Capítulo veinte

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Un mes después.

Treinta largos días con sus treinta solitarias noches, llevaba recluido Zee en la clínica mental o "Casa de reposo", como preferían llamarle los psicólogos de aquel deprimente lugar.

El suspendido agente convivía con héroes de guerra con episodios maníaco-depresivos, con ex marines esquizofrénicos, policías con trastornos bipolares y otros muchos como el, que padecían Trastornos explosivos intermitentes o comúnmente llamados, episodios de ira.

Este se pasaba las interminables horas sentado en un banco del jardín mirando el verde césped y las verdes hojas de los árboles, era un color que le gustaba pues tras varios días allí encerrado, eso era lo que lo alegraba.

-Señor Pruk, tiene una visita-dijo una enfermera acercándose a él.

Zee resopló antes de girarse pues estaba seguro de que sería la pesada de su novia pues siempre acudía a la clínica y le amargaba con sus historias del trabajo o chorradas varias.

A veces deseaba que una de las enfermeras le diesen algo más fuerte para estar lo suficientemente drogado o dormido pues así no tendría​ que soportarla o al menos no le afectaría tanto.

Pero no, esta vez no era Janis sino que era su ex compañero Karn.

-¡Hey Pruk!, ¿qué tal estás?, ¿Ya más tranquilo? -dijo riéndose-¿Crees qué podré sentarme a tu lado sin que me golpees?.

El abatido agente lo miró con la poca lucidez que la medicación podían darle y sin apenas expresión palmeó con la mano el banco para que tomase asiento.

-Te preguntarás que hago aquí pues he venido en nombre de todos los compañeros del departamento-comenzó diciendo este... Toma esto es un detalle para ti, el guardia de la puerta ya lo ha revisado y ha quitado el alcohol y los preservativos-Dijo entregándole una cesta con un gran lazo rojo.

Zee lo miró extrañado pero no dijo nada.

-Oh venga, no me mires así.... Era una broma hombre, por supuesto que no había alcohol ni preservativos ¿cómo crees?.

El veterano tan sólo le sacó el lazo a la cesta y vio que había bombones, un kit de aseo, colonias, un par de libros y una foto de todos.

-Venga, dale la vuelta.

Este giró la fotografía y vio que estaban escritas algunas frases y todas las firmas de los agentes del departamento.

Las leyó detenidamente.

...«Que te mejores figura. Eres muy grande» de Suttichok.

«Se te echa de, vuelve entero» de Saeli.

«No golpees a los médicos o no saldrás nunca» de Saetang

«Que se mejore agente Tomlinson» del Capitán, etc...

Tras leer unas cuantas más llegó a la que más le llamó la atención,

«Que tu estrés se vuelva calma y tu ira se vuelva risa, que tu mente se vuelva clara y tu vida se torne en alegría», entonces miró el nombre incrédulo y vio que era de Saint.

-Es todo un poeta el inspector Suppapong, ¿verdad?, aunque no lo creas, todos te extrañamos.

-¿Inspector?-preguntó Zee sonriendo.

-Si,... emm... lo han ascendido hace una semana... ese chico es fascinante.... Lleva la investigación en las venas y llegará muy lejos.

El veterano sonrió de nuevo y volvió a dejar la foto en la cesta con las demás cosas.

-Bueno se me hace tarde, compañero- dijo Karn antes de irse-...Debo volver al trabajo, que te mejores, chao.

-Adiós, gracias por todo -sr despidió este cogiendo de nuevo la fotografía en su mano.

Melancólico, acarició el rostro de Saint, el cual sonreía ampliamente en medio de todos los del Departamento.

-Hola, mi amor

5. Policías -Zaintsee-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora