Permite volver a ti, permíteme amarte de la manera que yo jamás podría hacer a mi mismo.
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Cuatro años han pasado desde que Yoon Gi se marchó a Berlín a estudiar, y desde entonces no ha habido manera en que regrese a Corea y sus recuerdos de su v...
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— Lo siento Yoon Gi... —Lo hablo con una voz temblorosa como jamás lo había escuchado. — Pero no puedo con esto.
Plantado, podía resumirse como la palabra más adecuada de lo que ocurrió allí, sin embargo, era consciente que lo merecía. Seok Jin a como sus piernas se lo permitieron salió huyendo de la pista de baile esquivando a las personas y también de prácticamente toda la fiesta hasta donde pudiera llegar. Sus hermanos no dudaron en ir tras él con tal de saber que pasó, mientras que el novio presente, Ji Min y Ho Seok no dudaron en acercarse a Yoon Gi para saber qué había pasado o del porqué de aquella reacción, aunque no necesitara decirlo, pues claramente lo sabían. La música rápidamente cambió los aires por algo más animado y fue allí donde más de uno buscó el impulso de animar la fiesta para olvidar ese momento.
— ¿Estás bien? — preguntó Park, a lo que el rubio asintió.
— Bien, quién diría que después de tantos años se lograsen dañar con los errores del pasado. — Pronunció sin el menor cuidado al punto que los otros dos menores sintieron como en cualquier momento Min iba a enojarse de manera repentina, sin embargo, no hizo más que responder fríamente a las palabras de su hermano menor.
— Ho Seok... No ayudas en lo más mínimo.
Fue lo último que pronunció antes de acercarse a la barra de alcohol que habían instalado a un costado de la pista de baile con tal de ir por algo fuerte como un whisky o ron en lo que lograba olvidar todo lo ocurrido.
El aire es cada vez más pesado y sus piernas ya no resisten más, pero sabe que está bastante lejos de la fiesta y por ende puede disfrutar tranquilamente del jardín botánico que ha comenzado a iluminarse, ya que había comenzado a oscurecer el cielo debido al anochecer. Aquello ni siquiera le daba una idea de lo tarde que podía ser puesto a que ya era verano, aun así, sentía con ver aquellas flores una liberación como si lo ocurrido recién jamás pasó. Buscó un lugar en una banca de piedra que encontró para mirar hacia sus zapatos y jalar sus cabellos con fuerza mientras lograba recuperar su aliento entre la ansiedad y todo lo que había corrido.
No duró mucho tiempo cuando escuchó unos pasos acercándose, pero no dudó en saber quiénes eran al observar el par de zapatillas negras que estos usaban y el cómo el menor se había aferrado a su cuerpo como si fuese un refugio donde lograse liberar todas sus preocupaciones, pero en lugar de ello sólo se quedó en silencio como piedra, incluso cuando Hyun tomó asiento a su lado posando su mano sobre su espalda dándole un par de palmadas con tal de reconfortarlo.
— ¿Me odian? — Habló con un tono seco, sin muestra alguna de querer llorar. — Ustedes... ¿me odian?
— Hyung, claro que-
— Con la verdad. — Lo interrumpió. — De corazón... ¿Sienten resentimiento por mí?
— No. — Pronunciaron al unísono, cosa que le causó algo de gracia dándole una leve sonrisa.
