Permite volver a ti, permíteme amarte de la manera que yo jamás podría hacer a mi mismo.
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Cuatro años han pasado desde que Yoon Gi se marchó a Berlín a estudiar, y desde entonces no ha habido manera en que regrese a Corea y sus recuerdos de su v...
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Un bostezo y un par de ojos entrecerrados fue lo primero que se divisó mientras ingresaba detrás del dueño de la misma vivienda, que no lo sería dentro de algunos meses. Con malabares se retiran el par de zapatos que andaban reemplazándolos por pantuflas para andar dentro del lugar. Como un conjunto de pingüinos, aquel par tomó asiento en el sofá siendo el rubio guiado por el mayor del grupo, ya que no reconocía muy bien donde estaba todo allí a comparación. Mientras que el futuro matrimonio, se miraba entre sí, dudando si había sido buena idea citarlos ese día, pero sabían bien que debían cumplir con muchas cosas para su gran día.
Los tres tomaron asiento en el sofá más grande y no duró mucho para que se quedaran dormidos nuevamente, de la misma forma que lo habían hecho antes de venir y en el auto de camino. Ya que, si no fuera por Jung Kook que los recogió uno por uno, probablemente no estarían reunidos en la casa de este último. Tae Hyung los observó detenidamente antes de hacer un carraspeo con su garganta llamándoles la atención, pero fue en vano, los tres estaban demasiado cómodos en aquel viejo conjunto del espuma, que pronto a más de uno le causaría un severo dolor de espalda. A lo que llegaba a la incógnita por parte de Jeon del porqué su padre no había optado por cambiar esos viejos sillones.
— Chicos. — Habló dispuesto a que le pusieran atención. — Kookie y yo-
— Shh... — Le interrumpió Jung Hyun llevándose su dedo índice a sus labios. — Hay personas durmiendo.
— Te dije que era mala idea hacerlos madrugar un sábado. — Le regañó entre dientes con sus brazos sobre su pecho a Tae.
— Jung Kook, son las ocho de la mañana, eso no es estar de madrugada.
— Si lo es. — Habló Min quien oía la discusión gustoso de no querer abrir los ojos.
— Nadie te preguntó. — Canturreo el médico en el mismo estado.
— Y a ti tampoco. — Le respondió de la misma forma, buscando las intenciones de hacerlo enojar a gusto.
— ¡Suficiente! — Exclamó Jung Kook con enojo haciendo que todos se asustaran y se despabilaran de golpe enderezando su espalda y mirada al frente. Inclusive Tae Hyung se asustó de la manera tan repentina que perdió los estribos. — Trio de vagos, levántense o desistiremos de la idea de que sean nuestro padrinos y maestro de ceremonias.
— ¿Quién dijo sueño? — preguntó el mayor de todos los presentes a Min, quien negó con la cabeza. — ¿Tú tienes sueños? Si, yo tampoco. — Determinó luego de que su hermano también respondiera de la misma forma, para voltear la mirada al menor que seguía frunciendo el ceño con molestia. — Desde cuando es tan severo, Kookie, todos aquí somos mayores que tu...
— Bien, bien, creo que ya basta. Hoy tenemos que organizar muchas cosas. — Se interpuso Tae Hyung cuando notó que la mirada de su prometido se hizo más severa. — Hoy es... 17 de Julio. — Miró la fecha en la pantalla de su teléfono para luego volverlo a dejar en el bolsillo de su pantalón. — Precisamente a hoy faltan ocho días para la boda y-
