Capítulo veintiséis

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La madre de Saint y las chicas fueron a conocer a Dao, cuando las enfermeras les avisaron.

La bebé de Saint era muy hermosa, había pesado 3,600 kg, era pequeñita y muy despierta, sus ojos eran grandes y muy perfilados, iguales a los de Zee.

Todas pudieron cogerla un ratito y una hora más tarde el adolorido pero orgulloso papá, también pudo hacerlo.

Aún adormilado por la anestesia dio de comer a la bebé con ayuda de la enfermera, estaba más que contento y lágrimas y más lágrimas caían de sus brillantes ojos.

A la mañana siguiente, este amaneció mucho mejor y pasó todo el tiempo contemplando a su bebé durmiendo en la cunita del hospital al lado de su cama.

—Hola preciosa, te pareces tanto a tu papá... Tienes su misma naricita de koala y sus pestañas, ¿sabes cariño?, él se va ha casar con su novia, espero que sea feliz como yo lo soy contigo y ojalá su mentira le haga dichoso.

—Cielo no pienses más en ese hombre, te hace daño—dijo su madre entrando en la habitación—... él decidió su destino y lo único bueno que te ha hecho es a esta preciosa bebé.

El joven comenzó a llorar y ésta  corrió a abrazarlo.

—Ya lo sé mamá pero lo sigo amando.... Creo que jamás amaré a nadie como lo amo a él.

—No digas eso cielo.... Verás como algún día encontrarás a otro hombre especial y maravilloso que os ame a los dos—dijo su madre secándole las lágrimas.

Mientras en el otro lado de la ciudad una boda estaba por celebrarse.

—Zee cariño alegra esa cara, parece que estás en un funeral.... Tu futura esposa llegará y tienes que sonreír.

—Mamá yo... no...emm...yo no ... estoy...emm...no...

—Cielo estás nervioso, es normal tranquilizate y todo irá bien—dijo su madre abrazándolo.

El veterano miraba a todos lados de la iglesia, toda su familia, la familia de Janis, algunos compañeros del trabajo, todos estaban presentes y lo miraban felices y sonrientes.

Todos esperaban ansiosos de ver unidos a su novia y a él en matrimonio pues para eso estaban allí pero en cambio la mente de Zee no estaba allí.

Su cuerpo permanecía plantado como una estatua en lo alto del altar pero sentía que ese no era su lugar, como si fuese un extraño y aquella no fuese su vida y de repente la música nupcial empezó a sonar, señalando que la novia ya había llegado.

Karn, su compañero y padrino de la boda, le dio una palmada en la espalda a lo que este lo miró.

—Eres un tipo con suerte Pruk, no todo el mundo tiene la dicha de unirse a quien ama y vivir felices para siempre.

Entonces este miró a Janis que justo se ponía a su lado frente al altar y luego miró nervioso a todos los invitados

—¿Estás bien cariñ...

—E-Esto no....esto no es lo que qui-quiero—balbuceó.

—¿Qué dices amor?, Estás temblando, tranquilo todo está bien.

—E-Esto no es lo que quiero, no quiero casarme contigo Janis, alcanzó a decir—… perdóname pero yo no te amo.

Esta le dio una fuerte y sonora bofetada con sus ojos llenos de lágrimas y entonces el veterano agente echó a correr fuera de la iglesia, seguido de sus padres y su hermana

—¡Zee!... ¡Zee, cariño espera!... ¿qué pasa?—Gritó su madre desesperada.

Este entonces se detuvo y se tiró de rodillas al suelo llorando como un niño.

—¡Soy gay!, ¡Soy gay!, ¡estoy perdidamente enamorado de Saint!—gritó pues ya no podía ocultarlo más.

—¿Qué?, ¿Saint?, aquel muchacho que... ¿tu joven excompañero?—preguntó su padre asombrado.

Todos se abrazaron a él.

—Cariño, pero ¿por qué no lo has dicho antes?, ¿por qué has seguido esta mentira hasta el final?.

—No lo sé...supongo que no quería defraudaros, tampoco exponerme y exponerlo a él... No quería que los del departamento me señalasen con el dedo o fuese motivo de burla como lo es él...soy un maldito cobarde.

—¿Él lo ha confesado?, ¿ha dicho que es gay?—preguntó su madre.

—No le quedó más remedio, se quedó embarazado y....

—¿Es tuyo?, ¡Oh!, ¿voy a tener un nieto y no me lo habías dicho?— le reclamó su madre muy entusiasmada.

De repente Zee se quedó en silencio y se puso de pie quedándose paralizado y mirando a su familia.

—¿Mío?— eso no lo había pensado, se sentía tonto—..  ¿el bebé puede ser mío?.

Recordó que en todo el tiempo de su embarazo, Saint nunca había estado con otro hombre y ahora que lo pensaba, este se había mostrado muy dolido cuando le había dicho que iba a casarse con Janis.

—Soy un gilipollas—se dijo—...lo más probable es que nunca ha existido otro....tengo que irme.

Zee corrió a su coche y salió de allí conduciendo rápidamente, ya que debía encontrar a Saint, tenía que saberlo a ciencia cierta, este debía darle algunas explicaciones.

5. Policías -Zaintsee-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora