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Maratón 2/2






Joaquín

No sabia en qué dirección estábamos yendo, ni siquiera nos detuvimos a pensar en que iba a pasar. Sólo soy consciente de Kevin reanimando a Emilio para después salir a toda prisa del hotel e ir a una dirección que le marcaba una pequeña tableta, estaba tan aturdido por todo el asunto. Quería hablar, gritar pero no podía articular ninguna palabra, estaba visiblemente nervioso pero Emilio estaba tan concentrado y ocupado colocándose un chaleco antibalas mientras que Kevin hacía lo mismo y le extendía un arma.

Fue en ese momento que todo hizo click en mi mente y tomé fuerza para hablar.

—¿Qué mierda haces Emilio? —mi voz salió rasposa. Emilio me miró aterrado y Kevin soltó un suspiro.

Ambos se miraron cómplices y Emilio se paso entre los asientos para llegar a la parte trasera donde yo estaba.

—Bianca tiene un rastreador, en realidad todo lo tenemos ¿Recuerdas? —cierro los ojos y asiento, lo había olvidado por completo —Sabemos donde esta, Kevin la ha rastreado ¿Puedes decirnos si conoces el lugar? —vuelvo a asentir, Kevin le pasa la tableta y Emilio la extiende a mi dirección, con cuidado leo cada descripción que aparece y me congelo en mi lugar—. ¿Joaquín? —Emilio toca mi hombro un poco preocupado.

—Es en casa de mis abuelos... —digo en un hilo de voz.

—Kevin y yo entraremos, tu te quedarás aquí en la camioneta.

—Quiero ir.

—Joaquín...

—Quiero ir contigo, seria más eficaz que vayamos los tres, no quiero dejarte solo.

—No quiero que te pase nada.

—Pues no me dejes solo.

Consideradas lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas, Emilio cierra los ojos un momento. Lo conozco bastante bien para saber que le está dando vueltas al asunto.

—Solo traemos dos chalecos —toma mi manos entre las suyas.

—Iré de todas formas —digo seguro y me mira preocupado.

—Te daré el mío y es mi última palabra si quieres acompañarnos —suelto un quejido, no quiero que no tenga protección pero tampoco quiero que vaya solo.

—Les cuidaré la espalda —afirma Kevin, no me convence pero tengo que confiar. Tenemos que hacer esto juntos.

—Pero más la de Emilio —ruego temeroso y Kevin asiente.

[...]


Llegar al lugar donde estuve por un año me trae demasiados recuerdos, ha pasado un tiempo considerable desde la última vez que estuve aquí. Todo sigue igual solo que ya no me siento cómodo, en realidad nunca estuve cómodo aquí. Solo quería una cosa, quería a mi persona y justo va frente a mi apuntando por todas partes con un arma.

A decir verdad, Emilio se ve inseguro pero, Kevin se ve que tiene práctica en esto y es lo que me logra tranquilizar un poco.

Llegamos a la puerta y con un ligero movimiento se abre, primero pasa Kevin verificando el área y después entramos Emilio y yo.

La casa parece vacía a decir verdad, como si no hubiera nadie pero escuchamos un ligero ruido abajo... En el sótano.

Los tres nos miramos y Kevin nos hace una seña para seguirlo. De pronto siento que mis pies flaquean, no deberíamos estar haciendo esto solos, debíamos hablar a la policía. Teníamos que conseguir más seguridad, todo esto es una mierda. Necesito que...

—Vaya, al parecer la fiesta acaba de empezar —aquella voz me hace temblar por completo, siento en mis ojos un hormigueo y me giro despacio hacia la cocina -de donde proviene la voz- y trago en seco cuando me doy cuenta de quien se trata.

—¿Noa? —Emilio me mira confundido y me pongo alerta cuando Noa saca una pistola detrás de su espalda.

—Ven aquí cariño, no queremos un accidente —me apunta con el arma y escucho a Emilio gemir.

—Ni lo pienses —musita detrás de mi espalda sin dejar de apuntarle a Noa, miro a Emilio por sobre mi hombro y noto como tiene los ojos inyectados en rabia.

—Tu debes ser Emilio —dice con tono de burla —Me han hablado mucho de ti —masculla furioso—. Demasiado.

—Lamento no decir lo mismo —contesta Emilio con el mismo tono burlón.

—¡Ven aquí ahora Joaquín! —grita frenéticamente mientras le quita el seguro al arma y me apunta con más seguridad.

—No está yendo amigo —susurra furioso—. No quieres hacer esto.

—No entiendo porque Joaquín te eligió a ti sobre todas las cosas. Estas demasiado usado, te violaron e hicieron de ti lo que quisieron —Noa nos reprocha a ambos.

—Nada de eso fue mi culpa —dice Emilio.

—Siempre le creen a la víctima —dice burlón.

—Yo jamás mentiría sobre algo así —contraataca Emilio.

—¡Pudrete! —grita Noa furioso. Le apunta a Emilio y luego a mi.

Pero todo pierde sentido cuando cierro los ojos y escucho cinco disparos. Suelto un jadeo en respuesta y caigo sobre mis rodillas.

Emilio. Emilio. Emilio.

Unos brazos me rodean y me cargan, no tengo el suficiente valor para abrir los ojos, no quiero ver la realidad, siento a mi garganta arder, odio ser tan débil.

El camino se me hace largo, siento náuseas y quiero llorar.

—Ya estas —la voz de Kevin me hace gemir de dolor, Emilio no por favor...

Me coloca en lo que parece ser una cama y me hago bolita. Escucho como Kevin busca algo en donde sea que estemos.

—Abre los ojos mi amor, por favor —me siento rápido al escuchar su voz y un mareo me llega pero sonrió cuando lo veo frente que a mi, un poco pálido pero con ese brillo en sus ojos que me hace saber que todo está bien.

—¡Emilio! —susurro aliviado—. Yo pensé que...

Coloca dos dedos en mis labios haciendo que me calle de inmediato.

—Me roso una bala —me mirada se dirige a su hombro donde esta presionando con algo de fuerza y es donde me doy cuenta de todo lo que ha pasado mientras me he acobardado—. Noa esta muerto.

No sabia si llorar, sentirme mal o decir algo para expresar lo terrible que me sentía pero no salió nada de mis labios, no sentía nada.

—¿Cómo estas tu? —acaricio sus mejillas y noto que están sudorosas.

—Kevin me colocará una camisa que encontró —miro detrás de Emilio y efectivamente, Kevin esta haciendo una especie de vendaje—. Escuchamos movimientos abajo, iremos ahí ¿Todavía quieres venir?

—Quiero pero siento que solo estorbo.

—Haremos lo que tu quieras.

—No quiero dejarte solo.

—Entonces iremos los tres.




























...
¿Cómo creen que acabe esto?

Solo un capitulo más y el epílogo.🥺

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