Capítulo 1: ¿Negociaciones Fallidas?

48 4 0
                                    

Milo

En cuanto parpadeé estaba junto a Alba, sentados en una especie de café o taberna, parecía vieja y rudimentaria, pero tenía unos grandes candelabros que iluminaban todo el salón, permitiendo que resalten las paredes de madera de un color rojizo. Había una especie de barra y unas cuantas mesas, en una de las cuales estábamos nosotros, al mirar la mesa había dos tazas con un líquido negro, deseaba con todo mi corazón que fuese café y, gracias a Horus, sí lo era. Mientras disfrutaba el segundo trago de mi café, con la felicidad de algo que me recordaba a mi casa, comenzó a hablar Alba.
-"Admito que no nos conocimos en los mejores términos, pero bueno, un trato es un trato. Antes que nada, me presento formalmente, mi nombre es Albafika Dier Shoux, pero con 'Alba' está bien" concluyó.
-"Está bien, supongo que podemos empezar de nuevo, yo soy Milo Irisdiscent, 'Milo' está bien. Tengo que preguntarlo, ¿Qué buscás Alba?"
-"Para tu suerte soy lo que muchos de donde vengo llamarían un demonio bueno, sólo me interesa poder divertirme, eso de matar, acechar, aterrorizar realmente no va conmigo, un dama de clase, como yo, no es afín a ese tipo de divertimentos macabros" expresó.
-"¿Entonces? ¿Para qué me querés a mí?" pregunté entre dos sorbos de café.
-"Ya te lo dije querido, divertirme, si podés ser mi fuente de divertimento un tiempo, permitiré que vuelvas a tu cuerpo original y a tu antigua vida" dijo, apoyando los codos sobre la mesa mientras se le iluminaban los ojos.
Primero pensé "¿antiguo cuerpo?", en ese momento me percaté, "mi cuerpo había quedado en el hospital pero a pesar de eso estuve tomando café". Entonces miré mis brazos, mis piernas, parecía normal, hasta tenía la misma ropa, tenía mi pantalón negro, mi campera roja y azul de mi equipo favorito y mis zapatillas azules, todo parecía ser normal. Al ver eso, Alba sacó del aire un espejo y me lo dió, y lo que vi fue a mi mismo, el mismo pelo castaño inclinado hacia un lado que me cubría el azul oscuro de mi ojo derecho, era yo, y cuando levanté la mirada Alba dice:
-"Dije 'antiguo' pero eso no significa que sea diferente, es el mismo cuerpo sólo que en tu mundo dejé una buena copia que te reemplace" dijo esbozando una risa.
-"Maldita, sólo se burla de mí" pensé, entonces le dije:
-"Mejor dejemos el palabrerío y vayamos a lo importante, ¿Cómo consigo ser tu divertimento para así volver a mi mundo?" dije, dejando la taza sobre la mesa y mirándola fijamente.
Alba se retrajo de nuevo a su lugar y comenzó su explicación:
-"En realidad, es simple lo que quiero" dijo dándose aires de superioridad
-"Sospecho de que para mi no lo va a ser en lo más mínimo" la interrumpí en voz baja
Posó su dedo índice sobre sus labios, haciendo ademán de que haga silencio y la escuche. Suspiré, relajé mis hombros y le dije:
-"Dale, te escucho" y me crucé de brazos
-"Gracias querido, prosigo entonces. En este mundo al que te traje se llama 'Anawond', está dividido en dos grandes continentes 'Santasia' de donde provienen los clanes de los elfos y los semihumanos y 'Demginia' de donde provienen los humanos. Luego de siglos y siglos de guerras civiles humanas, estos se dividieron en dos imperios, actualmente los dos imperios humanos viven en paz entre sí y con elfos y semihumanos. En este momento nos encontramos en Vaonlest, la capital del segundo imperio humano Vaonlestia, pero no vamos a quedarnos mucho tiempo acá"
-*ronquidos*
-"¡¿Qué hacés durmiendo en el momento que te explico todo idiota?!" gritó Alba e hizo que cayera de la silla del sobresalto.
-"No estaba durmiendo, estoy escuchando todo" dije entre bostezos "sólo que hace bastante que no duermo" dije, suspiré, me puse de pie me limpie el pantalón y volví a sentarme a la mesa.
Seguido a eso Alba me fulminó con su mirada, suspiró, volvió a sentarse en la silla y siguió hablando.
-"Como decía, en este mundo existen unas piedras un tanto especiales, llamadas Gendam Stones, son tan especiales que ningún héroe producido por este mundo fue capaz de reunirlas todas hasta ahora." dijo Alba sonriendo.
-"Adivino" dije, "¿Querés que las consiga y cuando lo haga me devolves a mi mundo, no?"
-"Nueve puntos querido, acertaste lo primero, pero, en realidad, son las piedras las que te van a devolver a tu hogar." dijo sonriendo. Y continuó
-"Al reunir las doce Gendam Stones, y realizar las acciones indicadas se te permite un deseo, cualquier cosa del mundo que desees, pero a cambio las piedras se destruirán después de que pidas tu deseo, por lo que tienes sólo una oportunidad y a la vez debes competir con otros aspirantes a héroes que intentan lo mismo que vos. Eso es lo que hace divertido a este juego"
-"Okey, entiendo como funciona. Pero tengo una duda, ¿me vas a dar algún tipo de ayuda para emprender esta aventura?" pregunté mirándola fijo y muy seriamente.
-"Por supuesto, mi querido Milo, ya deberías estar agradecido que te di la capacidad de hablar el idioma de aquí y gratis. Pero como me agradas te voy a dar no una, sino tres cosas para ayudarte, pero debes elegirlas vos" dijo pasando su lengua por sus labios y con sus ojos que expresaban su emoción por esas palabras.
-"Bien jugado Alba, me das la posta a mi que en realidad no sé bien qué es lo que voy a necesitar. Tan astuta como siempre" repliqué.
-"Hagamos esto, primero quiero un arma fácil de usar, que sólo pueda usar yo y me permita explotar todo mi potencial" dije con aires de superioridad.
En ese momento Alba se quitó su guante derecho negro y sacó nuevamente del aire, aunque esta vez parecía más como una especie de alacena,
-"Ya le preguntaré por eso" pensé, un guante blanco, que resultaba ser el izquierdo que formaba el par con el negro, y puso los dos sobre la mesa, diciendo.
-"Todos tuyos, nada más fácil que usar tus manos y con esto las tendrás protegidas, depende de ti aprender a usarlos" dijo mientras le brillaban los ojos.
-"¡Pero si tengo un yeso en mi brazo izquierdo! ¿Cómo pretendés que me valga de mis manos justo ahora?" pregunte furioso, convencido de que estaba jugando conmigo.
-"¿Ah, si? ¿Estás seguro de eso querido?" me replicó sonriendo.
Por un momento me abrumaron tantos pensamientos que hasta me dió miedo mirar mi propio brazo, cuando junté el valor para hacerlo, no vi el yeso, mi brazo estaba bien como si no lo hubiese tenido nunca el dichoso yeso. Entonces me volteé hacia Alba, desconcertado, esperando una explicación.
-"En cuánto salimos del hospital, querido. En ese mismo instante te curé, tardaste mucho en notarlo" dije vanagloriandose de sus actos
Por lo que no me vi en posición de recriminar sobre los guantes, solté un breve suspiro y los tomé supuse que debían ser muy buenos y debe esperar que los pueda aprovechar, así que los acepté sin más, encogiéndome de hombros.
-"Segundo quiero una especie de mascota/compañero, pero no lo quiero ahora, en el momento que encuentre una bestia que me guste, se volverá mi compañero" dije muy seguro.
-"Hecho querido, te queda uno" dijo impaciente
-"Y por último, quiero que seas mi as bajo la manga, en el momento que realmente necesite ayuda y te llame, vas a tener que venir a ayudarme, ¿Te parece lo suficientemente interesante?"
-"Me encanta, querido, estoy tan emocionada que me retuerzo por dentro" dijo abrazándose a sí misma y riendo.
-"Cerradas las negociaciones ahora comienza todo querido, te voy a dejar en un pueblo de las afueras de la capital y deberás comenzar a hacerte por vos mismo"
-"Está bien, esperaba algo así" dije luego de tomar el último sorbo de mi café.
-"Ah, me olvidaba de una última cosa, querido" me sorprendió diciendo
-"Tomá esta bolsa, son unas monedas para que sobrevivas por unos días, usalas bien porque no te voy a dar ni un Gendesma más" dijo y me lanzó una pequeña bolsita color ocre, que por su peso, no debería tener más de diez o doce monedas.
-"Gracias, supongo." contesté, nervioso
-"Ahora sí querido, lamentablemente es hora de despedirnos, al menos por un tiempo" dijo poniendo una cara triste.
-"Ja!, te engañé?" dijo guiñando un ojo y sacando su lengua de costado.
-"Ni un poco, ser graciosa no es lo tuyo" dije entre risas
-"No se le dicen esas cosas a las señoritas como yo, querido" dijo balanceando de un lado a otro su dedo índice y riendo.
-"Ahora chasquearé los dedos y ya no estaremos juntos, ¿Estás listo querido?" dijo tratando de ponerme más nervioso
-"Sí, lo estoy, hazlo Alba, hasta que nos volvamos a ver" dije con una sonrisa confiada.
Ella me miró a los ojos, sonrió y dijo
-"Me agradas querido, adiós, hasta que nos volvamos a ver", en cuanto lo dijo chasqueó los dedos de su mano izquierda y yo cerré los ojos.

