Capitulo 9

241 7 0
                                    

Rocío
Apenas le termine de contar la historia a Esteban, él empezó con sus preguntas. Yo me tape los oídos, tome mi bolso, me puse mi abrigo y salí corriendo de allí. Él trato de seguirme pero yo era más rápida que él.

Gastón
Era domingo, las clases en la facultad aún no empezaban. Estaba sólo en casa.

Siempre he estado solo.

Tome mi celular y busque en la lista de contactos el número de Mariana. Quería llamarla y saber si iba enserio con lo de la ruptura. Pero... No tenía ganas de hablar con ella. En parte me sentí liberado, porque a pesar de que yo la quería y nos llevábamos bien, no la amaba.
No lo suficiente.
Busque el número de Rocío. La llamé pero no me contestó.
Me bañe, me vestí, le serví su comida a luna y salí en mi auto.

Rocío
Llegue a casa y me tire en el sofá. Mi mano cubría mi cara de la luz, mientras mi otra mano caía muerta al suelo. Estaba a punto de dormirme cuando sentí alguien acariciar mi mano.
Era cafre.

- Lo siento, perdón, perdón, perdón -dije poniéndome de pie de un salto.
En todos mis alborotos y problemas me olvidé de darle de comer a cafre.
El perro me miro y al parecer se alegró de que me acodara de su existencia.

Camine hacia la cocina cuando alguien tocó la puerta.
Di media vuelta y jale de la perilla.

Gastón
Su cara se transformó apenas me vio. No era el tipo de transformación agradable, es más, me intentó cerrar la puerta en la cara pero no lo consiguió porque puse mi pie a tiempo evitando que lo lograra.

- Antes de que digas algo, no te vengo a pedir matrimonio -dije rápidamente.
- Que quieres? -dijo ella aún con la puerta medio abierta y mi pie atrancado entre su sala y la calle.
- Al menos puedo pasar?

Ella abrió la puerta y entré. Avance por la sala y vi a cafre.

- Estaba a punto de alimentar a cafre. Es importante lo que tienes que decirme?
- Parece que a los dos se nos pasó lo de la comida, yo le serví a luna antes de venir
- Voy a darle de comer y regreso.

Ella se fue por unos minutos. Yo me senté en el sofá que estaba frente a la tele. Ella volvió y se sentó del otro extremo.

- Como esta luna? -preguntó Rocío
- Bien, muy bien, gracias por preguntar. Esta muy grande, de hecho.
- Sí, crecen rápido -dijo mirando a cafre que comía cerca de nosotros.
- Demasiado, cafre esta irreconocible. Diría que no es tu perro de no habértelo regalado yo.
- A que viniste, Gastón? A hablar de cafre?
- No, yo vine a hablar de nuestro hijo.
- No digas nuestro y no hay nada para hablar.
- Cómo que no? Hay mucho de que hablar! Hay que ver una doctora, pensar en el nombre del bebé, comprarle una cuna, ropa y todo eso.
- No, yo ya tomé una decisión. Lo voy a dar en adopción.
- Qué??? No! Ni en sueños...
- Qué esperabas??? Qué lo críe yo? Acaso estas ciego? Apenas puedo mantener a cafre con vida, y tú esperas que tenga un bebé?
- El bebé ya lo tienes y yo no pienso renunciar a él.
- No puedo hacer esto, no soy lo suficientemente madura, no puedo criar a un niño.
- Sí, si que puedes, ya verás que juntos...
- No! Juntos nada. Tu tienes tu vida, vas a terminar la carrera y serás un gran ingeniero. No malogres tu futuro. No lo hagas.
- Que estas diciendo? -dije y me acerque a ella. Lágrimas de su rostro caían sin parar. Tome su mano entre las mías y la acaricie.
- No hagas esto más difícil. Sólo veté.

Su voz era suave y entré cortada. Las lágrimas le caían sobre su regazo y tenía la cabeza agachada.

- Tú no me hagas esto...
Dije con una voz suave, no soportaba verla así. No soportaba esto. Estaba recreando el día en que rompimos.
- Hacer qué?
Dijo ella y levantó su rostro. Sus ojos se habían cristalizado y estaba ligeramente enrojecida.
- Alejarme de ti otra vez... No lo voy a soportar.
Me miró fijamente y acaricio mi mejilla con su mano libre. Sentí mis lágrimas correr. Ella intento sonreír me.
- Yo aún siento cosas por ti -dije suavemente, casi en un susurro.
- Qué cosas? -pregunto ella y me acaricio el cabello
-Yo, yo te ...
De pronto la puerta se abrió y una mujer alta, delgada y con muchas maletas apreció.

Rocío
No pude ser.
Justo ahora.
- Hola linda! -dijo la hermosa mujer y me dio un beso enorme.
- Gastón! Que sorpresa! Que gustó verte! -dijo y le dio un beso en la mejilla a él.
- Hola mamá...

Que esperar cuando estas esperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora