Capítulo 3.

38 11 2
                                    

DÍA 1.

Michael y Francisco llegaron al aeropuerto de Nueva York, exactamente eran las doce y cuarenta de la tarde. Realmente estaban agotados del viaje y eso se les notaba en el rostro.

Los padres de Michael estaban esperándolos con un cartel con sus nombres y luego de una afectuosa bienvenida, llegaron a la casa de los Clifford a la una y cuarenta de la tarde por culpa del trafico en las calles. Michael solo deseaba dormir eternamente.

—Nosotros les ayudaremos a bajar todas las maletas, vayan a descansar, fue un viaje largo —. Dijo Karen.

Francisco agradeció en un tono bajo de voz y Michael les dedicó una sonrisa a sus padres.

Usarían la habitación de visitas, Karen no quería que usaran la habitación de Michael. Apenas llegaron y sus cabezas se posaron sobre las suaves almohadas, ambos quedaron dormidos con lo que traían puesto. Michael se sentía algo extraño, llegar a su hogar de nuevo le traía recuerdos reprimidos por dos años.

A la mañana siguiente, Michael despertó a las nueve de la mañana puntualmente, se dio una ducha rápida y mientras se cambiaba de ropa, pudo a ver a Fran removiéndose entre las sabanas.

—Buenos días, dormilón —. Sonrió acercándose a él.

—Buenos días —. Respondió Francisco. Ambos sonrieron.

—Bajaré a ayudarle a mi mamá. Las maletas están por allá —. Señaló el lugar.

Francisco asintió mientras se ponía de pie para así, arrastrar sus pies hacia el baño. Michael salió del cuarto cerrando detrás de su espalda y bajó las escaleras con más animo que anoche.

Aunque su sonrisa desapareció por un grito.

—¡Tu y yo tenemos que hablar! —, su hermano mayor se acercaba en su dirección de manera intimidante y con mirada peligrosa, —no te lo perdonaré fácilmente.

—Vamos Billy, me amas —. Dijo Michael.

Aún así, dio unos pasos hacia atrás y levantó sus manos en busca de paz.

—Te odio Michael —. Dijo Billy, frunciendo sus cejas.

—No, no lo haces. Ahora, abrázame que te extrañe, tonto —. El menos extendió sus brazos y Billy no dudo en acercarse luego de rodar los ojos.

Se habían extrañado mucho y el enojo de él había desaparecido completamente.

—Chicos, el desayuno está listo —. Anuncio su mamá.

Michael sintió como su hubiera retrocedido unos años atrás y sonrió cuando los recuerdos familiares inundaron su mente. Tan solo faltaba algo... O alguien.

Pero no se permitió pensar más cuando escuchó a su prometido bajar las escaleras.

—Muy buenos días a todos —. Dijo él.

Francisco no era español, de hecho, había nacido y crecido en Atlanta. Por razones del destino y de que sus padres si lo eran, terminó viviendo en Barcelona, donde se conocería con Michael.

Todos se sentaron en la mesa, estaban disfrutando del desayuno y comentando sobre los últimos detalles de la boda. También hablaron sobre los planes que harían estos días y entre eso, Karen y Billy mantenían una sonrisa cómplice, Michael lo había notado. Lo dejó pasar y decidió ignorarlos a ambos, no quería tener preocupaciones en esa hermosa mañana.

Claro que tampoco pasaba por su cabeza el que le estuvieran preparando una fiesta sorpresa.

—Y, ¿Por qué no salen juntos hoy y regresan más a la tarde? —. Propuso Karen.

want you back ✨Muke✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora