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Joaquín

Desde aquel momento en que te vi, se detuvo todo frente a mí.

Y aunque no encontré una explicación, te apropiaste de este corazón.

Y si te soy sincero no me veo sin tu amor, haces que yo quiera ser mejor.

Quiero decirte que estoy convencido

Que eres más de lo que pedí.

Tú sabes que no habrá final, que junto a mí es tu lugar y aunque te fueras de aquí, este espacio es para ti.

No sabría explicar la sensación que sentí en el pecho cuando lo vi bajar del tren pero si puedo compararlo con algo.

¿Se han subido a algún juego que les cuase miedo pero aún así lo hacen? La adrenalina que corre por tu cuerpo cuando se detiene en la cima y te deja caer de golpe me identifica en estos momentos.

Sus rizos más largos, su piel más morena e incluso sus labios estaban más rozados. Mi corazón quería salir de su lugar aunque las ojeras debajo de sus ojos me hacían sentir fatal.

Traté de ignorar lo malo y deje que en mi cuerpo se reproduciera la alegría que embargaba mi cuerpo al tenerlo a unos metros y era gracioso por que él no me había notado todavía.

Hablaba animadamente con un chico a su lado vestido de guardia mientras rebuscaban entre las personas que habían alrededor hasta que sus ojos me encontraron haciendo que se detuviera toso alrededor y solo existieramos él y yo, su amigo lo miró confundido.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude entender nada hasta que me encontré corriendo en su dirección mientras él hacía lo mismo, me sentí en el jodido paraíso una vez su cuerpo se estampó con el mío, y me carga mientras nos daba vuelta juntos.

Mierda, que felicidad.

—No puedo creerlo —chille con mi cara escondida en su cuello—. Emilio, mi Emilio —tomé su cara entre mis manos para ver que era real.

—Mi Joaquín —hizo lo mismo conmigo, sentí una calidez llenarme el cuerpo y me hizo sentir seguro después de tanto tiempo lejos.

Nos miramos a los ojos con nuestras emociones saliendo a flote y comenzamos a sonreír mientras seguíamos llorando.

Entonces decidí dar el paso, le rodeo el cuello con mis brazos y junto nuestros labios.

Como extrañaba esto.

Como extrañaba sus besos.

Todo él.

Un beso cálido, un beso lento, un beso que me llenaba por completo el alma.

Me abraza por la cintura y un garraspeo nos hace separarnos.

—Lo siento tanto —dice el chico que venía con él —Pero casi se hace tarde y tenemos que ir a buscar un lugar para dormir —hace una mueca—. Luego pueden seguir allá.

Emilio se ríe.

—Caracol —susurra y toma mis manos, sus ojos con un brillo pero nada comparado al de antes—. Te presento a Kevin —me señala a su amigo.

—Mucho gusto Kevin —extiendo mi mano y lo saludo gesto que el chico corresponde.

—Mucho gusto, soy Kevin —me dice animado y solo asiento con una sonrisa.

Recuerdo a Bianca.

—Oh si —digo mientras me rasco la nuca—. Ella es mi nana Bianca.

—Mucho gusto —dice Bianca y sonríe extendiendo su mano hacia Kevin quien la recibe gustoso—. ¡Mi niño Emilio! —chilla emocionada y lo envuelve en un abrazo que me hace reír de ternura.

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