Capítulo 27

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Capítulo 27

LA COMPRENSIÓN

INTELECTUAL NO SIRVE

DE NADA.

SOLO SIRVE LA ACCIÓN.

Wilheim Und Sophia



Diario de Él:

A Juan no le gustó mucho que acondicionáramos la cocina en su casa. Tal vez debíamos haberle solicitado permiso para ello, ¡pero es ridículo! Si ya lo habíamos hablado cuando le pedimos que nos dejara acondicionar la pieza y el baño.

Nos dijo que al día siguiente vendría con sus padres, su hermano y la esposa y sus sobrinos. La actitud que tuvo fue la de patrón, ¡y él no es nuestro patrón! Creo saber a quién va dirigido el mensaje de esta mañana.

A pesar de la gran altura, del frío intenso que pasamos, del viento silbando por las hendijas que quedan entre los cartones y las bolsas plásticas en las ventanas, y que no existe ninguna abertura desde donde podamos ver cómo está el día, la casa de Juan está perfecta hasta que terminemos la nuestra. Con casi nada la acondicionamos de tal forma que nos resulta totalmente práctica y agradable.

Extendí la red eléctrica y tenemos luz en lo que sería la cocina. En la pared pusimos un póster de "los Tres Chiflados"y el cuadrito del dibujo de Hernando y Santiago en la playa diagramando el viaje, que yo había hecho en La Plata antes de encontrarnos con los Maestros.

Por supuesto, cuando Juan vio todo, se sintió incómodo.

Al día siguiente:

Vino a visitarnos el Clan T (la T es del apellido). Noté que a pesar de las exclamaciones y las sonrisas sobre lo funcional y lindo que estaba todo, no les agrada en lo más mínimo que estemos instalados allí. Siento que piensan que usurpamos la casa y que nunca nos iremos de ella, a pesar de haber visto los adelantos de nuestra construcción.

Trajeron algo para comer y se pasaron todo el día. Juan actúa como si fuera un nenito al que los padres lo llevan de visita.

Nosotros los estuvimos observando, estudiando; los dejamos hablar y sacamos nuestras conclusiones.

La de mi compañera fue que lo único rescatable y que se encontraría fuera de lo que es el mundo ordinario en esa familia es Juan.

La mía ni siquiera incluye a Juan; los veo como un solo ser que se mueve, en este caso, con distintos cuerpos, pero que resultan ser uno. Como una Hidra, sí, así: como una Hidra.

Aparentemente, la madre y el padre de Juan nos aceptan de buen grado; pero sé que no es así. No son transparentes. El hermano de Juan no nos traga y lo demuestra, pero me llama la atención que mire a los ojos, aunque lo hace con una mirada raposa; tal vez desafiante. Su esposa no es ella, es el fiel reflejo de él, por lo tanto actúa como lo hace su marido. Los chicos... ¡bueno! ¡Son chicos! aunque el menor apunta a ser un integrante perfecto de ese clan.

Con respecto a Juan, no puedo emitir opinión favorable; ya lo enganché en unas cuantas agachadas. Veo que tiene potenciados los sentimientos de amor inferior de todos los del clan y lo siento el menos transparente; es el principal exponente. Espero equivocarme...

Estamos acostumbrados a estar solos, y la visita tan prolongada se tornó aburrida. Hice a mi compañera una seña y nos ausentamos de la casa, dejándolos solos. Nos fuimos debajo del aromo para tratar de hablar con Wilheim.

Nehuén Curá - Un viaje de Ida - (Libro 3ro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora