13 | The Moon Is Beautiful

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N/a: desde ya, perdón.





El restaurante era sencillo, de esos a los que iban cuando ninguno de los dos tenía ganas de cocinar.

Habían ordenado un plato de chuletas de cerdo que compartieron entre los dos.

Jungkook tenía su barbilla sobre la palma abierta de su mano y el codo apoyado en la mesa, mientras observaba cómo Taehyung se chupaba los dedos, uno por uno, limpiando los restos de salsa de soja de ellos.

"Tae" se rió. "Por favor usa la servilleta"

El peliazul le hizo caso y tomó el trozo de tela para limpiarse las manos y la comisura de los labios.

A pesar de ser un desastre, Jungkook no podía estar más enamorado de él.

Lo amaba, lo amaba con todo su ser. Si le dieran la oportunidad de nacer de nuevo rogaría poder hacerlo en la misma época que Taehyung, porque simplemente el imaginarse tener una vida sin él se le hacía prácticamente imposible.

"Eres un asqueroso" le dijo con las cejas fruncidas, pretendiendo dar un aura de desagrado.

"Pero me amas" le respondió el mayor con tono juguetón.

Jungkook suspiró.

"Sí, mucho"

Y por la forma en que lo dijo lo sintió como la cosa más genuina que pudo haber dicho en su vida.

A Taehyung se le tornaron las mejillas de una tonalidad coral, porque no se lo esperaba. Creía que el pelinegro le seguiría el juego diciéndole que deje de ser molesto o cosas por el estilo, como siempre hacía.

Pero ese día Jungkook había estado tan cariñoso con él y eso lo hizo sentirse tan mal.

El vago recuerdo de Bogum tomando su rostro, besándolo y luego la inesperada confesión de amor de parte de su amigo le retumbaba la cabeza cada dos por tres, la culpabilidad acrecentándose en su pecho.

Nunca había siquiera besado a alguien que no sea su novio, y los juegos de la botella que jugaban con Namjoon, Hoseok, Yoongi y Jimin; no contaban.

El haber dejado que un hombre lo besara en su auto cuando su pequeño novio lo estaba esperando en el departamento, ya vestido y maquillado, para salir a celebrar sus ocho años de aniversario era... desastroso.

Y lo peor de todo es que Taehyung sabía acerca de los sentimientos de su amigo.

No era idiota, había notado como Bogum lo miraba, como siempre compraba cajas de té para el inventario porque sabía que a él no le gustaba el café, que siempre le regalaba bolsitas de dumplings o caramelos sin razón aparente, y que todos los días lo escuchaba parlotear sobre Jungkook sin quejarse. Él quiso devolverle el cariño con pequeños gestos como hacer su café en la mañana o alcanzarlo hasta la estación de tren en las noches de trabajo extra, y siempre fue consciente de que algo como lo de hoy podría pasar.

Pero lo único que logró fue seguir alimentando sus pobres ilusiones y dejarlo ser un espíritu andante alrededor suyo.

Ahora se sentía un novio y un amigo terrible.

Sin embargo, en la lista de prioridades de Taehyung, Jungkook siempre estaba primero. Bogum podría ser su amigo más cercano en el trabajo y un excelente compañero de papeleo, pero su novio era la persona que más amaba en el mundo y nada podía contra eso. La balanza estaba claramente desequilibrada y él ya había tomado su decisión hacía rato.

El problema era decírselo a Jungkook. Aunque... ¿Necesariamente tenía que saberlo?

Entre ellos no había secretos, por lo menos no de su parte, pero quizás omitir lo que pasó entre su amigo y él sería lo mejor, ¿no?

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