Amaro y su grupo habían llegado a su antigua ciudad, no parecía haber cambiado nada. Salieron del zeppelin y fueron directo a la casa de su madre, una vez que ella lo vio soltó unas grandes lágrimas de felicidad, corrió a abrazarlo y le dio un beso en la mejilla. Todo habría sido perfecto si ella no se hubiera percatado de los acompañantes que el traía por detrás, en un segundo ella lo soltó y observo atemorizada a cada uno de ellos ¿Por qué parecía reconocerlos? El no comprendía por que ellos la observaron y desviaron las miradas, con ojos temblorosos ella volvió a verlo, le toco la cara, le toco los hombros, entonces se alejó, fingió una sonrisa que más bien le salió amarga y le ofreció alojamiento. Después de negarse y consternarse por el comportamiento de su madre dirigió a su grupo hacia la dirección que la mujer le había enviado, no les costó demasiado encontrar la enorme casa que sobresalía de entre las demás por su magnánima presencia y amplio terreno; grandes portones, grandes ventanales, grandes barrotes, incluso unos grandes perros que custodiaban la entrada. Ellos encontraron a un guardia resguardando la entrada y con solo mencionar el nombre de Amaro este les concedió la entrada. Le agradaba ese trato, creía que eso era lo que se merecía, creía que así debía ser tratado por todos y se maldecía por no haberlo exigido mucho antes.
Desde una oficina situada en el tercer piso con una ventana que daba a la entrada la joven hermana observaba orgullosa como un poderoso grupo se acerba cada vez más a ella "son míos" pensaba al observar como con un simple par de masajes y llamadas había logrado que hicieran lo que quisiera. Se despegó de su papel de observadora y bajo con gracia las largas escaleras que la separaban de sus invitados. Al llegar a la planta baja y presentarse frente a ellos sintió un placer que casi había olvidado; el ser el centro de atención, el reconocer las miradas clavadas en ella, el saber que desde ese instante no podrían hacer más que obedecer le resultaba tan excitante como lo era tener el poder de hacer lo que quisiera. Incluso sin decir palabra todos ellos ya había aceptado, o eso creía ella, pero sin importar lo hermosa que se viera ocho de ellos solo la seguían por el dinero, y el noveno tenía una fuerte obsesión con alguien más, así que dejaron que ella se pavoneara sin interrumpirla solo por cortesía.
Una vez que ella se tranquilizó y ellos devolvieron sus pensamientos al encuentro comenzó la verdadera platica, no solo ellos deseaban saber con ciencia cierta la cantidad de dinero que ganarían, ella también deseaba conocer las habilidades o las garantías que podrían ofrecerle para cerrar el trato.
- ¿Desean realizar alguna pregunta?
- ¿De cuánto dinero estamos hablando?
- Al contratar sus servicios claramente (...)
- Sí, pero como sabremos que tienes esa cantidad.
Ella los miro molesta, pero no tenía ganas de discutir más de la cuenta, se giró un poco y mando a unas empleadas del lugar a que le llevaran una pequeña llave, una vez que la tuvo en sus manos se levantó y les instruyo hacer lo mismo, los guio por un laberinto de pasillos, puertas y escaleras, hasta que se detuvo en frente de una; era de madera y con el diseño exactamente igual al resto de las puertas que vieron en todo su recorrido. Al momento en que ella la abrió pudieron observar un montón de cosas; joyas, libros antiguos, fotografías, instrumentos y además documentos que parecían contener demasiados secretos como para pertenecer a esa pequeña muchacha que más bien parecía ser una completa inútil. Ella se giró orgullosa, sabía que con un par de objetos ellos podrían vivir cómodamente por más de tres generaciones. Sin darles tiempo a procesar todo lo que acababan de ver los dirigió a la salida y después a la sala, una vez ahí ella espero a que sus pupilas regresaran a su tamaño natural para continuar.
- Ya que respondí a su pregunta quiero saber ¿Cómo sé que lograran terminar el trabajo que estoy dejando en sus manos? ¿Qué tipo de garantía tengo?
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Eclipse Solar [Chrollo Lucilfer HxH]
Fanfic¿Como se atrevía esa simple chica a retarlo y regañarlo tan descaradamente? El podía reírse de quien quisiera y más aun si ella había cometido un error tan tonto, el único motivo por el cual seguía con vida era porque quería ver su expresión cuando...