Capítulo 53.

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Ayúdenme

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Ayúdenme.

Ya las cuerdas vocales ya no dan más para poder pronunciar algo ahora, y las esperanzas de que alguien me encontrase eran demasiado pocas, sólo me quedaba seguir respirando lo poco de oxígeno que mis pulmones recibían, combinado con el olor a sangre seca, azufre y escombro.

Ayúdenme.

Ya nadie podrá ayudarme, estaba considerando aquello como mi última lucha, una de la cual más de uno lamentaría.

— ¡Aquí está!

Escuchó la voz de alguien gritar, en lo que un perro también ladra sin poder callarse, casi irrumpiendo en lo que parece ser un sueño difuso para mí. Dudo mucho que sea el cielo, pero no confío del infierno aun cuando dudo de su existencia, es un limbo y lo siento aún más cuando las piedras a mi lado y frente a mí se mueven, y directamente a mi rostro que me permite abrir un poco mis ojos, como si estuviese dentro de un hueco sin fondo, se deslumbra una luz brillante desde arriba que me deja casi ciego.

— ¡Está consciente! ¡Traigan una camilla rápido! — Exclama la misma voz que es de un hombre que luce algo naranja en la cabeza ¿Es un casco de seguridad? ¿Qué fue exactamente lo que me pasó? — Descuida, te sacaremos de aquí ¿sí? Sólo intenta acercarte y aguarde, señor Min.

Quiero acercarme a ellos, extiendo mis brazos con tal de llegar a ellos más rápido, pero mis piernas no responden a esa misma acción, mejor dicho, una de ellas de la cual según yo sólo estaba atascada, pero en realidad, aquello era lo de menos.

🍂

Como cada inicio del mes de marzo, siempre había algo distinto en el ambiente que no dejaba de llamarle la atención, aún después de cuatro años de tener esa misma rutina en su vida y de la que sólo recordaba bien la mitad de su estadía. No era primavera, seguía siendo invierno; pero el clima emanado era más cálido que en diciembre así que no se quejaba, a pesar de que se veía todavía obligado a usar abrigos y el tema de las flores podría provocarle una alergia ante tanto polen, en lugar del polvo amarillo proveniente de China como por años se había acostumbrado.

Ya todo era diferente, él ya no era el mismo e incluso ni se parecía a su "yo" de antes físicamente. Se sentía más viejo y cansado, pero eran las consecuencias de ser un adulto y seguir robando oxígeno con el paso de los años y ese día era precisamente para recordarlo.

Una brisa helada proveniente de una dudosa ventana que había quedado abierta durante la noche, le hizo sentir un escalofrío por todo el cuerpo, obligándolo a aferrarse más a las mantas cálidas que le rodeaban. Con un ligero gruñido protestó aquello con el fin de que alguien acudiera a su petición de cerrarla sin que tuviera que pronunciarla. Todavía el clima seguía siendo frio durante las mañanas ¿Nadie tenía consideración de las personas que seguían durmiendo a estas horas?

Una Oportunidad para Volver a Ti | YoonJin/JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora