[Han pasado 3 años desde aquel magnífico atraco en la fábrica nacional de moneda y timbre, 3 años de ese plan que fue tan perfecto, un plan dirigido desde fuera por Sergio, el profesor, y liderado desde dentro por Andrés, Berlín, donde éste no tuvo...
Amanecía chispeando, tras estar toda la noche lloviendo a una fuerte intensidad. Berlín y California fueron a comprobar el agujero por el que saldrían, ya deberían estar fuera, y no ahí, dentro del museo, pero lo que parecía que sería algo más fácil se complicó desde el principio. Entre los dos retiraron una mesa de escritoro que había dentro de una de las recepciones, ésta estaba como en una especie de habitación. Retiraron la mesa, con una cuerda atada al escritorio para volver a cubrir el agujero al salir.
Para llegar definitivamente al alcantarillado, debían bajar las escaleras, y después pasar por un túnel, y ya sí, poder salir rápidamente. Berlín colocó unas escaleras para bajar, tenía que sumergirse para pasar por el túnel ya que había estado toda la noche lloviendo, entonces volvieron los problemas.
California estaba esperando a Berlín desde arriba, pero tardaba en salir y empezó a preocuparse por él. Empezaba a sentirse nerviosa viendo que tardaba tanto, comenzó a dar vueltas sin saber que hacer y bajó las escaleras. Confusa, estaba preparada para sumergirse y pasar por el túnel, pero unos segundos antes de hacer esto, apareció Berlín, con falta de aire, con el pulso alterado, todo empapado. California sujetó su cabeza para que no se hundiera en el agua que había en el agujero, que cada vez era más. Berlín iba recuperando el oxígeno lentamente, aunque sentía la necesidad de decir ya algo y moverse. Se puso en pie, y comenzarón a subir las escaleras. - Sabía que pasaría esto si llovía. Dijo Berlín terminado de recuperar el aire. - No podemos pasar, ¿verdad? Preguntó California. - La presión del agua es muy fuerte, es imposible, tendríamos que esperar a que bajara la cantidad, que no hubiera tanta intensidad. - Tenemos que comunicarlo a los demás.
Palermo llegó alterado buscando a Berlín, tras ver todo lo que había llovido, no hacía falta que nadie le dijera nada. - La concha de la re putísima madre, estamos en junio ¿cómo va a llover ahora? Gritaba Palermo mientras se unía a Berlín y California. - Palermo, calma. Dijo California. - Pero cómo que calma, cómo que calma. Que no podemos salir boluda. Seguía Palermo gritando inquieto. - Martín estamos todos muy alterados así que lo mejor será, que te traquilices. Dijo Berlín también gritando, pero bajando su tono de voz al final de la frase. - Tenemos que decírselo a los demás, y al profesor. Dijo California. - Id vosotros dos, yo me encargo de decírselo al profesor. Dijo Berlín, mientras California y Palermo se marchaban.
Berlín llamó al profesor. - Sergio... - Lo sé Berlín, me he dado cuenta de todo lo que ha llovido, la verdad no contaba con esto en pleno junio. - ¿Qué hacemos? la presión del agua es muy fuerte. ¿Cómo van las cosas fueras? - No hay más opción que esperar a que baje el agua, por suerte dejó de llover hace un rato, pero no es suficinete. Ahora, fuera no hay problemas, tienen que pensar antes de actuar, por lo que les llevará tiempo, pero no debemos confiarnos. Berlín, mantén la calma, que nadie se ponga nervioso, controla la situación, confio en ti. Te llamaré en unas horas. - Por supuesto. Entendido. Terminó Berlín colgando el teléfono y empezando a caminar para reunirse con los demás, que ya estaban informados por California y Palermo.
18 horas de atraco.
Ahora estaba el ambiente calmado, los rehenes no daban problemas, y Gutiérrez andaba atado. Todos estaban cansados, pero manteniendo la compostura, esperando a que el agua bajara. - Denver, Helsinky, Tokyo, Rio venid. Era Berlín el que los llamaba. - ¿Qué pasa? Preguntó Tokyo - Sabéis los cuadros que nos tenemos que llevar y como tenéis que cubrilos, cogedlos ahora y los lleváis junto al agujero, con mucho cuidado. En cuanto podamos salimos de aquí. - Venga vamos, vamos. Añadió Denver para ponerse en marcha.
Sonó el teléfono. Era el profesor. - Dime. - Berlín, no tardarán en entrar, tenéis que daros prisa. - ¿Cuándo van a entrar? - Todavía no, pero tenéis que estar preparados para cualquier cosa, en cuanto podáis salid, no perdáis el tiempo. ¿Ha bajado algo de agua? - Sí, ha bajado, pero todavia no podemos salir. Denver, Rio, Helsinky y Tokio están transladando los cuadros, pero necesitamos más tiempo. - Haré lo que pueda desde fuera, pero insisto, no perdáis nada de tiempo. - Entendido.
18 horas metidos dentro del museo, se suponía que no tardarían ni un día, pero nadie contaba con todo lo que iba a pasar. El profesor sabía que no era su mejor plan, porque no lo preparó con el tiempo suficiente, aún así se arriesgó, todos se arriesgaron junto a él, todo para salvar a Lisboa y aunque las cosas salieran mal constantemente, todos tenían claro que jamás estaría rendirse como opción.
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Nuevo capítulo. Espero que os guste. Pronto más.
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