Capítulo 23. Desconfianza.

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24 horas de atraco.

- Cinco horas, solo cinco horas como mucho ahí dentro. El profesor no paraba de repetirse esta frase, sin poder parar de pensar en el motivo por el que se armó este atraco, no aguantaba más, solo pensaba en que todo saliera bien y rescatar a Lisboa lo antes posible.

Desde dentro Berlín lo tenía todo controlado, cada uno seguía a lo suyo, vigilando los rehenes, observando que la policía no entrara y con los cuadros necesarios ya trasladados cerca del túnel para salir lo antes posible. La presión del agua era cada vez más baja, pero todavía no lo suficiente como para poder salir.

- No sé como hice caso a Sergio viniendo a este atraco, todos sabíamos que no estaba bien planeado. Era Palermo el que hablaba a Berlín sentándose a su lado en el suelo. - Tú y yo teníamos uno mucho mejor ¿te acordás? el que tu hermano quiso utilizar también para recuperar a Lisboa, en el Banco de España, pero claro cambiando todo lo que él quisiera, porque no confiaba en mi plan... en nuestro plan, que aunque fuera para otra cosa diferente, hubiera sido mucho mejor que esto. Ahora soy yo el que no confía en él. ¿O piensas que la policía no va a entrar antes de que pase media hora?
- Martín... ahora no. Respondió Berlín cansado llevándose las manos a la cabeza.
- Ahora no porque sabés que llevo razón.

Tras un suspiro volvió a hablar Berlín
- Recuerdo cuando estaba en California, y llegó él, mi hermano, desesperado, sin saber que hacer... entonces le ofrecí parte de nuesteo plan porque es lo único que teníamos, y él quiso mejorarlo, era lo único que le vi hacer desde que llegó. Si lo que te molesta es que le ofrecí parte de nuestro plan, me lo puedes decir claro. Pero que sepas que este plan está hecho desde la idea de nuestro plan, así que si este sale mal, posiblemente el nuestro tampoco esté a la altura. Y te recuerdo que estamos aquí y no en el banco porque los secuestradores lo quisieron, no nosotros. ¿O no harías tu lo imposible por el amor de tu vida? Porque yo sí.
- Por supuesto que sí. Dijo Palermo mirándolo a los ojos. Pero Lisboa no es el amor de mi vida hermano.
- ¿Por mí? ¿lo harías? Preguntó Berlín.
- ¿Y tú por mí? Respondió Palermo.
- A muerte.
- Y yo.
- Pero es diferente.
- Lo sé, no me tenés que dar explicaciones, está todo claro.

26 horas de atraco.

- ¡¡Berlín!! Era California, gritando y corriendo desesperada.
- ¿Qué pasa? Preguntó desconcertado viendo a California así.
- Van a entrar, van a etrar. Dijo California intentando controlar la respiración.
- Todos juntos ¡ya! Ordenó Berlín. Palermo, ve a buscar a Río y Denver, están en el agujero, y mira si podemos salir ya. Rápido. Continuó Berlín.

Palermo fue corriendo rápidamente para avisarlos y comprobó cuanta agua había.

- ¡Berlín están entrando! Era Nairobi quien avisaba ahora.
- ¡Todos preparados! Nairobi lleva a los rehenes a otra parte. ¡ya!
- California, ve donde está Palermo, que venga, y tú te quedas allí, si ves que nada va bien intenta salir como sea. ¡Venga!
- Siempre yo, sin hacer nada...
- Por favor Sandra, ahora no, ve.

California no lo pensó más y fue, pero por el camino se cruzó a Palermo que venía corriendo como un loco, cruzaron miradas, pero ninguna palabra. Entonces California no pudo resistir en volver, y estar con todos, ayudando, y no huyendo como una cobarde.

- Berlín, creo que podemos salir por el túnel, ha bajado bastante agua, o por lo menos tenemos que intentarlo, no podemos quedarnos aquí esprando a que nos maten. Dijo Palermo que estaba a cubierto, detrás de unas columnas, a 5 metros de Berlín.
- Tenemos que ir hacia atrás, hasta llegar allí, cubriéndonos unos a otros. Dijo Berlín para que todos le escucharan.

Llegó California, que se puso también a cubierto.
- ¿Qué haces aquí? Preguntó Berlín.
- Lo mismo que tú. Respondió segura.
Continuaron mirándose sin decir nada.

Empezaron los disparos. Todos estaban en posición.
- ¡Sabemos lo que tenemos que hacer! Gritaba Berlín entre disparos.
- ¡Cubridme, me voy a cruzar! Era Tokio quién se cruzó por en medio para disparar.
- Hacía atrás, sin bajar la guardia. ¡Vamos! Seguía Berlín ordenando.

Estaban a 20 metros del túnel.
- Denver, escúchame. Todos contigo al agujero ya.
- Berlín, yo me quedo. Dijo Palermo.
- De acuerdo, Palermo y yo nos quedamos. ¡Los demás todos al agujero ya!
Berlín miró a California. Todos estaban marchándose en grupos.
- Acercate. La besó. - Después nos volveremos a ver, tranquila.
- Qué me quedo contigo. ¿Cómo te lo digo?
- Vete ya, no ves que me lo estás complicado todo. Dijo Berlín gritando.
- Helsinky, cogela y llevatela. Ordenó Berlín.
- Vamos. Dijo Helsinky mientras California no se movía. Finalmete Helsinky se la llevó en brazo mientras ésta intentaba resistirse. Siendo cubiertos por Denver y Tokio.

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• Nuevo capítulo. Espero que os guste!! 🙌🏼

• Y bueno, esta historia esta cada vez más cerca de su final.

• Esperemos que todo salga bien en el final del atraco. 😉

• Una vez más, gracias por leer esto. 🙏🏻🙏🏻🙏🏻

 🙏🏻🙏🏻🙏🏻

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🖤🖤🖤

Berlín. Después del atraco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora