Capítulo 64.

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Odiaba madrugar, no había una razón aparente para que no lo hiciera, así que lo hacía

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Odiaba madrugar, no había una razón aparente para que no lo hiciera, así que lo hacía. Sin embargo, sabía lo insistentes que iban a ser sus dos amigos y con la diferencia horaria estaban haciendo un mayor esfuerzo de tener una conversación más amena que sólo escribir alguno que otro texto que sería respondido unas horas después. El rubio había estado demasiado apartado de su propio teléfono al punto de que había olvidado por completo comprar datos para poder comunicarse más allá del internet de la casa de sus padres que apenas era lo suficiente para ellos dos.

Con mucho cuidado salió de su cama para tomar su laptop que estaba en su mochila y con el cargador en mano, se dirigió a la sala de la casa con el temor de no despertar a nadie. Eran aproximadamente las cuatro o cinco de la mañana, pero en Alemania eran cerca de las diez de la noche y para ser un día entre semana y de clases, se temía que los dos chicos no soportan mucho despiertos, lo que en parte era ventajoso porque así podría regresar a la cama.

Encendió su laptop dejándola sobre la mesita para café de manera que pudiese observarse bien a la hora de encender la cámara. No quería hacer mucho ruido, pero olvidó traer del cuarto sus propios audífonos, por lo que sólo puso todo en un volumen medianamente bajo y esperando poder hablar bajo, todo con el fin de no ir a interrumpir el sueño de su compañero de habitación. Mismo que con solo el mover de las sábanas se había despertado como si hubiese sido una alarma ruidosa el causante, así que prefería no causar un ambiente de mayor tensión del que ya tenía.

Cuando lo vio salir de la cama, se hizo el dormido para ver con los ojos entrecerrados como dejaba la habitación con algo que parecía ser una computadora entre la oscuridad, ya que ni siquiera había amanecido. El azabache se maldijo de que iba a ser otro día donde dormir de más no era una opción, así que cuando se fue sólo se enderezó en la cama restregando su rostro con sus manos para ir al baño a lavarse la cara. Podía encontrar algo entretenido que hacer, pero cuando sus vacaciones se referían, ni siquiera podía abarcar casos de pacientes desde la lejanía, era absurdo.

— ¡Yoon! ¿Cómo estás amigo? — Saludó de primera entrada Mint que lucía ya su ropa de dormir. A su lado estaba Irene, con su ropa de trabajo, probablemente después de su llamada se iría a su propio hogar en auto.

— Bien, bien. Estoy en casa de mis padres en Daegu.

— Oh, dale un par de saludos de nuestra parte, son muy agradables. — Pidió la chica.

— ¿Y qué tal el clima? ¿Qué horas son?

— Son... Son las cinco y media de la mañana. — Miró el reloj que aparecía en la esquina inferior derecha de la pantalla.. — Todos están durmiendo ahora.

— Es un milagro que no estés de mal humor por despertarte tan temprano, lo sentimos mucho. — Se disculpó su amigo recibiendo un asentimiento con la cabeza de la otra, acompañado de un puchero.

— Descuiden. — Después de todo, todavía no se había adoptado el horario. — ¿Y qué tal las cosas en casa? ¿Hay alguna novedad?

— El Herr Miller quiere que trabajemos con los estudiantes de diplomado para un proyecto o algo así, pero ya se oye espantoso.

Una Oportunidad para Volver a Ti | YoonJin/JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora