SLUT ━━ kim namjoon

veinticinco

slut     capítulo veinticinco

          SUNHYE SE DESHIZO del vestido de novia, reemplazándolo por un vestido de seda de tirantes, escote, espalda abierta, largo hasta sus tobillos y que dejaba su pierna derecha descubierta, color blanco. Su maquillaje seguía intacto al igual que su cabello permanecía perfecta y levemente ondulado.

          NamJoon se había cambiado su traje de tres piezas a un pantalón de tela negra, para vestir, y una camisa blanca de botones y manga larga con zapatos de vestir también. El moreno había decidido desordenar su cabello, mojándolo y dejándolo húmedo para que se secara al aire.

          Ya eran las cinco de la tarde y los invitados de la boda se habían reunido a las afueras del lugar donde se había llevado a cabo la recepción de la boda de Kim NamJoon y Kim SunHye para despedir a los recién casados quienes se habían ido al aeropuerto internacional de Incheon para abordar su vuelo hacia la ciudad del amor, Paris.

          —¿Te gusta? —preguntó NamJoon cuando vió como SunHye miraba la capital de Francia completamente encantada a través de la ventana de la camioneta negra blindada que los llevaría hacia el hotel en el que se hospedarían.

          —Creo que ya capté el porqué le dicen la ciudad del amor. —SunHye dijo bobamente, haciendo que NamJoon se riera de ella con cariño—. Tenemos que venir a vivir aquí en algún momento de nuestra vida. —SunHye se volteó hacia NamJoon, mirándolo con súplica mientras hacía un puchero de forma inconsciente.

          —¿Qué te parece después de que me retire del negocio familiar? —NamJoon dió a oír su opinión, haciendo que SunHye se quedara pensativa para luego asentir.

          —Me parece perfecto. —SunHye sonrió satisfecha.

          Pronto el auto se detuvo y la puerta de los asientos trasero se abrió, el hombre ofreciéndole su mano a SunHye para ayudarla a bajar.

          SunHye tomó la mano del hombre y le sonrió coqueta en modo de agradecimiento, haciendo que este desviara la mirada sonrojado y NamJoon rodara los ojos y bufara tras ellos.

          NamJoon le dió un asentimiento de cabeza hacia el hombre, ordenándole que se fuera con su típica mirada seria que parecía ser más intensa en ese momento. NamJoon se acercó a SunHye por detrás, admirando como la pelinegra miraba encantada el hotel cinco estrellas frente a ella.

          —¿Te gusta? —preguntó de nuevo NamJoon, rodeando a la pelinegra por su cintura.

          —¿Sabes? Aunque me dijiste que casarme con un mafioso sería peligroso, yo lo veo bastante bien, muy bien diría yo. —SunHye respondió, haciendo que NamJoon riera y besara la mejilla de la pelinegra rápidamente, para luego tomarla de la mano y dirigirla hacia el interior del hotel.

          Rápidamente se dirigieron hacia la recepción del hotel, pidiendo la llave de la habitación que el moreno se había encargado de reservar con antelación.

          »Nunca me dijiste que sabías hablar francés.

          NamJoon miró divertido a SunHye.

          —Aprender diferentes idiomas es un requisito para ser un líder mafioso. —NamJoon respondió, abriendo la puerta de la habitación con rapidez—. Ahora, ¿quieres hablar de cómo aprendí francés o quieres comenzar la noche de bodas? —NamJoon sonrió coqueto hacia SunHye, haciendo que esta correspondiera la sonrisa.

          —Ambas están bien para mí, en realidad.

          Pronto, NamJoon se vió a sí mismo besando a SunHye con intensidad y desesperación, cargando a la pelinegra ente sus brazos para dejarla con suavidad sobre el mullido, suave y cómo colchón de la cama de la habitación que estaba decorada con pétalos de rosas.

          SunHye miró las velas a su alrededor, sonriendo.

          »Olvidé que eras un hombre tradicional. —SunHye murmuró al ver la decoración de la habitación, sonriendo conmovida ante el gesto.

          —¿Eso es un problema para ti, amor? —NamJoon preguntó entre besos que se repartieron del cuello de la pelinegra hasta el escote de esta, mientras el moreno comenzaba a deslizar los tirantes del vestido por los hombros y brazos de SunHye, dejándolo hasta la mitad del estómago de la menor y revelando los pechos desnudos de esta.

          —Oops, olvidé que debía utilizar lencería especial para ti esta noche. —SunHye se rió entre dientes cuando sintió a NamJoon repartir besos en sus pechos.

          —No importa. Probablemente me hubiera frustrado al no saber cómo quitarla y hubiera terminado rompiéndola. —NamJoon le restó importancia, casi que encogiéndose de hombros.

          —Tienes razón. —SunHye se rió al imaginar lo que el moreno había dicho.

          Luego gimió fuertemente al sentir como NamJoon hacía a un lado su ropa interior y pasaba un dedo por toda su húmeda hendidura.

          —¿Qué? —NamJoon preguntó burlón cuando escuchó a su esposa gemir—. ¿Olvidaste lo bueno que soy haciéndote sentir bien, cariño? —NamJoon simplemente no podía evitar burlarse de su mujer, al igual que SunHye no podía evitar burlarse de él.

          —Sí, olvidé lo bueno que eras follándome. —SunHye afirmó, haciendo un puchero falso mientras miraba a NamJoon con inocencia falsa.

          —Pero si follamos un día antes de nuestra boda. —NamJoon se rió, deslizando un dedo en el interior de SunHye.

           La pelinegra soltó un suspiro de placer.

          —Por eso.