Min Yoongi se ha dedicado al arte de los tatuajes desde los quince años, cuándo él y su mejor amigo se hicieron su primer tatuaje juntos- de manera ilegal, por supuesto- descubrió su enorme gusto por ellos, así que decidió hacer de ese gusto, un neg...
—Esa canción...no me lo creerás, pero yo bailaba esa canción.
—Tienes que estarme jodiendo ¿porqué tienes esa música en tu reproductor?
Me río, ya un poco más animada y sin sueño alguno, intento recordar los pasos poniéndome en pié.
—Los brazaletes tintinean y me dicen que soy tuya~
Traduzco para él, Yoongi se ríe y cruza nuevamente sus brazos prestándome toda su atención, estiro un poco porque estoy bastante oxidada en eso de mover las caderas de manera celestial como las artistas de Bollywood.
Me levanto la camiseta y amarro el dobladillo de esta para que los movimientos no se pierdan por culpa de lo holgada que es y me coloco en posición.
Yoongi se ríe porque no sabe que carajo voy a hacer.
—Cállate, voy a bailar.
Coloco mis manos a ambos lados de mi cintura, levanto el mentón y coloco todo mi peso en una pierna, estirando la otra, relajo mi cuerpo y cierro los ojos.
¿Cómo iba esta mierda? algo sobre dejarse llevar, según la maestra, la verdad es que solo asistí dos meses, pero hey, era de las mejores, aprendí rápido.
Empiezo a moverme tal y como recuerdo, si no lo hago se acabará la canción y esa no es la idea, así que hago el primer paso, el segundo y los demás se dan por si solos, ya puedo abrir los ojos confiada, doy unas cuántas vueltas y recuerdo la letra de esa canción, que ciertamente es preciosa.
Mis pulseras dicen, mis brazaletes dicen
Que soy tuya, dulzura.
Sin ti no tendría vida, moriría.
Llévate, llévate, llévate mi corazón
Llévate, llévate, amor, llévatelo
Mis pulseras dicen, mis brazaletes dicen
Que soy tuya, dulzura
Sin ti no tendría vida, moriría
Llévate, llévate, amor, llévatelo
Llévate mi corazón
Ahora mis noches las paso contando estrellas
Puede que mi amor siempre esté conmigo
Ahora que has entrado a mi vida, no te vayas.
Finaliza más rápido de lo esperado, pero al menos pude recordar los pasos y una parte bonita de cuando tenía diecisiete y esa locura que me dió por tomar clases de yoga y danza. Hago una reverencia a y regaño a Yoongi pues esperaba aplausos.
—Oye, no es por presumir, pero eso salió bastante bien, merezco una ovación de pié al menos.
Dictamino, él sonríe y cuando me acerco, jala de la camiseta, deshaciendo el nudo que la mantenía apretada contra mi torso, me sienta a horcajadas suyas, ambas piernas a cada lado de su cintura, su mano abierta presiona el fin de mi espalda, otra vez tengo su rostro cerca al mío y mi respiración se torna errática, como debe ser cada vez que Yoongi me toca.
—En realidad, me gustaría otro— no me emociones así, idiota— que bailes la canción completa.
—Bueno, para eso debo levantarme.
Niega.
—Hazlo justo ahí, así como estás— la voz de Yoongi es bastante grave, ahora que baja el tono de esta, se escucha incluso más ronca— y dame un beso ¿mm? un buen beso.
Esto es complicado e intenso, nisiquiera soy yo quien da el beso, es él quien junta ambas bocas y muerde mi labio pidiendo que le dé entrada a su lengua que apenas puede, busca la mía con desespero.
Y aquí vamos otra vez, miles de besos, otro montón de caricias que sacan suspiros y gritos, súplicas, ruegos que se pierden en la boca del otro, ropa en el suelo, su cuerpo sobre el mío y marcas en mi cuello.
Para qué al día siguiente, otra vez Yoongi tenga aquella indecisión en su mirada, me mire sonriendo con suavidad e intente confundirme con sus acciones.
Otra vez.
Otra vez querré saber que pasa por la cabeza de este hombre y enterarme de que es lo que lo detiene, lo que no le permite entregarse totalmente, porque cuando sus dedos tocan mi piel, parece dispuesto a todo y embriagarse con ella, pero fuera de allí, luce culpable y atormentado, quién sabe porqué.
Luego diré en tono malicioso qué tal vez salga con otros chicos y él dirá que está bien, que estoy en todo mi derecho, pero, cuando levante el jodido teléfono, volverá a atacarme, me acorralará contra la pared, me mirará con aquellos ojos oscuros y molestos antes de besarme y tocarme como si quisiera hacerme entender que enrealidad le pertenezco a él.
Pero a la final, no es así.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.