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Han pasado algunos días desde nuestra estadía aquí en Londres, todo ha marchado bien incluso me he puesto en comunicación con la psicóloga que me atendió cuando pasé por la peor situación de mi vida.

A Emilio le urge empezar con sus terapias pero Kevin ha dicho que debemos ir despacio, incluso a monitoreado cada lugar y cada paso a donde vamos pero menos nuestra habitación ya que según él, no quería quedar traumado de por vida.

Bianca ha estado rara desde que salimos de Ámsterdam pero Emilio me dijo que le diera su espacio y aunque me mata la curiosidad por saber que pasa por su cabeza prefiero ser un poco prudente y esperar que hable por si sola.

Pero debo admitir que el miedo no se va de mi sistema. Anoche tuve una pesadilla que involucraba a mi madre y tuve la tentación de marcarle pero mi orgullo pudo más, aún no se me olvida como no me apoyo y prácticamente me echo de la casa cuando dijo que estaría para mi siempre. Al parecer las palabras se las llevó el viento.

Siempre prefirió a Noa lo cual no logro entender cuando ella sabía lo importante que era Emilio para mi, lo mucho que lo amaba y extrañaba. Siempre trato de convencerme que Emilio hubiera querido verme feliz pero eso se lo dices a alguien cuando ha perdido a su pareja no cuando tu pareja es secuestrada por tu padre.

Simplemente me trato de poner en sus zapatos pero no lo entiendo.

–¿Me estas escuchando? –la voz de Kevin taladra en mi cabeza y me hace volver a la realidad.

–Disculpa, me fui –le regaló una sonrisa.

–Te decía que la empresa que tu padre le donó a Guaita esta por todos los noticieros, periódicos u revistas debido a que se especula una baja producción y dinero, lo cual me preocupa –hace una mueca –Tenia entendido que esa chica administraba muy bien la compañía –suelta un suspiro y junta sus manos en un puño colocandolos en sus labios–. Esto no me agrada Joaquín.

–¿Qué quieres decir con eso? –parpadeo mientras siento un nudo en mi garganta instalarse.

–No quiero hacerme ninguna teoría –se pasa sus manos por la cara, lo entiendo, esta frustrado.

–¿Crees que allá- –trago en eso, ni siquiera me atrevo a decirlo–. ¿Qué Uberto este aquí?

–Es lo más posible, él carecía ya económicamente y la única persona que podía ayudarlo era Guaita –después de lo que dice se hace un silencio incómodo. Y entonces es cuando odio ser tan susceptible, mierda.

La puerta de la habitación se abre abruptamente y noto como Kevin se tensa.

Escuchamos como se acerca lo más rápido posible y cuando llega donde estamos nos regala una sonrisa de oreja a oreja pero no le correspondemos.

–¿Qué? –cuestiona Emilio mientras frunce el ceño, al parecer lucimos demasiados preocupados, de reojo observo que Kevin le sonríe y le resta importancia así que me obligó a hacer lo mismo.

No quiere que Emilio esté enterado aún.

Me regala un beso fugaz en los labios mientras me abraza por la espalda y nos encamina a la habitación de Bianca con Kevin siguiendonos los talones.

–La comida llegó hace media hora ¿Porqué tardaban tanto? –me muerdo el labio esperando que Kevin diga algo.

–Nos entretuvimos en algunas cosas –dice Kevin como si nada.

–Si, nada de que preocuparse –sonrío enternecido por el puchero que Emilio ha puesto en sus labios–. No hacíamos nada malo, no estés de celoso.

–Yo no estoy celoso –hace una voz más aguda y esconde su rostro en mi cuello provocando que me hagan cosquillas.

Después de todo si algo le vuelve a ocurrir a Emilio será por si culpa de insistir en venir aquí.

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