Capítulo 30

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Capítulo 30

El frío arreciaba pero igual continuaban trabajando en la construcción de su casa. En los momentos en que paraban para descansar y tomar unos mates o algunos pocos alimentos, comenzaban a analizar el Conocimiento y desmenuzaban al máximo aquello que analizaban. Entre esas cosas se detuvieron en la evolución del espíritu del hombre y su estancamiento con respecto al de los animales. Llegaron a pensar que el hombre evolucionaba hacia el animal, por las condiciones de la humanidad y sus bajos sentimientos.

—El espíritu del animal, ¿evoluciona hacia el hombre o el del hombre hacia el animal? —preguntó Él

—Es una muy buena pregunta, porque todo parecería indicar lo segundo. El hombre proviene del animal, porque así debe ser. El hombre ha desarrollado la capacidad... ehhh... tiene que, digamos, una inteligencia más desarrollada que los animales.

Los animales actúan instintivamente, y esto hace que sientan con todo el cuerpo y que puedan comunicarse de una forma diferente que el hombre. Pero el hombre puede hacer otras cosas, porque es superior en evolución. Se supone que tiene, además, un espíritu más desarrollado, más perfecto que cualquier otro animal; pero he aquí el problema y he aquí, también, la prueba: El hombre tiene que probar que es superior siendo humilde. Así es. Pero a veces sucede que hay factores que determinan el rumbo de cada espíritu. En este caso, el hombre debiera seguir el camino que llevaba cuando era animal, pero con más inteligencia y con más amor. Sin embargo, siguió otro rumbo, y aquí intervienen dos factores importantes que son, el afán de poder sobre otros hombres y sobre el resto de lo natural.

El afán de poder es un sentimiento que el hombre debe superar, y a través del afán de poder el hombre crea el condicionamiento y la culpa, y comienza a dirigir la vida de los otros hombres y del resto, de lo natural, de la Naturaleza, digo. Y el otro factor que también es importante es la falta de amor; primero por sí mismo, y luego por el resto. Si uno se quiere poco, es poco lo que puede dar. Y esto no es ser egoísta, sino querer dar más. Es aspirar a la "Inconsolidación del Yo"; de ser "Todos Uno Solo", y solamente actuar basados en el amor que sentimos por los demás. Pero, en principio, debe ser un sentimiento hacia uno mismo el quererse, el aceptarse tal cual uno es, y en todo caso, superar todas aquellas cosas que consideramos nocivas en nosotros mismos y que no permiten el crecimiento espiritual.

—¡La Importancia es una de esas cosas! —expresó Ella

—La Importancia es lo más importante. La Importancia en el hombre, en el común de los hombres, diríamos. Pero para ustedes hay algo más.

—Sí, la Historia Personal y el Desapego. —acotó mi discípulo

—Sí, pero digamos que esto es para todos los hombres; la aspiración de que el hombre, también, se considere uno más, se considere parte integrante de la Naturaleza. ¡Pero uno más de igual a igual! Sin hacer daño a nadie; ni siquiera a un pequeño gusanito que apenas vemos.

Hay algo más para ustedes dos, como les iba diciendo, y esto es solamente para ustedes dos, por ahora.

Ustedes están bien encaminados, porque el trabajo de un Espíritu Maestro no es igual al de los otros hombres. El apartarse del mundo conocido, es su meta; el tomar contacto con el Mundo Real y con los otros mundos, es su meta. Los otros hombres deberían perseguir estas cosas, pero cuando lleguen a su nivel evolutivo; mientras tanto, en todo caso, trataremos de dar el ejemplo procediendo bien; sin deseos de venganza; sin tener rencor hacia nadie; sin odios; siendo impecables.

Ustedes deben exigirse más que el hombre común. Ustedes están transitando un Camino desconocido para el hombre; aspiran al Conocimiento y al manejo de los distintos poderes de los Espíritus de la Naturaleza.

Nehuén Curá - Un viaje de Ida - (Libro 3ro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora