Capítulo 16

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Yongsun sonrió al ver el Lexus negro de Byul estacionado en su entrada. Esa mañana había salido temprano, antes incluso de que se levantase su amiga. Iba muy atrasada con la contabilidad y pensó en ponerla al día antes de abrir la tienda a las ocho. Normalmente se ocupaba de las cuentas en domingo, pero esta vez se alegraba de haberlo aplazado. Había disfrutado de aquel día en casa de Yong Hee, y sabía que Byul también lo había pasado estupendamente.

Encontró a Moonbyul sentada a la mesa, tecleando en su portátil.

—¡Has llegado! —exclamó su amiga, sin dejar de mover los dedos.

Yongsun sonrió.

—¿Usas gafas?

Moonbyul se las colocó bien altas en la nariz.

—Las necesito para el ordenador. Me dan pinta de empollona, ¿verdad?

—No, estás muy guapa —dijo mientras echaba un vistazo por encima del hombro de su amiga—. ¿Es un nuevo libro?

—No, sólo correcciones. No hago más que darle los últimos retoques. Esna me ha estado persiguiendo para que los hiciese, a pesar de que todavía faltan un par de semanas para la fecha de entrega acordada. He pensado enviárselas de una vez, para quitármelo de encima.

Moonbyul dejó por fin de teclear y miró a Yongsun antes de añadir:

—¿Qué tal te ha ido el día?

—Estupendamente, ¿y a ti?

Moonbyul respiró hondo.

—Fui a ver a Lee Chang Sub, y estoy tan abrumada que no sé ni por dónde empezar.

—Entiendo. ¿Es por lo de Industrias Moon?

—Sí. Te ahorraré todos los tecnicismos y te diré solamente que durante todos estos años he sido una de las dueñas de Industrias Moon.

—Pero, ¿qué demonios...?

—Y ahora que mi padre no está, soy la única dueña, gracias a una declaración jurada que se supone que firmé hace diez años.

Yongsun se sentó, mirándola fijamente.

—¿De qué me estás hablando?

—Es una larga historia, Yongsun, y la verdad es que estoy cansada de darle vueltas.

—Lo comprendo —dijo Yongsun poniéndose en pie.

Sin embargo, Moonbyul la sujetó del brazo cuando intentó alejarse.

—Yongsun, lo siento, no quería ser tan brusca.

—No pasa nada. En realidad no es asunto mío.

—No digas eso. No hay ningún secreto, Yongsun. Más tarde, cuando me hayas dado de comer y haya bebido algo con alcohol, te lo contaré todo.

Yongsun se relajó.

—Pero eso significa que tendré que cocinar.

—Sí. Nada de pizza.

—Veré qué puedo componer en un momento.

Después de que se hubo cambiado, enfundándose un cómodo chándal, Yongsun volvió a encontrarse a Moonbyul tecleando en su portátil. Pasó a su lado sin molestarla, decidida a encontrar algo adecuado para una cena. No sabía por qué no se le habría ocurrido pasarse por el supermercado. Bueno, en realidad sí lo sabía: estaba deseando volver a casa. Sin embargo, ahora que contemplaba el congelador casi vacío deseó haberse tomado la molestia. Apartó una caja de maíz congelado y encontró un solitario paquete de carne picada. Se encogió de hombros y lo sacó de allí. Seguro que había cientos de cosas que se podían hacer con un poco de carne picada.

Tras el telon de pino [Moonsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora