capitulo 7

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¿Cuándo dejaré de tener pena por mí misma?

¿Por qué sigo aquí?

¿Por qué alguien podría quererme?

¿Por qué alguien me tendría compasión?

Ódiame, que si lo haces me podré ir,
Ódiame, que no merezco nada de esto,
Ódiame, jamás seré lo que esperas, jamás será suficiente,

Te ruego,

Qué si amas,

Me odies.
                                                         De: Auge Hopes

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Mientras caminaba recordé mi carta a Malet.  Y recordé haberlo hecho con un antiguo bolígrafo que estaba en el armario. Ni siquiera sabía cómo escribir, la mano me temblaba y no sabía que escribir. Recuerdo que espere a que mis lágrimas se secarán antes de dársela. Y que no sirvió de nada porque cuando la leyó lloré en sus manos.

Qué difícil se vuelve amarte. Amarte me ha mantenido viva, y estar viva es mi castigo. Por eso digo, que te amo más que a mí. Si estoy respirando, es porque lucho por los dos. Que la batalla es larga, que duele como el infierno, que nunca llegarás a entender y que eso me hace querer abandonarla, pero que la pelearé y si me rindo, deberé regresar de la muerte. Qué difícil es amarte, ¡que cruel castigo me han puesto!, que, aun siendo un castigo, deseo sufrir eternamente.

- No pensaste en eso ¿verdad? – fueron las palabras de una angustiada Marella, cuando entre en la habitación.

No contesté.

Había confesado mi intento de suicidio. Ella debía creer que era una cobarde. Sentí vergüenza de mi piel.

- Bien, fallé así que puedes estar tranquila – dije intentando bajar el peso de mis palabras

Seguía con los ojos muy abiertos. Eso me hizo sentir confusión, ¿por qué se preocupa?
- ¿Por qué le das importancia? – pregunté después de un largo silencio que no se llenaba

- No creo que debas morir, Auge – su tono de voz era muy alarmante, pues era dolor y miedo

- ¿Por qué?

- No lo sé – se vio derrotada – supongo, que simplemente no quiero que mueras

- No lo haré otra vez

- No te preocupes de eso, que yo seré la que me encargue de que no pase – hizo algo inesperado, me abrazo

No supe que decir.
¿Gracias?

Poniendo lógica, una persona extraña no es capaz de quererme, menos tan rápido y sencillo. Así que asumo, que me quiere viva para que llevemos a cabo el plan de salvar a la tierra o algo así. Este tema, me mantiene en desconcierto. El punto es que tenía que desactivar mi chip de tristeza un rato, y colocarme en modo rudo, sobrevivir a La ley, tampoco sería sencillo.

- Voy a hacer la ley está semana – dije – quiero que te quedes aquí y no hables con nadie ¿bien?

Ella se puso nerviosa. Y algo sonrojada.

Ladeé la cabeza.
- ¿Qué hiciste?

- ¿no debía hablar con nadie? – repitió

- Claro que no, Marella ¿Qué has hecho?

En ese momento Malet entro a mi habitación, escuche sus pasos afuera de la Sala de pánico.

- Marella – grito – he traído comida

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