Capitulo 2

42 7 0
                                    


La voz de mi hermano me recuerda despertar en la mañana.
Y si deseo despertar más de una vez, tengo que superar la prueba.

Tengo que superar esta prueba. Tengo que superarla.

Pienso que, si lo repito, en algún momento se volverá realidad.

Me levanto y voy al baño. Evito ver mi cuerpo y comprobar cada cicatriz, cada moretón o cortada porque son recuerdos constantes de mis fallas, de que está prueba la he hecho tres veces y no la he pasado. Pero hoy, me obligare, hoy ganaré.
Lo haré porque no existe modo en que pierda.

Pienso mientras el agua se sigue resbalando. Luego salgo y me visto con una camiseta blanca de algodón, pantalones flexibles negros, botas altas y una chaqueta marrón de cuero lisa.
Bajo las escaleras anchas de cristal hasta llegar a la cocina. Abro la nevera y como el pan de energía de la mañana. Y como no necesito nada más que eso para sobrevivir, no como nada más. Abro el anaquel y lleno mi mochila de las armas del día, dos pistolas en cada bolsillo interno de la chaqueta; tres navajas en los bolsillos de mis botas. Considero esto suficiente.

- Apúrate- grita Malet. Las cortinas metálicas empiezan a bajar y cellar la casa por completo.

- Ya voy - contesto y me apresuro a correr y agacharme antes que se cierre la puerta

Mi hermano está recostado en su automóvil negro con una sonrisa maliciosa.

-Podías haber esperado a que pudiera salir ¿no? - digo refiriéndome al matutino intento de asesinato por parte de mi propio hermano al querer aplastarme con sus cortinas

- No hubiese sido divertido - dice y me mira alzando sus cejas - ¿cuántas llevas hoy?

- Tres

-Al menos vas aprendiendo - contesta y abre la puerta del acompañante

- Jaja - digo sarcásticamente

Dentro del auto, mi hermano cierra por completo cada puerta y ventana.
- Temperatura menos de cero - explica

Luego comienza a conducir. Bajamos lentamente la colina verde, por la ventana visualizo las montañas de hojas caídas en el suelo y me imagino a Malet recogiendo cada una. Una pequeña mueca de sonrisa se formula en mi rostro. Quiero sentir la brisa, pero el termómetro indica que, si lo hago, mi cara se congelaría.

- Abre el portón - dice Malet

Volteo y toco el pequeño botón debajo del asiento. El gigantesco muro de barras de hierro se abre. Mi hermano entonces acelera. El camino se vuelve borroso por la ventana.

- ¿hiciste lo que te pedí? - me pregunta aún con su vista al frente

- Claro - digo jugueteando con mis manos por nervios

- ¿conclusiones?
- La semana pasada observe a Drang cuando hizo la prueba a Elizabeth - recordé la escena, muy específicamente el sudor de la chica cayendo encima de mí, pues llevaban al menos dos horas y Drang no daba indicios de parar - estudie sus movimientos, su fuerza y rapidez - observe a mi hermano - es increíblemente rápido, tiene mucha fuerza y se incrementa con su furia. Pero repite un movimiento. Espera a que su víctima este despalda y la abraza por la espalda, inmovilizandola y luego puede hacer lo que quiera

- ¿Elizabeth pasó esa prueba? - me miró con miedo

- Si - dije recordando. Su pecho se desinfló con mis palabras - ella se tiró hacia atrás y su cuerpo cayó encima de Drang y siguió combatiendo hasta que lo logro.

Él reflexiono un tiempo. Mientras yo recordé el momento triunfal de mi compañera, su sudor había manchado su camiseta y levanto sus brazos con una sonrisa de orgullo.

AugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora