Capítulo 3: Comienza la Cuenta Regresiva

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Milo

-”¡Mamá!¡Papá!¡Eli, Ele! ¡No se vayan! ¡No me dejen solo!” grité desesperadamente
Y así me desperté, totalmente transpirado y asustado,
-”Fue una pesadilla nomás, todo está bien” me susurré varias veces a mí mismo.
Cuando conseguí levantarme, vi que al lado de los guantes en el escritorio había una carta y dos cajas raras, una blanca como la nieve y otra completamente negra, parecida a los ojos de Alba. Tomé la carta y resultó ser de ella,
-”Hablando del diablo” pensé y comencé a leerla.

“Hola, mi querido Milo:

Quiero que sepas que no te envié a Dagsa por azar, en esa ciudad hay un centro de entrenamiento para jóvenes prometedores y quién los entrena es un conocido que me debía un favor, así que tenés que ir con él para entrenar durante estos seis meses, Lo que sí, tratá de que no te mate, se emociona fácil con estas cosas. “

-”Ya me siento en peligro de muerte” pensé instantáneamente y seguí leyendo

“Pero tranquilo, es un buen tipo, así que dudo que no te vaya a ayudar. Y una última cosa, te mandé también dos cajas, se llaman “las dos lunas”, espero que tengas un poco de cerebro y descubras la razón. Cuestión, son reservorios especiales capaces de guardar las piedras, dentro tienen huecos del tamaño exacto de cada piedra y cada uno está marcado con el número de la piedra en cuestión.

En fin, suerte. Hasta que nos volvamos a ver.

Besos, Alba”

-”Así que para eso eran estas cajas feas” dije al terminar la carta.
Bueno, viendo que ya tengo cosas que hacer, mejor bajo al vestíbulo, desayuno algo rápido y busco a ese entrenador del que hablaba Alba.

Al bajar al vestíbulo me encontré con Mine,
-”Buen día Milo, ¿Cómo amaneciste?” dijo muy radiante para ser tan de mañana
-”Buen día Mine, bien bien. ¿Todavía estoy a tiempo de desayunar algo?” pregunté sin muchos rodeos.
-”Si, obvio que sí. Seguime, te llevo al comedor” dijo y comenzó a caminar
-”Tal vez hoy sea mejor que ayer” pensé sonriendo

En cuanto llegamos al comedor, pedí un café y unos panes. Al sentarme en una mesa, apareció Lauro y se sentó a mi lado, 
-”Parece que hasta al dueño le cuesta levantarse por las mañanas” dije con una leve risa.
-”También soy humano Milo, si no fuera por Mine, este hotel ya se hubiese fundido” dijo riendo.
Continuamos desayunamos tranquilamente, hasta que pensé en preguntarle a Lauro donde encontrar al conocido de Alba.
-”Lauro, quería hacerte una pregunta. Me dijeron que tengo que ir a un centro de entrenamiento de acá, de la ciudad, ¿Tenés alguna idea de dónde puede ser?” dije suavemente mientras él me miraba como quien mira a la persona más sospechosa del lugar.
-”Supongo que debes referirte al Centro de Preparación” dijo mirando el techo y continuó “Si querés puedo acompañarte después de desayunar” finalizó.
-”¡¿En serio?! Muchísimas gracias, Lauro, en serio” dije saltando de alegría.
Y seguimos desayunando tranquilamente, salvo que Lauro me miraba, como tratando de descubrir quien soy en realidad, pero me hice el distraído todo el tiempo que pude hasta que finalmente, terminamos de desayunar y salimos del comedor.
-”Mine, encargate un rato del hotel. Voy a acompañar a Milo a un lugar y vuelvo” dijo caminando hacia la puerta.
-”Sí, padre, no hay problema. Que les vaya bien” dijo agitando su brazo y sonriendo.

Al salir a la calle, Lauro comenzó a caminar hacia la derecha. Acá las calles también son asfaltadas, aunque las fachadas de los negocios y las casas parecen del siglo anterior,
-”Es parecido a mi mundo y a la vez son tan distintos. Espero poder adaptarme” pensé mientras caminábamos.
Llevábamos varias cuadras en línea recta y en completo silencio, tanto que ya se estaba volviendo bastante incómodo, cuando Lauro se decidió a soltar una palabra,
-”No sé porqué querés ir a ese lugar, supongo que tenés tus razones, pero tené cuidado. Son pocos los que van ahí y aún menos los que vuelven” dijo muy serio, manteniendo la vista al frente.
-”Tranquilo, voy por recomendación, eso debería servirme de algo” dije tratando de sonar convencido de aquellas palabras.
-”Está bien, es cosa tuya.” dijo desentendiendose rápido de la conversación
-”Es ahí, ese edificio grande con frente de cristal” dijo señalando a un edificio que había a mitad de la cuadra que seguía. 
-”Gracias Lauro, pienso volver para cenar. Esperenme” dije confiado y corrí hacia ese lugar, esperando que no sea tan terrible como mi instinto me decía.

AnawondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora