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Cuando regresó al coche, en lugar de dirigirse hacia su apartamento condujo hasta la casa de su padre. Un año antes, cuando Harris volvió a casarse, dejó de trabajar y compró una casa pequeña con un enorme jardín.

Tras aparcar ante la casa, en lugar de dirigirse a la puerta principal fue a la parte trasera, donde probablemente encontraría a su padre y a su madrastra, Iris.

Efectivamente, Iris estaba sentada bajo una sombrilla, bebiendo té frío, mientras Harris recogía tomates y otros vegetales en medio de la huerta. Era una escena idílica y, por algún motivo, irritó a Harry.

—Qué sorpresa tan agradable —dijo Iris, sonriendo—. Harris, mira quién ha venido.

Harris Styles alzó la mirada y sus rasgos se distendieron en una sonrisa.

—Hola, hijo —salió rápidamente del huerto, dejó la cesta con los tomates en la mesa y palmeó cariñosamente la espalda de Harry—. Tratamos de hablar contigo el jueves por la noche para que vinieras a cenar con nosotros.

—He estado fuera toda la semana por asuntos de negocios —replicó Harry. Su padre indicó un asiento y él lo ocupó, sin saber con exactitud qué lo había animado a hacer aquella espontánea visita.

—¿Te apetece un poco de té frío? —preguntó Iris.

Harry asintió.

—Sí, gracias.

Cuando Iris entró en la casa, Harry miró a su padre. Harris Styles siempre había sido un hombre de aspecto distinguido, el pelo cano en las sienes y el físico de alguien de mucha menos edad.

Vestido con unos vaqueros gastados y una cami¬seta, aún parecía distinguido, pero también relajado... y más feliz que nunca. Felicidad... Harry nunca se había sentido tan infeliz en su vida como en aquellos momentos.

—Tienes muy buen aspecto, papá. Cada día que te veo pareces más joven.

—La satisfacción es la fuente de la juventud —dijo Harris.

Harry suspiró.

—No lo sabía.

—¿Problemas?

Harry asintió, pero no dijo nada al ver que Iris volvía. Harris sonrió a su esposa mientras les alcanzaba las bebidas y luego volvió a mirar a Harry.

—¿Cuál es el problema, Harry? —preguntó Iris. Ella y Harris intercambiaron una sonriente mirada.

Harry rió.

—Tal y como os estáis mirando, me siento como si tuviera doce años y acabarais de pillarme con una revista pornográfica.

Iris y Harris volvieron a mirarse y a sonreír, mientras la irritación de Harry iba en aumento.

—No te he visto crecer, pero estoy segura de que nunca fuiste la clase de chico que necesita revistas pornográficas —dijo Iris, ruborizándose ligeramente.

Harry sonrió, pero la sonrisa se desvaneció rápidamente de su rostro.

—Mi secretaria va a presentar su renuncia mañana y no sé lo que voy a hacer.

—Contratar a otra —dijo Josh.

—No es tan sencillo —protestó Harry—. Joss es algo especial.

—En ese caso, puede que necesites un par de intentos antes de conseguir otra tan adecuada como ella.

Harry frunció el ceño.

—No, esa no es la cuestión. Joss es realmente especial. Me hace reír y estimula mi mente. Me tiene a raya y hace que sea mejor persona. No puedo pasarme sin ella en mi vida.

Iris miró a Harry con una pequeña sonrisa.

—Pensaba que estábamos hablando de una secretaria.

—Y así es —replicó Harry.

La sonrisa de Iris se ensanchó.

—No nos habías dicho que estabas enamorado de Joss.

—¿Enamorado? Eso es ridículo —protestó Harry.

—A mí me suena a enamoramiento —dijo Harris.

El corazón de Harry latió más deprisa al pensar en lo que acababa de decir. Joss La imagen de su rostro surgió en su mente, la luz dorada de sus ojos, su preciosa sonrisa, su contagiosa risa...

Perfect (Harry Styles & Joss  Samuels) FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora