16° incierto corazón

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Al abrir mis ojos me doy cuenta de que esta amaneciendo; no sé en qué momento exactamente nos quedamos dormidos.

Así que, lo mejor será levantarme para ir a mi habitación.

Al girarme me encuentro con Noah sumamente dormido y con su boca semiabierta dándole un aspecto tranquilo y relajado; sacó mi celular y le tomó una fotografía donde casi no se ve su rostro pero la necitaba para recordame que esto, sí está pasando y que no es sólo un sueño o parte de mi imaginación.

— tengo muchas fotos en mi celular de mi persona, si quieres te las envío —susurra roncamente Noah. Provocandome de mil maneras, maldito sex symbol.

— me encantaría tener fotos tuyas

— ¿que tipo de fotos? —sonríe mientras se sienta en el sofá y se muerde su labio inferior al observarme fijamente

— ¡Noah! —lo reprendo— tengo que irme, no sé si Aarón me fue a buscar, ya sabes, para reclamarme más —se que me estoy mintiendo pensando que es así. Seguro debe estar durmiendo y yo preocupada sobre lo que él piense. Ni se debe acordar de mi.

— ¿tu crees que Aarón te está buscando?

— no la verdad es que no, pero, aún así, debería irme —susurro y Noah logra escucharme, lo noto en la mueca de desagrado que hace al oírme llamarlo esposo.

— lo lamento, Noah

— esta bien, de todas formas tengo que acostumbrarme a ello, aunque no quiera —desvía la mirada y se levanta para vestirse— es tu... Esposo —tensa sus músculos y me acerco a él para acariciar su espalda y a los segundos se relaja con mí tacto.

— no me agrada esta situación, me gustaría que fuera diferente

— lo mismo pienso, Layla, pero el destino es cruel —ambos nos levantamos y comenzamos a vestirnos para marcharnos

— gracias por quedarte conmigo

— no te dejaría nunca sola —se acerca a mi y acaricia mi rostro— prométeme que pensaras en nosotros y sobre hacerlo funcionar, ¿si?

— lo pensaré Noah —lo beso tomándolo por sorpresa, a los segundo reacciona e introduce su lengua. Me encantaba besar al pelinegro. Sus besos me llevaban al vadhala y ponían a mis piernas a temblar.

— te abriré la compuerta secreta —ambos reímos, mientras caminamos hacia la entrada/salida.

— otra vez gracias por todo.

— tu agradecimiento hace unos momentos, me dejó en las nubes, Layla

— no eres el único que se siente así —le doy un casto beso en los labios y sonrío— aun estoy festejando en el vadhala

— me tienes hechizado vikinga

— en cuerpo y alma, An —le guiño un ojo y camino por los estantes de vino hasta que ambos nos perdemos de vista— ¡Odín!

suspiro y camino por el jardín hasta llegar a la entrada trasera de la mansión.

Avanzó despacio por la cocina y me detengo antes de abrir la puerta que daba al pasillo de la escalera. Bueno, más bien, me detienen las voces que mantenían una conversión extraña al otro lado.

— no puede repetirse lo de esta noche —habla un hombre ronco

— ¿lo de esta noche?, esto... Lleva años, ¿no lo recuerdas? —responde una chica, cuya voz se me hace tan familiar

Sangre Infiel (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora