Capítulo 24. El final del atraco.

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El atraco estaba llegando a su fin, el profesor estaba al otro lado, con la furgoneta dando vueltas y no quedarse quieto en ningún lugar para llegar en el momento oportuno y sacar a todos de allí.

Estaban a minutos de salir del Museo del Prado. Todos estaban a punto de salir, exepto Berlín y Palermo, que se quedaban cubriendo, ya que tenían a la policía prácticamente encima.

Denver y Rio controlaban desde una esquina que no se acercaran. California, desde arriba del agujero le iba pasando los cuadros a Tokio, la cuál estaba abajo, y por último Helsinky y Nairobi lo llevaban con especial cuidado. Al final de los alcantarillados estaría Estocolmo, que los guiaría a todos hasta la furgoneta donde estaría el profesor. Una vez llevados todos los cuadros hasta el final, tenían que salir rápido porque sino no quedaría nadie vivo, eso lo tenían claro.

En la zona donde estaban Berlín y Palermo continuaban los disparos, ellos dos contra toda la policía, iban reculando poco a poco, pero todavía les quedaban unos metros hasta llegar al túnel. Aguantaban, disparaban, se cubrían, se arriesgaban, pero seguían siendo dos contra unos 10. Llegaron a una esquina, ahí se pusieron a cubierto, y una vez más comenzarón a disparar como locos.
- Andrés, podés irte ahora, yo me puedo apañar.
- ¿Qué dices? me quedo aquí, contigo.
- Eres pelotudo o qué, ¡que te vayas carajo! Gritaba Palermo.
- De aquí salíamos los dos o ninguno, entérate.
- A ti te espera alguien fuera, a mi no, yo no tengo nada que perder.
- Fuera me tienes a mi, igual que aquí. ¡Y no te pienso dejar solo!

Se miraron y continuaron disparando, sin dejar solo en ningún momento el uno al otro.

Ya solo quedaban por salir Denver y California, él se quedó para salir junto a ella y no dejarla la última, porque sabía lo que podría pasar.
- California, vamos.
- Si pensáis que voy a dejarlo ahí que se muera junto a Martín, estáis locos.
- No hagas que te obligue a salir, por favor.
- ¡Vete! Vete tú, nadie te obliga que te quedes, y no puedes obligarme a irme.
- Sabes que es lo que quiere Berlín, y es que te vayas. Me quedaría contigo, enserio, pero tengo una familia fuera esperándome.
- Mi familia está aquí, y es Andrés, por eso tu no tienes que quedarte. ¿O si estuviera Estocolmo en la situación de Berlín no te quedarías?
- Claro que me quedaría joder.
- Pues nada más que decir, me voy a ayudarles.
Denver se quedó nervioso sin saber que decir.
- Me cago en la puta, voy contigo joder.

- Eh. Era Helsinky quien apareció desde el agujero justo cuando California y Denver iban a ayudar a Berlín y Palermo, había vuelto.
- ¿Qué haces aquí Helsinky? Preguntó Denver.
- No voy a dejar a Palermo aquí que se muera. Denver vete tu, yo me quedo con California, Estocolmo te necesita.
- Joder, joder. Me quedaría, os lo juro, pero no puedo hacer esto.
- Lo sabemos Denver no te preocupes. Respondió California.
- Tened mucho cuidado ¿vale? os estaremos esperando.

Finalmente Denver se fue, y California y Helsinky se pusieron en marcha para ir a la ayuda, que realmente ya estaban muy cerca.

Berlín y Palermo se giraron al escuchar unos pasos cercas por detrás.
- ¿Qué hacéis aquí? Preguntó Berlín mirando a California.
- Que crees. Respondió ella.
- ¿Y tú gordo? Preguntó Palermo.
- Pues que crees. Respondió Helsinky riéndose, sacando también una risa a Palermo.

Seguían los disparos, esta vez, la policía algo más despistada notando que había mas gente.

- Vale, el túnel está muy cerca, podremos llegar. Dijo California.

Siguieron reculando, hasta llegar al agujero, pero ahora llegaba la parte más arriesgada. Bajar y tirar de la mesa para tapar el agujero, pero la mesa no duraría mucho, la romperían rápido, pero no tenían otra opción.

Cuando Denver llegó al final, el profesor le pidió detalles de como era aquello, ya que fue el que más tiempo había estado allí. Entonces se le ocurrió una última cosa. El lugar donde estaba el profesor y todos los demás era seguro, y él siempre tenía recursos.

Mientras, dentro seguían, apunto de salir, primero bajó Helsinky, que ya estaba preparado para tirar de la cuerda, después California, y una vez más Berlín y Palermo quedaban los últimos, disparando, ya era cuestión de suerte, correr pocos metros y que se metieran en el agujero.

Corrieron los dos hasta el agujero, Berlín entró primero, ya estaban tirando de la cuerda, y justo cuando Palermo estaba bajando se dieron cuenta que éste había recibido un disparo, comenzaron a asustarse, le dieron en la pierna izquierda, pero podría aguantar. Tiraron de la cuerda y cerraron con la mesa, pero sin nada de seguridad.

- ¡Ehhhh, aguantad! Eran Denver y Nairobi, venían con herramientas y unas chapas para tapar bien el agujero y que nos les diera tiempo a la policía de bajar.

Lo taparon rápido. Estaban llegando al final, Berlín y Helsinky ayudaban a Palermo que estaba apoyado en un hombro de cada uno.

Finalmente llegaron, allí estaban todos, esperándolos. Salieron, se subieron a la furgoneta y pusieron rumbo una vez más a Oviedo, para terminar de una vez con esta pesadilla.

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Bueno, pues aquí el final de este atraco. El próximo será el último capítulo, dónde se contará un poco el rescate de Lisboa y veremos como continuaría la vida de la banda, especialmente de Berlín y California.

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Berlín. Después del atraco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora