SLUT ━━ kim namjoon

veinticuatro

slut     capítulo veinticuatro

          LA CEREMONIA POR lo civil había sido completamente hermosa, muchos derramaron lágrimas.

          SunHye lucía completamente hermosa con su vestido de novia y su cabello suelto en ondas perfectamente hechas hasta su cintura, sus labios pintados de rojos pasión resaltaban el color de su cabello, el vestido, las joyas y su mirada de manera impresionante, y parecía que SunHye estaba completamente orgullosa de ello.

          Sin duda era la mujer más hermosa que había en ese salón. A SunHye le divertía el hecho de que las hijas de los socios de la mafia Kim parecían querer asesinarla con sus miradas porque aceptaban que la pelinegra era increíblemente hermosa.

          SunHye sabía que ellas eran las candidatas para ser las prometidas de NamJoon antes de que el moreno decidiera casarse con ella por voluntad propia.

          NamJoon sabía que a SunHye le divertía la situación y el moreno no podía evitarse reírse también, pues la situación era muy cómica.

          También le encantaba el hecho de que SunHye actuara con tanta naturalidad ante la situación, completamente relajada y despreocupada. Amaba el hecho de que SunHye nunca lo celaba por nada y esperaba a que él le explicara, pues conocía perfectamente a NamJoon y el moreno era incapaz de cometer una estupidez sin alguna razón aparente.

          Y a NamJoon le encantaba eso, pues le demostraba la tremenda confianza que le tenía SunHye.

          Aunque que SunHye se sintiera celosa tampoco le caería mal.

           La pareja dijo sus votos, ambos sin quitar las grandes sonrisas de sus rostros, y también sin dejar de mirarse el uno al otro. Se podía notar a millas y millas de distancia que esos estaban más que enamorados del otro. Aquellos dos años y seis meses que estuvieron conociéndose fue suficiente para caer por el otro, aunque intentaran enmascaras sus sentimientos con el sexo.

          SunAh no podía estar más agradecida de que su hija encontrara el camino de su vida con un hombre tan maravilloso como NamJoon.

          Incluso cuando mantenían una relación de «amigos con derechos» y SunAh sabía que su hija y el guapo chico de piel dorada sólo mantenían una relación de sexo, NamJoon seguía comportándose como un caballero, asegurándose de que SunHye llegara sana a salva a su hogar o al club de sus encuentros con el moreno. Entonces, SunAh supo que el chico estaba más que interesado románticamente en su hija.

          Con los padres de NamJoon era igual. Los susodichos no podían estar más que orgullosos de que SunHye fuera la esposa de su hijo primogénito porque la pelinegra era una mujer increíblemente hermosa, nadie podía negarlo, además de humilde y amable. SunHye poseía la habilidad de saber cómo comportarse ante una persona para agradarle o llamar su atención si ella quería, por lo que muchas veces se mostraba vanidosa o interesada ante las personas que ella creía no valían la pena que permanecieran en su vida.

          Sin embargo, los padres de NamJoon eran agradables y bastante sencillos con ella, así que SunHye decidió que sería de la misma forma con ellos porque se habían ganado su cariño al no juzgarla por a lo que se dedicaba, sobretodo la madre de NamJoon.

          La ceremonia había acabado, así que todos se habían ido hacia el salón de fiesta donde se llevaría a cabo la fiesta de la boda, dando inicio al baile que sería iniciado por los recién casados.

          Por suerte, NamJoon había practicado lo suficiente como para ganar la confianza de no tropezar con sus propios pies.

          Era increíble como el moreno tenía la habilidad de matar a una persona en menos de un segundo con sólo un movimiento de manos, pero cuando le tocaba bailar algo tan simple como una balada, que era izquierda, derecha, giro y así sucesivamente, se tropezaba con sus propios pies.

          SunHye solía burlarse de NamJoon por eso.

          —¡Wow! ¡Mira eso! No te caíste. —SunHye se burló de NamJoon cuando este le dió un giro perfecto.

          —No me hagas arrepentirme de haberte convertido en la Señora Kim, SunHye. —NamJoon rodó los ojos, pero aún así mantenía una sonrisa en sus labios.

          —Ambos sabemos que Lee es mejor que Kim. —SunHye se burló de nuevo cuando NamJoon le dió otra vuelta sobre su eje e hizo que su vestido luciera hermoso al dar la vuelta.

          —Pero ambos sabemos que mi apellido queda mejor con tu nombre. —NamJoon también sonrió burlón, atrapando la cintura de SunHye para acercarla a él y dejar un pequeño beso casto sobre los labios rojos de la pelinegra.

          —Lo que te haga dormir por las noches, NamJoon. —SunHye rodó los ojos.

          —¿Ya pensaste los nombres para nuestros hijos? —NamJoon preguntó de la nada.

          —¿Hijos? ¿No crees que sea muy temprano para eso? —SunHye no se sintió nerviosa ante el tema, tener hijos era algo con lo que pensaba siempre.

          —Tal vez... —NamJoon vaciló—. Pero igual quiero saber tu opinión.

          —Bueno, si sería niña creo que la llamaría HaNeul o YoungMi y si fuera niño lo llamaría JiYoung o ChungHee. —A NamJoon le sorprendió la seguridad de SunHye al responder.

          —¿Y si fueran gemelos o mellizos? —Volvió a preguntar NamJoon interesado.

          —Si fueran gemelas las llamaría YoungMi y YangMi, si fueran gemelos ChungHee y ChungHo. —Volvió a responder SunHye con seguridad.

          —¿Y si fueran mellizos? —SunHye miró a NamJoon confundida—. Niño y niña.

          —HaYoung y DoYoung.