Capítulo cuatro

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Los dos agentes de la ley llegaron a la casa del dueño de la joyería y llamaron a la puerta.

-Déjame hablar a mi, ¿de acuerdo, novato?.

-Deja de llamarme novato o empezaré a llamarte viejo, compañero-dijo Saint molesto.

El mismo anciano que había puesto la denuncia del robo, les abrió y rápidamente se identificaron, por lo que este los invitó a pasar.

-Sientense, por favor.

-Gracias Señor Adulkittiporn... ¿podría hablarnos de la noche del robo, por favor?-preguntó enseguida Zee sentándose en el sofá enfrente al anciano.

Mientras, Saint caminaba por la sala observandolo todo, ya que buscaba algún pequeño detalle que se les hubiese pasado a sus compañeros y le diese alguna pista.

-Si... cla-claro-dijo el joyero sin quitarle ojo al joven agente-... emm...era viernes por la noche y mi hijo y yo ce-cerramos la joyería como siempre... Pusimos la a-alarma y sobre las tres de la mañana, escuchamos las sirenas y entonces ba-bajamos...Nos e-encontramos con la puerta destrozada y todas las vitrinas desbalijadas.

Saint de repente se paró y miró al anciano, luego se sentó también.

-Señor Adulkittiporn, ¿Usted está muy enfermo verdad?, ¿cuánto le queda?-preguntó sin más

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-Señor Adulkittiporn, ¿Usted está muy enfermo verdad?, ¿cuánto le queda?-preguntó sin más.

Zee lo miró incrédulo al igual que este.

-¿Qué tiene que ver eso con el caso Suppapong ?-preguntó molesto

El joven ignoró la pregunta de su compañero.

-Responda, señor Adulkittiporn.

El anciano entonces agachó la mirada y comenzó a sollozar.

-Seis meses como mucho.

Saint asintió conforme.

-¿Su hijo es su única familia cierto?-habló nuevamente-...Eso le preocupa ¿verdad?....Cuando usted muera y él se quede solo.

-¿A dónde quieres llegar con eso Suppapong?... Quedamos en que hablaría yo- Zee estaba bastante molesto.

Saint entonces le sonrió y acto seguido se levantó.

-¿Quieres qué te cuente lo que yo creo que ha pasado, compañero?.

Zee resopló.

-Bien, iluminame entonces novato-dijo este irónico.

-Pues creo que el señor Adulkittiporn y su hijo cometieron el robo-comenzó diciendo el joven agente mientras caminaba con sus manos a la espalda-...Si y para ello contrataron a un par de delincuentes de poca monta y ellos hicieron el trabajo sucio.

-Eso son solo conjeturas novat...Adulkittiporn.

-Puede ser compañero pero me juego lo que sea a que tengo razón-sonrió nuevamente-...Las joyas sustraídas eran concretamente las colocadas en las vitrinas centrales, ¿No es cierto?, sin embargo no cogieron ni las de los escaparates ni las de dentro del mostrador.

-¿A dónde quieres llegar?-preguntó el veterano desconcertado.

Saint detuvo sus pasos y miró fijamente al anciano, el cual agachó la cabeza mientras frotaba sus manos nervioso.

-No se las llevaron porque esas eran réplicas que usted y su hijo previamente habían colocado allí, ¿no es verdad señor Adulkittiporn?.

-Señor, responda -preguntó Zee al ver que anciano actuaba sospechosamente.

-Emm...Y-Yo no...

-Algo salió mal, ¿Verdad?-continuó el más joven-....ah ya sé...Los delincuentes se dieron cuenta del engaño, ¿Me equivoco? -preguntó este mirando al asustado anciano que no dejaba de sudar.

-No sé po-porqué dice e-eso.

-Usted está muy enfermo y puede que no vaya a la cárcel pero su hijo es jov...-dijo Saint presionandolo.

-¡M-Mi hijo es i-inocente!!-le interrumpió entonces el anciano entre sollozos-... ¡yo lo ideé todo!...¡yo lo hice!

Saint sonrió satisfecho tras mirar a su más que sorprendido compañero.

-Y-Yo no quería que se quedase desamparado-siguió hablando el anciano-.... El dinero que conseguiría por las joyas buenas y el dinero del seguro por las falsas, le habrían solucionado la vida.

Zee se levantó y sacando sus esposas se dirigió al anciano, poniéndole las manos a la espalda y colocándoselas.

-Señor Adulkittiporn, queda usted detenido por el robo de su propia joyería y intento de estafa al seguro....tiene derecho a un abogado, todo lo que diga será utilizado en su contra.

-Ahora iremos a por su hijo -dijo entonces Saint.

-N-No...pe-pero y-yo fu...

El veterano resopló.

-Señor, debería esperar a hablar en presencia de un abogado-le advirtió este-... acabo de decírselo.

Los dos agentes llamaron a otra patrulla y estos metieron al anciano en el coche, mientras que ellos irían a la joyería pues el hijo estaba allí y debían detenerlo también.

Tanto Saint como su asombrado compañero, no se creían que tan solo el anciano hubiese planificado tal delito o que al menos, éste no estuviese al tanto de los planes de su sentenciado padre.

Tanto Saint como su asombrado compañero, no se creían que tan solo el anciano hubiese planificado tal delito o que al menos, éste no estuviese al tanto de los planes de su sentenciado padre

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5. Policías -Zaintsee-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora