Eclipse Solar [Chrollo Lucilfer HxH]

capitulo 17

Él se había quedado en la mitad de la calle, mirando el lugar vacío que ella había dejado con su partida ¿cómo sería capaz de irse sin ella? Creía que se volvería loco, quería correr y tocar la puerta hasta que ella abriera, llevarla contra su voluntad a donde el estuviera, quería "robarla" pero a la vez no quería ponerla en peligro, ni que conociera todas las malas acciones que realizaba o todas las vidas que cobraba. Entonces solo dio media vuelta, muy lentamente, mientras sentía como el frío viento de otoño le recorría el cuerpo y se preguntó ¿por qué? Pero recordó que ella tenía su chaqueta, se dio vuelta una última vez con una nueva y triste sonrisa en el rostro pero decidió solo irse, quizás sentiría menos si aquello terminaba rápido, quizás se sentiría mejor si se iba pronto.

Ella había corrido sin mirar atrás hasta llegar a su mullida cama, se lanzó sobre esta y gritó ocultando su cara con la almohada, no podía creer lo que había hecho y no quería creer que era el final. Se incorporó con la cara aún roja y depositó cuidadosamente los tres libros que el le había entregado en la maleta que llevaría a su viaje con Amaro, entonces recordó la carta que debía entregar y le faltaba terminar; al principio solo deseaba entregarle algo como "hola, escribí esto pensando en ti, adiós" pero no podía dejarlo así, el se había tomado demasiadas molestias con ella, además que eso no era lo que ella deseaba transmitir en el último regalo que le haría, así que con mucho cuidado sacó un papel y una pluma, la hoja de su pequeña libreta y un pequeño paquete de tinta azul que le recordaba los pendientes que tanto le gustaban. Comenzó con un buenas tardes pero descartó la idea pues el podría leerlo a cualquier hora, entonces escribió un ¿cómo se encuentra? Pero su intención no era que el respondiera la carta; no se había percatado de lo complicado que era escribir algo directo y conciso para alguien que no fuera ella misma, ¿cómo debía proseguir entonces? Solo se le ocurrían frases demasiado subjetivas que quizás el no interpretaría igual que ella. Mientras pensaba y repensaba escuchó como pequeñas gotas de lluvia azotaban con suavidad su ventana, recordó la despedida del día anterior que tenía guardada en el teléfono, "si me pide soñar con la lluvia y con la luna, yo podría pedirle (...)" pensó convencida mientras escribía enérgicamente y con la inspiración correcta la introducción a su carta ¿sería atrevido pedir ser la lluvia que caiga sobre usted en un día nublado? Y que cada gota que derramada sobre su presencia transporte un pedazo de mi felicidad hacia su tristeza, pues con ello planeo apagar su lucha interna, ¿sería atrevido también decirle que cada vez que vea la luna llena yo lo recuerde a usted? Y sea consciente que le cantaré mis penas cada vez que la vea, para que me sane las heridas y me quite todas las melancolías. Y con el corazón en la mano siguió escribiendo, cada vez más rápido, cada vez más ansiosa y cada vez acercándose más al fin. Después de releer y releer quedo satisfecha con el resultado, dobló las hojas a la mitad y las colocó en un sobre blanco que ella misma había hecho por las prisas de ir en busca de una librería, le echó unas gotas de su perfume y lo cerró con un poco de cera.

Un par de días pasaron mientras ellos continuaban su comunicación a través de mensajes de texto, hablando animadamente mientras esperaban tristemente por la partida del otro. Era un jueves de clima frío, triste, desprovisto de vida, y eso solo hacía que la noticia terrible que llegaría a ella mientras descansaba plácidamente sobre su cama fuera aún más terrible de lo que sería con otro tipo de clima; Amaro había entrado a su habitación estrepitosamente, pidiéndole que arreglara sus cosas lo más pronto posible pues su viaje se había adelantado. Ella entró en pánico, aún no había sido capaz de entregar la carta, aún no sabia que llevaría consigo, aún no deseaba irse de aquel lugar que tan buenos recuerdos le había dejado.