supuesto. Harry Júnior si es niño, y Summer si es niña.

—Parece que has pensado mucho en ello —Joss ladeó la cabeza y miró a Harry con curiosidad—. Entiendo de dónde viene el Harry Júnior, ¿pero qué me dices del Summer?

—Mi padre me contó que mi madre siempre quiso tener un Harry y una Summer. Murió antes de tener una Summer, y he pensado que así podemos hacer que su deseo se cumpla.

alzó una mano y le acarició la mejilla.

—Bajo tu actitud machista hay un hombre muy agradable, Harry Styles.

Harry sintió el calor de sus dedos en la piel y aspiró su aroma. Un inmediato deseo se apoderó de él. Deseo de hacerle el amor, de excitarla hasta que por sus venas corriera lava, de unirse a ella como nunca se había unido con otra mujer.

Perfect (Harry Styles & Joss  Samuels) FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora