Se escuchaban cigarras y pájaros alrededor, era pleno verano y yo estaba por alguna razón con un largo kimono blanco que me tenía sudando hasta las manos. Miré a mi alrededor y al parecer me encontraba en la entrada de algún tipo de templo, además me percaté de que tenía algo en mi cabeza, una especie de sombrero. ¿Qué es esto?
A mis espaldas estaba la entrada al patio del templo, de un momento a otro apareció Naruto, llevaba puesto un Haori y un Hakama negro, su cabello estaba más corto y se veía más adulto. Apenas me vió sonrió y se acercó a mi.
–Te ves muy bien. –Me dijo sonriendo.
–¿Qué es esto? ¿Alguna especie de celebración? –Pregunté yo mirando a mi alrededor de nuevo.
–¿Ahora tú perdiste la memoria? Sé que no te gustó el vest... Traje, pero es una tradición.
–¿Vestido? –Me miré el Kimono que traía puesto, completamente blanco y tenía bordado el símbolo de mi clan en algunos lugares, el Haori de Naruto también tenía los símbolos de su clan. Toqué la capucha que traía y pregunté sorprendido– ¿Esto es un Wataboshi?
–¿Por qué tantas preguntas? –Naruto soltó una carcajada y luego sonrió– ¿Tan nervioso estás que olvidaste tu propia boda?
Me quedé inmóvil mirando a Naruto y él no paraba de sonreír. Definitivamente se ve mucho más adulto, supongo que yo estoy igual. ¿Estoy soñando?
–¿Estamos solos?
–Nos están esperando dentro del templo, quisiste algo privado así que son solo nuestros amigos. Aunque después no podrás escapar, la gente de la aldea merece conocer a la esposa del Hokage.
De nuevo me quedé inmóvil y Naruto alejó un mechón de cabello que cubría mi cara y lo dejó detrás de mi oreja, luego murmuró unas palabras que no fui capaz de oír.
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De un momento a otro empecé a sentir una fuerte punzada en mi cuello, parpadeé y cuando abrí los ojos estaba en el sofá de mi casa boca abajo.
Miré a mi alrededor y todo estaba oscuro, había anochecido. Me levanté lentamente moviendo mi cuello, podría jurar que sonó cada hueso que hay en él, luego me quedé sentado unos minutos mirando al piso. ¿Qué fue ese sueño? Usualmente cuando duermo siempre tengo pesadillas, pero esto fue demasiado perfecto.
Patearon la puerta de entrada y se abrió estrepitosamente.
–Oh, despertaste. –Dijo Naruto entrando, tenía las manos llenas de bolsas.
–¿Por qué yo tengo que ser la novia? –Pregunté yo inconscientemente.
–¿Qué? –Naruto dejó las bolsas encima de una encimera en la cocina y me miró extrañado. –Bueno, a decir verdad, tu contextura es parecida a la de una mujer y tu cara...
