Capítulo 7 (extra 1)

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N/A: Este capítulo -como otros tres- va a estar basado en hechos del pasado.

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—¡Es historia! No es difícil, Luke —. Se quejó Billy dando un golpe en la nuca a su amigo.

—Es difícil para mí... ¡Tú eres un presumido matadito de la escuela! —. Le gritó bromeando.

—Uh, creo que ya se lo que necesitas —. Subió y bajó sus cejas con diversión.

El de ojos verdes llevó su mano al mentón dónde hizo el ademán de pensar.

—¿ah sí? Y, ¿Qué podría ser? —. Luke levantó una de sus cejas y rodó los ojos con diversión.

—Espérame un momento... —, se puso de pie y Luke lo tuvo bajo una atenta mirada. —Veré si Michael está en su habitación —Dijo antes de salir.

—¡Billy... no te atrevas! —. Gritó, pero él ya había salido de la habitación.

Luke se sentía nervioso, de pronto sus manos comenzaron a sudar junto a un ligero temblor. Billy sabía muy bien el gusto que tenía por su hermano, pero al comentárselo habían prometido que sería un secreto entre los dos... ahora su mejor amigo lo usaba en su contra, vaya error.

Se levantó de la cama para ver si podía alcanzar a escuchar que le decía al menor, también saber si decía algo indebido para intervenir a tiempo; pero, lo único que escuchó fue la voz preocupada de Billy.

—Oh dios, Mike... respira.

Luke entró sin pensarlo a la habitación de Michael, no le gustó lo que vio. Ambos hermanos estaban en el suelo, Billy trataba de mostrar una respiración profunda y Michael trataba de imitarlo, pero se le dificultaba mucho. Luke no entendía que estaba sucediendo, pero sin duda sentía su pecho pesado por la imagen de Michael con sus mejillas y nariz roja, y sus mejillas llenas de lágrimas.

—Necesito llamar al doctor —, mencionó Billy sin soltar a su hermanito. —Ven Luke, ayúdalo por favor a respirar bien...

De pronto, Billy salió de la habitación y Luke no dudo en acercarse a ayudar tal y como Billy le había explicado.

Colocó una de sus manos suavemente sobre la espalda del menor y empezó a hacer las respiraciones lentas y profundas.

—Vamos Mikey... Así, inhala, exhala... —, verdaderamente no sabía que decir, pero solo para que Michael no sufriera, haría cualquier cosa.

—Lu...Luke...—. Las respiraciones lentas y sofocantes estaban calmándose.

Michael lo único que necesitaba era distraerse de todo lo que lo había hecho llegar a ese momento y, la mano de Luke hacía un excelente trabajo en su espalda. El contacto de la piel del rubio contra la tela de su playera lo hacía pensar en lo seguro que se sentiría con solo un abrazo del chico.

—Oh dios, ¡No se que decir! —. Gritó Luke, haciendo que él menor riera. —¿Estas... estas riendo? ¿Eso es bueno?

Michael respiró tranquilamente unos segundos más.

—Si, creo que si... —. Dijo asintiendo.

Luke no se había despegado de él y hasta ese momento, se dio cuenta de que estaban demasiado cerca.

—Bien... que... que bueno, yo... estoy feliz... de que estés bien —. Murmuró con nerviosismo.

Bajo la mirada haciendo notar lo nervioso que se sentía a los ojos verdes de él menor por estar cerca suyo.

Luego entonces, se alejó pensando que el pálido chico podría sentirse incomodo por su atrevimiento, pues ya no necesitaba su ayuda y seguir allí, probablemente sería algo intenso.

—Gracias Luke —. Dijo Michael antes de ponerse con cuidado de pie.

Aun no tenía muchas fuerzas, pero arrastrando sus pies llegó a la cama para poder reposar. Necesitaba hablar con alguien para no regresar a lo mismo.

—¿Quieres, uh... quieres que te deje solo para que puedas descansar? —. Preguntó Luke, tímidamente. Sonrió al ver a Michael negar.

—No, quédate... por favor —. Pidió.

El corazón de Luke empezó a latir más y más rápido, si no se controlaba probablemente el sería quien necesite más ejercicios de respiración. Quería ser amigo de Michael, claro que sí, pero era demasiado difícil cuando también lo quería de otra manera.

Aquel chico de ojos verdes se le hacía una persona tierna, muy amable y prácticamente: perfecta. Luke admiraba la dedicación con la que Michael jugaba o hablaba sobre los temas que eran de su interés; y es por eso que adoraba hacer tareas en casa de Billy, por el simple hecho de tener el privilegio de escuchar la dulce voz de Michael. Y ahora, lo había tenido más cerca de lo que alguna vez pudo imaginar y se comportaba como un tonto.

—Platícame de algo, Luke... quiero pensar en otra cosa —. Pidió Michael.

—¿por qué? —, preguntó de inmediato y se arrepintió con la misma velocidad. Era obvio que Michael no iba a querer hablar sobre lo sucedido y ahí se encontraba, haciéndole preguntas tontas. —Perdón, no tienes que responder eso.

Michael bajo la mirada y sonrió apenas un poco, él también estaba nervioso con la presencia de Luke ahí, justo en su habitación, completamente solos.

—Él doctor dice que... —. Billy entró y los miró achinando un poco sus ojos, no esperaba ver a Michael mejor aún. —¿te sientes mejor?

—Si, lo estoy —. Respondió sin verlo.

Sabía que él lo obligaría a contarle sobre lo sucedido y si no lo hacía ahora, lo obligaría luego de que Luke se fuera a su casa; esta vez creyó que sería mejor con el rubio presente.

—Perfecto, porque ahora hablaremos de que fue lo que pasó —. Billy cruzó sus brazos sobre su pecho.

Luke, de inmediato sintió que se estaba metiendo en un momento demasiado privado, dónde no tenía nada que ver.

—Creo que yo me voy... ustedes deben platicar y...

—Melissa hizo comentarios de nuevo... —, habló interrumpiendo la salida el rubio más alto —. Yo... a veces creo que tiene razón... —. Su voz entrecortada hizo crecer las ganas de Luke por darle un abrazo para nunca soltarlo. Pero se controló.

—Esa maldita me va a escuchar mañana —. Comentó Billy, enojado.

Siguieron hablando y Luke se enteró de lo que aquella profesora había estado haciendo durante un tiempo, sin conocerla empezó a generar un odio hacia ella. Luke y Billy se dedicaron a distraerlo con bromas y chistes para que ya no pensara en ese mal trago.

Ya de noche, Billy acompañó a Luke hasta la puerta, para que pudiera irse a su casa, aquel día había sido el mejor para su plan.

—Este es el número de Michael, puede que el sepa o no que te lo estoy dando, así que solo está en ti marcarle o escribirle algún texto —. Billy sonreía como si hubiera hecho una travesura.

Luke se quedó en shock mientras tomaba el papel. No dijo nada más y se encaminó a su casa, mirando el numero por todo el camino, que no era demasiado largo en realidad.

******

Aquella noche no durmió por pasársela pensando en aquellos ojos verdes, en sus pequeñas manos con deditos regordetes moviéndose nerviosos y en el sonido de su risa; esa risa que no quería dejar de escuchar jamás... y si algún día lo hacía, entonces haría todo por volverla a escuchar.

Así como destruir la vida de la persona que causar la infelicidad del pequeño Michael. 

want you back ✨Muke✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora