Capítulo 22

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Capítulo 22

Diario de Él

Domingo 14 de Agosto de 1994:

En la madrugada, a eso de las 5:29 hs. Llegaron. Fue muy difícil y terrorífico. No pensé que tendría que enfrentarme a esto alguna vez. Si lo hubiese sabido, tal vez no lo hubiera elegido. Cuánto miedo sentí. Pero ya todo está bien y Ella también. Es muy desagradable como para describirlo.

Durante la tarde preparamos todos los utensilios para intentar armar la cocina en la casa de Juan, que está en ruinas pero trataremos de reacondicionarla para estar más cómodos; cargamos todo en el auto cuando todavía había sol, pero en vez de ir y hacerlo aprovechando la luz natural, nos quedamos esperando hasta después del ocaso que era la hora en que había observado en tres oportunidades la rutina de la lechuza. Con Ella estábamos muy contentos pues veríamos algo nuevo del Mundo Real.

Después de ver la lechuza y organizar, a oscuras, la cocina, sentí mi ánimo decaer. Mi respiración comenzó a agitarse, me encontraba en hiperpnea. Le pedí a Ella que me golpeara en la espalda para acomodar mis núcleos espirituales, pero no lo hacía ni en el lugar correcto ni con la fuerza suficiente. Me fui a la pieza y sentí el golpe perfecto; era Wilheim. Aproveché para preguntarle si era posible que ahora estuviera yo bajo el influjo de las energías negativas y me dijo que tal vez, pero que en lugar de preocuparme por el golpe debajo del omóplato, trabajara cerrando el núcleo de mi Voluntad.


Diario de Él

Lunes 15 de Agosto de 1994:

A las 8:30 hs. Nos despertó el "Timer" de la radio en el programa del negro Malnatti. Ella sentía un fuerte dolor en las articulaciones del brazo derecho que quise quitarle mediante hipnosis durante la noche (3:25 hs), y no pude porque el enorme dolor de mi úlcera de córnea que me produje al picar uno de los postes me lo impedía. Estábamos tomando mate en la cama y noté que la luz del baño se apagó. Le dije a Ella que se habría quemado la lámpara. Me levanté para revisarlo y encontré que el interruptor había sido accionado... y no fuimos ninguno de nosotros.



Intervención de Ella en el Diario que Él llevaba:

19:00 hs.

Él fue hasta el galpón. Yo me ocupé de encender el fuego de la salamandra. En un momento escuché pasos de alguien que entraba hasta muy cerca mío, a mi espalda.. Pensé que Él había vuelto; no fue así. Llegó un rato después; lo encontré fuera de la casa.

Hace un rato, cuando volvimos de visitar a los Pardini (hermosas personas que nos regalaron la salamandra) fuimos a cargarnos de energía a las rocas y a cerrar el núcleo de la Voluntad. También a escuchar al Espíritu del Agua. Los dos oímos sonidos poco usuales y nos llamó la atención el movimiento del agua. Yo, particularmente, sentí miedo. Todo a nuestro alrededor parecía prestarnos atención. Tuve la sensación que de pronto, todo lo que nos rodeaba se echaría sobre nosotros. La Naturaleza, a la que amo entrañablemente, esta vez se tornó para mí en un ser amenazante, lúgubre, hostil. Una vez ya dentro de la casa me sentí bien nuevamente. Este hombre, mi querido compañero, es mi mayor fortaleza. Lo amo tanto, y a su lado ¡SOY FELIZ!, tanto que a nada le temo.


20:52 hs.:

Ella estaba en el baño y yo en la cama. Miré hacia la pared que está a mi izquierda y con mi campo visual, hacia la derecha, vi parada al lado de la puerta de la habitación, una figura, una sombra, ¡alguien! Cuando notó que la vi se fue rápidamente. Transcurridos unos minutos Ella salió del baño y notó que la salamandra ahumaba. Abrió la puerta de la casa accionando la cerradura especial que hice (el ladrillo con el hilo) y salió para arreglar el tiraje. Al entrar nuevamente me notó preocupado y me preguntó qué me pasaba; le contesté que nada, pero que ahí, justo donde estaba Ella había alguien parado hacía un momento

Nehuén Curá - Un viaje de Ida - (Libro 3ro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora