Dánae:
No puedo creer que hayamos dormido en esa misma casa. Creí que le honraríamos la memoria y lo enterraríamos. Eso esperaba, pero arriba las cosas eran muy distintas.
Toda mi vida espere por mi aventura, espere por tener algo más de lo que siempre conocía. Siempre queriendo más, pero nunca supe, que lo tenía todo abajo. Aquí, la alegría parece ser un privilegio. Yo había tenido ese privilegio desde que nací, nací con amor y solo conocí el dolor cuando perdí a mi mejor amiga. Ella me enseño a como vivir feliz, a como ser luz, aunque la oscuridad ataque. Aún pienso que me preparaba para la oscuridad. Así que mi vida entera se basaba en dar, dar lo que me han dado sin que lo pidiera. Honrar la memoria de mi amiga. Mi luz, es como una llama, crece y consume, da calor, ilumina.
- ¡impresionante! – dije y los tres me vieron, sabía que era un comentario no muy adecuado para la circunstancia, pero era increíble y no podía evitarlo.
- ¿un arma? – dijo Marella abriendo sus ojos
- Bien, matar no, pero... olvídalo – dije apenada. Luciría como una loca.
- Bien, todos tomen la cuchilla – Auge nos estaba dando clases, en uno de los cuartos habían círculos para entrenar – luego inclinan la cuchilla un poco hacia atrás, la punta del cuchillo intenten que tenga una trayectoria definida y recta, hacia el centro – ella nos mostraba primero. Ella era delgada y normalmente no causaba miedo, pero en este momento, tenía fuego en sus ojos y eso me empezaba a gustar, quería ese fuego para mí. – y sueltan con fuerza en la muñeca – una vez la lanzo, la cuchilla atravesó la habitación hasta dar en el blanco incrustada en la pared
Suspire en sorpresa.
- Prosigan – dijo esperando
Yo fui la más entusiasmada por intentar. Tomé una de las cuchillas y mire el brillo pasando por el filo. Sentí poder. Me gustaba ese poder. Respire e hice justo como Auge me había dicho. La cuchilla llego al centro rápidamente.
- ¡bien! – exclamó Auge mirándome con una sonrisa – aprendes rápido
- Gracias – dije y sentí alegría, pero también culpa porque me sentía orgullosa porque había aprendido a utilizar un arma.
- Su turno – dijo ella mirando a los otros
Pasamos tranquilamente toda la tarde entrenando. Marella nos enseñaba combate y Auge de armas. Ya todo estaba planeado, quemaríamos el cuerpo en la noche ya que si alguien pasaba y lo veía arder, asumirían que era un reacio que mataron en "La ley". No me di cuenta de que eso sonaba aterrador. Quemarme en mis propias llamas. Zephyr había ideado una manera en que el ayudante del contador, seguía vivo de algún modo y no levantarámos sospechas, además elimino las grabaciones de las cámaras de afuera de la casa. Ya teníamos un camino, pero teníamos que hacer muchas cosas, primero encontrar un auto que nos lleve rápido. Segundo, el trayecto sería al menos de dos días y debíamos buscar donde pasar la noche. Tercero, la ciudad estaba llena de protecciones, así que tendríamos que ver como infiltrarnos y una vez dentro, buscar el edificio del conteo. No era el mejor plan del mundo, pero no teníamos mejor opción.
Esa noche soñé lo mismo.
Estoy en una playa, pero el agua está lejos de mí. Se aleja, las mareas no las traen hacia mí, se quedan estáticas, las veo desde aquí. La arena está caliente en mis pies y yo estoy frente a un enorme incendio, pero no se consumía en nada, salía de la arena solamente. Era una enorme pared y la luna estaba de un color anaranjado. Llevo puesto un vestido negro de seda, que parece hecho de cenizas. Y la sombra viene, yo corro lejos de ella. Me doy cuenta que la playa es gigante, pero siento algo, la luna, el poder, la energía. Cuando corro, estoy ardiendo, mi piel no, pero dentro mi corazón está empapado de adrenalina, quiero más. Continuó corriendo por más y luego me doy cuenta que tras de mí, mis manos desprenden chispas de calor. Fuego. Me concentro. Sé lo que quiero. Sé lo que hago. Lo quiero ahora. Quiero ver mi poder en todos lados, quiero voltear y enfrentar a la sombra.
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Auge
FantasyEl futuro, tan incierto puede tener muchos caminos. Hoy conocerás uno de muchos. En un mundo destruido, no ganará el débil. Oblígate a cruzar la barrera que te impide sobrevivir, porque aquí cada día es así, no hay gobiernos, no hay límites. Estar...