Finalmente los nervios me ganaron y no pude abrir los ojos de inmediato, pero me armé de valor y los abrí, al hacerlo ya no estaba en el café, ni Alba en frente mío. Estaba frente a un establo de caballos, pero a diferencia de los caballos que yo conocía, estos tenían alas, sorprendido, los admiré un poco y comencé a caminar, descubrí que la bolsa que Alba me había dejado con dinero estaba en el bolsillo de mi campera así que la tomé y comencé a buscar un lugar donde pasar la noche, porque estaba oscureciendo y no parecía buena idea dormir a la intemperie en mi primera noche en otro mundo. En ese momento pensé.
-"Después de todo Alba no parece ser tan mala, pero me siguen incomodando todos los vacíos de la historia. Supongo que los descubriré a medida que me adentre en este mundo, pero por el momento, mejor me apuro en encontrar donde dormir" y seguí en mi búsqueda.
Luego de caminar unas cuantas cuadras e ir preguntando a la gente que me cruzaba si conocían algún lugar para quedarme, llegué a uno. Al entrar, me recibió una chica, debería tener mi edad, no muy lejos de ella y me dice
-"Bienvenido, soy Mine, recepcionista de nuestro hotel familiar. ¿Qué desea señor viajero?"
-"No es necesario tanta formalidad, soy Milo, busco una habitación para pasar la noche." dije un poco avergonzado y continué.
-"¿Alcanza con este dinero?" dije mostrando una de las diez monedas que me había dejado Alba.
-"S-s-sí señor" dijo Mine tartamudeando. "Eso alcanza para un mes de estadía con comida incluida" dijo sorprendida
-"Genial, es lo que necesito" dije, confiado.
Dicho eso, Mine me presentó a su padre, Lauro, el administrador del hotel, emocionado hasta las lágrimas estrechó mi mano muchas veces hasta el punto en que creí que me iba a arrancar el brazo derecho, y me dió la llave de una de las habitaciones. Ya dentro parecía una habitación de lo más normal, había una cama, una especie de escritorio con una silla y una ventana que daba hacia la calle. Me acerqué a la ventana para ver la luna, estaba tan grande y radiante que me emocioné y comencé a sonreír, un bicho de ciudad como yo nunca la había visto así, entonces sentí el cansancio del día abrumarme y lo único que pude hacer fue recostarme en la cama, pero no me dormí enseguida, sino que repasé en mi mente todo lo que había pasado en ese día, era demasiada información nueva para asimilar. Lo único que tenía por seguro es que ya nada iba a ser igual, ahora debería valerme por mí mismo y seguir avanzando para poder regresar. En cuanto pensé en regresar, recordé plenamente a mi familia, el dolor y la angustia de haberme separado de ellos inundó mi mente y mi corazón, y sólo pude llorar amargamente por todo lo que había perdido, y así fue, entre lágrimas, que me quedé dormido y pasé mi primera noche en el segundo imperio humano: Vaonlestia.

AnawondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora