99. La época más mi3rd4 de todas

317 44 29
                                    


Solo una aclaración que me hizo ver Faby Sama: en la anterior parte cuando Sesshoumaru dice "me concibió" realmente quise decir que era cuando le dio a luz, eso sí que ha sido un gran UUUUPS de mi parte, es lo malo cuando no dependo de mi editora... perdonen, ¿sí?

Pero bueno, después de ese momento ahora sí.

Gracias por sus estrellitas y por los comentarios: MariaGarcia888, AngellJ18, trixx4, lianiconcha, Maria2003florez, TessGL2001, oshiokinomoto y a VickoVillalobosRodri.

Cuídense mucho, recuerden no confiarse y seguir siempre los protocoles de seguridad. Las quiero mucho.

*********************************

Disclaimers:

1: Todos los personajes le pertenecen a Rumiko Takahashi, yo solo los tomo para que me hagan feliz según mi imaginación y para hacerlos sufrir a cada rato.

2: La historia nace de los libros de la trilogía de "50 sombras de Grey" que le pertenece a la grandiosa E.L. James, sin embargo, no es que sea una vil copia de ello, yo lo tomo haciéndolo a mi manera. Por lo que el lemon es bastante fuerte, menores de 18 años y susceptibles, mejor aléjense.

3: No presto mis historias, solo las subo aquí en wattpad, en Fanfiction, en mi propia página de wordpress y si me dan ganas en un futuro en mi grupo de Facebook, si lo ven en otro lado favor de denunciarlas. Tampoco hago continuaciones de lo que ya dejé finalizado.

*********************************

CAPÍTULO 99:
«LA ÉPOCA MÁS MIERDA DE TODAS»

Sesshoumaru POV

¿En qué momento he dejado escapar esa confesión? Ni siquiera me he percatado que he bajado mis defensas, pero debería de haberlo supuesto, porque con Kagome siempre lo hago.

He querido encerrarme en mi oscuridad durante solo esta noche, creyendo que ella me dejaría en paz y discutiríamos hasta el día siguiente, aunque secretamente creo que esperaba por su presencia, porque cuando la bola de pelos ha ladrado afuera de la biblioteca la parte de mí que se alegró al verla pasar la puerta fue la misma que deseó que fuese ella la que estuviese afuera buscándome.

Me vuelvo a sentar en el diván rojo y ella lo hace en la alfombra, tomo otra bocanada de la botella y me limpio vulgarmente las gotas que tengo en la comisura de la boca con la muñeca. La veo, sentada y pasiva, no hay una gota de sumisión en ella, ni siquiera en su mirada, solo hay ternura, esa que siempre me hace ceder.

—Durante esta época siempre me sumerjo en todo el trabajo que puedo —confieso—... he cerrado buenos negocios que en esta temporada florecen por el consumismo, todo para que mi mente se aparte de lo que verdaderamente me molesta.

Me siento a su altura, en otra época habría conservado mi posición, pero no somos ni nunca fuimos amo y sumisa, y ahora no es solo una chica a quien tengo a mi lado, es mi esposa.

—Yo también siento mucho haberte llamado idiota consumista.

—Mientras me perdones por esa horrible bofetada que te di, eso quedará en el pasado —asegura con ternura colocando su mano sobre la mejilla en cuestión. Se la tomo dándole un beso en el dorso.

—El asunto está finiquitado.

Le entrego la botella y ella la aparta de mí, nuestras manos quedan enlazadas, mi izquierda con su derecha, aunque la suelto y le agarro su izquierda para que nuestros anillos de bodas queden juntos y los admiro con devoción.

El oscuro secreto de un TaishoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora