Epilogo

2.3K 271 143
                                    

Ella abrió los ojos y tomo el brazo del doctor, si llegaban a inyectarle un calmante no sería capaz de ir tras él, al menos no a tiempo. La enfermera y el medico se quedaron congelados por unos segundos, no podían creer que un paciente en su estado hubiera logrado utilizar sus músculos de tal modo, lo usual era que al momento de recobrar la conciencia su cuerpo apenas tuviera fuerzas suficientes para abrir los ojos. Ella quiso aprovechar el momento de aturdimiento e intento levantarse, pero apenas era capaz de mover sus brazos ¿Cómo podría alcanzarlo en su estado actual? La única opción que le quedaba era contactar con alguien que pudiera ayudarla, pero antes de eso debía ser capaz de al menos ponerse en pie. Después de unos segundos ella decidió mover sus piernas, pero estas se movían tan lentamente que comenzaba a irritarle, así que más bien decidió dejar que la gravedad le ayudara a moverse, fue una mala idea. Sin darle tiempo a la enfermera a detenerla ella había dejado caer su cuerpo a un costado de la camilla, su intención de tomar impulso había acabado como un accidente y un dolor en intenso en el cuerpo.

Bastante aturdida ella observo desde el suelo como dos personas la levantaban para regresarla a su lugar, pero el golpe que había sufrido le había despertado un poco más los sentidos, una vez que los presentes se giraron ella se levantó, dio un par de pasos y cayó al suelo, soltando un grito con su voz rasposa. Después de unos minutos la sala se había llenado de médicos, enfermeras, pasantes y estudiantes; ver a tanta gente hacia que ella se mareara, la cantidad de voces era demasiada y hacían que la cabeza le doliera. Pasaban los minutos y no podía encontrar una salida, demasiada gente se había reunido en aquella sala para poder estudiar su caso de cerca, evitaban que se moviera demasiado y en algunos casos le tocaban el cuerpo, pero ella no podía quedarse ahí más tiempo.

- ¿Puedo irme?

A ella le gustaba hablar, muchas veces se había metido en problemas debido a su boca veloz que entraba en acción antes que su razón cuando se enojaba, por eso le costaba demasiado creer que decir dos palabras le había costado tanto como levantar un automóvil solo con los brazos. Los médicos hablaron aún más y le negaron la petición, alegando que en su estado actual no sería prudente hacer movimientos bruscos o sentir emociones fuertes. Después de unos minutos ella había intentado utilizar su habilidad, pero no era capaz, creía que su cuerpo aún se encontraba demasiado débil, pero era su única alternativa.

Pasaban los minutos y ella sentía como la desesperación se apoderaba de su mente, deseaba llorar para desahogarse pero sus esperanzas aún no habían desaparecido por completo; decidió rezar a un dios en el que no había creído hasta esa situación, pero parecía en vano que lo hiciera, entonces simplemente decidió rezarle a cualquier entidad que se dignara en escucharla, no podía hacer más que eso. Entonces, de repente, escucho como en la calle ocurría un accidente; las enfermeras y los doctores corrían hacia la ventana para poder observar la situación, sus expresiones de preocupación hicieron que ella se sintiera culpable por haber deseado una distracción tan irresponsablemente. En unos segundos la sala se quedó prácticamente vacía, un par de enfermeras se habían quedado para vigilar su estado mientras el resto de los presentes se apresuraban a la sala de urgencias. Ella vio una oportunidad y la tomo, le dijo a las enfermeras que necesitaba utilizar el baño, y aunque ellas le ofrecieron una bacinica ella se negó rotundamente hasta que finalmente las enfermeras le llevaron una silla de ruedas y la sentaron en ella. Una vez en el baño ella utilizo todo el jabón que pudo para ponerlo en el suelo, después grito y espero a que las enfermeras cayeran, con una fuerza sobrehumana se puso de pie y salió del lugar, bloqueando la puerta desde afuera para finalmente salir corriendo, pero no pudo dar más de tres pasos sin caer nuevamente. Las extremidades le dolían, la espalda le dolía, sus manos ardían y sus uñas habían empezado a desprenderse de sus dedos por la carga de arrastrar todo el peso de su cuerpo, sin embargo no se detuvo. Había atravesado ya casi todo un pasillo cuando vio a un anciano de mirada severa.

Eclipse Solar [Chrollo Lucilfer HxH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora