Min Yoongi se ha dedicado al arte de los tatuajes desde los quince años, cuándo él y su mejor amigo se hicieron su primer tatuaje juntos- de manera ilegal, por supuesto- descubrió su enorme gusto por ellos, así que decidió hacer de ese gusto, un neg...
—¡Solo eso me faltaba en esta desgraciada vida que llevo!— exclamo.
—No exageres— resopla Yoongi, Jungkook se da la vuelta pero veo sus hombros sacudirse por la risa, este niño—¿Porqué eres tan teatral?
Tal vez si estoy siendo muy exagerada, pero me vale tres kilos de mierda.
—¡Acabas de golpear a JaeGo sin razón alguna! ¿sabes que significa eso? significa que no querrá volver a salir conmigo en la vida— yo tampoco es que quiera volver a verlo, pero aún así— que pensará, seguro que eres un salvaje.
—¿Y desde cuándo a mí me importa lo que los imbéciles puedan pensar de mi?—resopla— Jungkook, vete a dormir a tu cuarto.
Él se señala a si mismo, confundido por la repentina mención a su nombre. Yoongi señala otra vez las escaleras y no le queda otra más que irse, refunfuñando y quejándose porque es demasiado temprano para irse a dormir.
Miro a Yoongi, vamos a discutir nuevamente y ya eso se ha convertido en deporte, empiezo a hartarme.
—¿Cuánto más vamos a estar así?
—Voy a cerrar ya, sube y vamos a dormir.
—No, me voy a casa— tomo mi bolso— no estoy de humor.
Me siento tan frustrada, el estrés y el agotamiento que produce esta situación empieza a afectarme más de lo deseado, me duele la cabeza y también el pecho.
Vuelve a detenerme y niega, la molestia abandonando sus facciones y ahora me ve con clara preocupación.
—Lo siento.— murmura— Lo lamento, pero no te vayas, es muy tarde y — se interrumpe, acercándome otro poco más a él— y tu hogar es aquí conmigo, con nosotros. Aquí estarás mejor que allá, no quiero... no quiero que vuelvas con ellos.
Arrugo el ceño.
—¿Qué insinuas?
—Quédate conmigo.
—Yoongi— yo no entiendo a este hombre, ni un poco— no sabes lo que dices.
—Por favor.— toma mi rostro, su nariz roza con la mía, me encuentro un tanto petrificada— Yo... yo puedo intentar, Harie, yo puedo dar todo de mi y quererte.
Niego, no sé si quiero arriesgarme a aceptar y luego escucharlo divagando otra vez acerca de no estar seguro.
—No te creo, Yoongi.— me alejo, al menos lo suficiente para hablarle sin sentir mi cuerpo temblar por su toque— mañana me dirás qué fue un error, que estoy mejor en cualquier sitio menos contigo, que no eres bueno y que todo lo que puedes darme son molestias, no importará cuántas veces te repita que eso no es cierto y que todo tú es perfecto tal cual es, seguirás necio y alegaras que solo quieres lo mejor para mí, entonces otra vez yo intentaré alejarme y trataré de continuar dándote tu espacio.
—No, Haeri, no.
—Pero entonces buscarás la manera y excusa para entrometerte en mis decisiones personales, discutiremos a gritos por eso y otra vez, se repetirá la cadena, últimamente todo es un bucle cuando se trata de ambos y empiezo a cansarme. Enrealidad ya me cansé.
Me deshago de su agarre y me dispongo a irme, no puedo estar un minuto más aquí, son muchas emociones las cuales procesar y acostumbrarme.
V●ᴥ●V
Me levanto y estoy hecha mierda, la boca pastosa, ojos hinchados de tanto dormir, pelos desordenados, parezco alguna fase de Goku, con el cabello en punta.
Bostezo y mi aliento parece el de un muerto, hasta yo me doy asco. Me pongo en pié y corriendo me meto al baño, cepillo mis dientes y me paso la peineta solo para intentar aplanar el desastre.
Ahora parezco Alfalfa.
Y no me quiero bañar, pero tengo que si quiero llegar a tiempo a Melínoe. Yoongi no trabaja hoy, solo Jungkook, así que no tengo que preocuparme porque mis emociones se alteren apenas lo vea.
Suelto un grito cuándo el agua fría cae, ese me deja tiesa, tengo que ser más cuidadosa y no colocarme bajo el maldito chorro apenas abro la canilla.
También debería depilarme las piernas, hay tantas cosas que debería hacer pero que no hago porque la pereza me gana, que fracaso de mujer soy.
Salgo una vez lista y oliendo rico, envuelta en la toalla y devuelta al tocador, aplicando todas esas cremas que ayudan a mi piel a lucir radiante, según los anuncios de instagram, porque he de confesar que me volví una compradora compulsiva, todo lo que veo en anuncios, lo compro porque me convencen sus supuestos beneficios y eso no es gastar dinero sabiamente.
Termino y entro de nuevo a mí habitación, soltando un grito peor que el anterior ¿cuál es la manía de alterarme los nervios? resoplo viéndolo sonreír.
—¿Qué haces y como demonios entraste, Min?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.