19

2.1K 282 491
                                    

Uberto

Mis párpados pesan lo que no permite que habrá los ojos por completo, el cuerpo me duele y cuando intento moverme un poco grito de dolor.

Al parecer tengo las costillas rotas, presionó un botón que logró sentir en uno de mis dedos, escucho la puerta abrirse tan abruptamente y en menos de segundos tengo una enfermera a mi lado - aún con mi vista borrosa puedo distinguirla -, suelto un gruñido.

—No se mueva —la voz de la chica se me hace tan lejana —Esto es un milagro —susurra lo suficiente para que lo escuche—. No me lo tome a mal, pero usted debería estar muerto.

Suelto una risita amarga y es entonces donde me permito recordar lo que me ha traído hasta aquí.

El maldito de Emilio.

Golpeandome sin control, dejándose llevar por la furia cuando todo lo que hice fue amarlo por completo y darle lo mejor de mi.

—¿Quién me trajo? —mi voz sale rasposa y siento un dolor en la garganta.

—No sabría decirle —suelta un suspiro —Simplemente lo encontramos afuera del hospital, tirado —me da una mirada tímida—. Lo siento.

—Así le agradecen a uno que lo da todo por que la persona que ama este bien —sonrió de lado, la chica me mira comprensiva—. Necesito que me ayude a conseguir un número, mi familiares deben de estar preocupados.

—Pero nadie ha hablado para reclamarlo —suelta confundida.

—Por qué todos creen que sigo en un viaje, ¿me va a ayudar o no? —pensé que los golpes me habían cambiado pero sigo igual de prepotente.

—Por supuesto que si ¿Con quien le comunico? —la chica parece tan ingenua e inofensiva, perfecta para mí.

Sonrió victorioso, aquí vamos de nuevo.


[...]


Londres

Narradora

Decir que le dolió la separación de su hijo fue poco pero también ella se desconoce, creyó que había entendido la situación en la que se encontraban pero estaba equivocada.

Sabía que necesitaba ayuda incluso Noa se había ofrecido a buscar una cita con la psicóloga que había ayudado a Joaquín pero no quiso, pensó que podría superarlo sola.

Necesitaba sanar, necesitaba perdonar e incluso darse cuenta que Emilio no tenía la culpa de nada, Emilio era una simple víctima más de su ex esposo pero podía más la esperanza que permanecía en su corazón por que las cosas se arreglaran que el admitir que todo estaba mal con ella.

Se ha quedado sola, simplemente con la compañía de sus padres porque incluso Noa se había alejado de la casa desde que Joaquín se fue y desde que Bianca lo acompañó.

Bianca, una persona tan diferente a Uberto ¿Cómo es posible que podía ser madre de semejante escoria?

Las lágrimas comienzan a descender, ha perdido la cuenta de las veces que ha llorado ese día.

El teléfono de la casa comienza a sonar, sus padres salieron a dar un paseo y ella es la única persona que puede contestar, su corazón da un vuelvo al pensar que probablemente sea Joaquín así que se levanta un poco animada a contestar.

Baja las escaleras a toda prisa y lo toma, decidida que si se trata de su hijo le pedirá perdón.

—¿Bueno? —una pizca de alegría le inunda el corazón.

Siguiente Desconocido [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora